Author: gabtorar
•10:13
Juan 10:10: “El ladrón no viene sino para HURTAR y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

Uno de los principales problemas de nuestras sociedades es la relacionada con la falta de seguridad social.

Muchos viven en constante angustia a causa de la proliferación de la maldad social en las urbes.

Incluso los sectores que solían caracterizarse por ser más tranquilos no se escapan de los hurtos.

Para entender mejor la idea, es conveniente definir la palabra.

Hurtar es “tomar o retener bienes ajenos contra la voluntad de su dueño, pero sin hacer uso de la violencia”

Los hurtos son pan de cada día en ciudades como Santiago de Chile.

La falta de medidas verdaderamente ejemplares contra los delincuentes sólo les proporcionan a estos una plataforma más amplia para cometer sus fechorías.

El descontento social, tiene en este sentido, razones más que justificadas. Y si alguna vez las sociedades han de ser justas, no será en nuestros días. Porque mientras el temor de Dios y Su palabra no sean centrales, no habrá justicia verdadera.

Pero hay algo que deseo establecer con fuerzas en esta reflexión y es que el ladrón solo puede hurtar cuando le damos la oportunidad.

En otras palabras: “sólo nos roba lo que le permitimos robar”. Solo nos roba aquello que descuidamos.

El hurto como ya definí es el acto de tomar bienes ajenos sin usar violencia.

Los delitos más comunes son de este tipo, en que el delincuente busca a algún transeúnte desprevenido para arrebatarle con rapidez algún objeto de valor.

Como las tecnologías han cambiado, el espectro de objetos que se pueden hurtar ha crecido.

Hace algunos años, esto estaba estrictamente limitado al hurto de maletines, portafolios, carteras y joyas que las personas llevaban puestas. Pero hoy en día, hay otros elementos codiciables. Me refiero a computadores portátiles, celulares, mp3s y otros similares.

Los métodos también han cambiado y se emplean con astucia artimañas para engañar a las víctimas.

¡¡Es que el ingenio da para mucho!!

Lo que no cambia es el patrón que posibilita estos delitos, y este es el descuido.

La idea es simplemente que el ladrón robará “lo que uno le permita robar”.

El ladrón aprovechará “nuestro descuido” para tomar aquello que nos pertenece.

¿Con cuántas cosas importantes de la vida somos descuidados?

Descuidamos nuestras relaciones. Somos descuidados en la administración de los recursos, somos descuidados con nuestra vida espiritual.

¿Qué hará el ladrón con esos descuidos? Lógicamente aprovechará las oportunidades que le brindemos para tomar lo que pueda tomar.

Muchos padres sufren por sus hijos, si bien, fueron han sido descuidados con ellos. No han cultivado una relación. Se han limitado a ser buenos proveedores solamente.

Otros lamentan la ruptura de su relación amorosa, pero descuidaron al otro. No le dieron tiempo, ni cuidado y de repente, un día se encontraron sin el otro.

Lo mismo pasa con lo espiritual.

Cuando dejamos de lado la comunión Dios, cuando dejamos de considerar la palabra de Dios y sus principios, el resultado esperable es que “perdamos algo” en términos espirituales.

Francamente no podemos esperar tener una comunicación fluida con alguien con quien no nos relacionamos más que esporádicamente.

Por ello considero oportuna esta reflexión: el ladrón hurtará lo que tengamos descuidado.

Y estoy seguro de que tu concordarás conmigo en que hay cosas que no se deben descuidar.

Aunque no esté en la biblia, el popular dicho tiene mucho de cierto: “la ocasión hace al ladrón”.
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