Author: gabtorar
•12:07
Nehemías 1:11: “Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey”.

En el común de las personas existe una presión por el éxito. Vivimos en una sociedad exitista en que todo se mide en términos del éxito que tengamos en lo que hacemos.

Pero ¿Cómo definimos “éxito”?

El concepto varía entre una persona y otra.

Normalmente va asociado a la consecución de metas o ciertos objetivos propuestos con anticipación.

Muchas personas tienen sus propios parámetros con los que miden a aquellos a quienes consideran exitosos.

¿Cuáles son esos parámetros?

Bien, para la persona promedio el éxito se mide por tener una buena casa. Vivir en un buen barrio. Tener un buen trabajo. Contar un salario alto. Tener a los hijos en algún buen colegio pagado. Contar con la última tecnología a disposición. Tener un auto del año… normalmente el éxito es medido con la vara del poder adquisitivo que las personas poseen.

Hay que decir que las cosas anteriormente mencionadas no son malas EN SI MISMAS pero se vuelve un problema cuando EL ÉXITO se MIDE en función de estas cosas.

No es raro encontrarse con personas que NO hablarán contigo de su progreso personal o espiritual (no tienen mucho que decir al respecto) ni de lo bien que van sus relaciones familiares, SINO de los logros materiales que han conseguido.

Esa mentalidad es absolutamente terrenal. Pero con qué fuerza ha entrado en muchos cristianos.

Las personas que han abierto la puerta a tales ideas están siendo extraviadas de la más gravitante verdad con la que uno debería medir el éxito:

“Uno es exitoso en la medida en que deja a Dios hacer SU voluntad EN y A TRAVÉS de su vida”.

NO es juicioso, entonces, medir el éxito por los logros materiales, o por logros cuantitativos, o por avanzar rápido en la vida. El verdadero éxito SÓLO se puede medir por haber hecho lo que sabíamos ERA la voluntad de Dios.

Y es una medida personal.

Las personas tienden a medir su éxito en relación con otr0s, pero la verdad es que uno sólo puede ser exitoso en relación con uno mismo.

Esto porque Dios no es injusto. Él no nos va a medir por otros. Él nos va a medir de acuerdo a nuestras capacidades, no a las de los demás.

Dios no nos va a pedir cuentas por lo que NO nos dio, sino por aquello que puso en nuestras manos.

A veces nos detenemos de avanzar hacia lo que Dios planeó porque estamos esperando tener el equipamiento que tiene “otro”.

Eso está tan fuera de lugar como QUERER OBTENER los resultados de otros.

Dios ha dado A CADA uno lo suyo. Es POR ELLO que Dios nos hace responsables por lo que NOS HA DADO.

Creo que los ejemplos son buenos para aclarar los puntos que uno intenta presentar.

Por ejemplo, usando una pala, no podrás cavar el mismo hoyo que un hombre cava con una retroexcavadora.

Y aunque Dios creó ambas cosas y ambas personas, Él dio a cada uno la sensibilidad para trabajar con cada herramienta.

Ambos, hombres y herramientas, cumplen un propósito único en Dios.

Dios requiere de gente que cave hoyos de precisión y poco profundos y asimismo necesita que otros caven fosas de varios metros de profundidad.

El hombre de la retro será tan útil como el de la pala. Aunque obviamente será más notorio que el otro.

Es0 no niega que ambos son significativamente importantes EN EL PROPÓSITO DE DIOS.

El asunto de fondo y que a la postre medirá el verdadero éxito es si cada uno será fiel en aquello que Dios le haya encargado.

Yo pastoreo una pequeña congregación y no necesito tener una iglesia multitudinaria pero si Dios desea ponerme frente a una, no tengo porqué evitarlo.

Seré tan útil, en uno como en otro sitio, en la medida en que sea fiel a Él y a lo que Él ordenó.

Esto nos debe llevar a pensar: ¿Estamos contentos con lo que tenemos del Señor? ¿O lo consideramos insuficiente?

El éxito en Dios se mide por la fidelidad con que nos manejamos en las pequeñas cosas. Eso fundamental.

Nehemías fue fiel como copero del rey Artajerjes.

Recibió una visión del Dios y pidió ayuda del Señor para poder llevarla a cabo.

¡¡Él pidió tener éxito en los términos correctos!!

Fue fiel como líder y administrador en el pueblo de Dios.

El propósito de Dios se cumplió en manos de Nehemías, por lo que lo podemos considerar un hombre muy exitoso.

Quizás tú deseabas una planta o flor y Dios te dio un arbolito.

Se fiel con el arbolito que Dios te entregó. Abónalo, cuídalo, riégalo. Y aunque tal vez nunca llegues a tener la planta que deseabas, si eres fiel con ese arbolito, serás una persona muy exitosa.
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