Author: gabtorar
•12:23
Lucas 10:26: Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo LEES?

Que el Señor haga cosas que a uno lo sorprenden, no debe extrañarnos.

Que Él salga de pronto con cosas que uno ni siquiera imaginaba es parte de su peculiar manera de Ser y Hacer.

Pero hace un par de meses Dios me dijo algo que realmente me hizo pensar.

Para que se entienda mejor, yo llevo varios años en lo que definiría como un caminar serio con Cristo.

Mi caminar con seguridad no ha sido perfecto, pero ganas de alcanzar esa perfección que es posible alcanzar en Cristo no me han faltado nunca, desde que transito por este camino.

He deseado con todo el corazón vivir una vida que sea consecuente con la clase de vida que Cristo desea.

He intentado poner por obra cada cosa que Dios me ha enseñado y he reñido conmigo mismo en innumerables ocasiones con tal de hacer morir lo mío para que prevalezca lo de Cristo.

No obstante lo anterior, el Señor me dejó estupefacto cuando me indicó que yo debía aprender a leer su palabra.

¡¡Imagínate!! ¿Qué me estaba tratando de decir el Señor?

He aprendido que Dios es muy práctico (aunque nosotros lo hacemos muy complicado) y simplemente Él me estaba diciendo lo que yo acababa de decir oír. Que debía APRENDER A LEER SU PALABRA.

Tal vez Dios tenga problemas con otras personas porque NO LEEN SU PALABRA, pero ese no era mi problema.

Mi problema es que yo LEIA PERO NO COMO DEBIA.

EL Señor me hizo ver que muchas de las respuestas que uno busca han estado ahí DELANTE de uno, EN LA PALABRA DE DIOS.

Aunque no todo lo que pasa es culpa del diablo, es preciso reconocer que su trabajo se centra fundamentalmente en tratar de nublarnos el entendimiento para que no veamos lo que Dos nos está tratando de mostrar.

Las personas que tienen problemas a la vista entienden muy bien lo que digo. Cuando la visión se nubla, uno se vuelve incapaz de leer los anuncios, por ejemplo, o los nombres o números de los microbuses.

El trabajo del diablo es producir esta especie “de nubosidad” en nuestra visión.

En lo práctico, uno muchas veces lee lo que dice la biblia pero entiende otra cosa, algo distinto de lo que esta dice, y eso lo vuelve de tan poco valor, que es casi igual que si uno no lo hubiera leído.

Quiero citar un ejemplo que creo será bien representativo de lo que acabo de mencionar.

Cuando uno lee en Romanos 8:37: “Antes, en todas estas cosas SOMOS más que vencedores por medio de Aquel que nos amó”. ¿Qué entiende?

El promedio de las personas pondrá el énfasis en aquello que es correcto y medular: “somos más que vencedores”.

Pero no llegarán a entender esto del modo debido, porque después de leerlo mirarán sus circunstancias y dirán: “bueno, eso tal vez sea cierto para otro, pero no para mí”.

Lo siguiente es que esperará que su realidad (las condiciones de su vida) cambie para SENTIRSE más que vencedor.

Sin embargo, la palabra de Dios ya nos había dejado claro que nuestra victoria “ES” (en tiempo presente) en las actuales circunstancias.

La mala interpretación de este verso nos llevará a perdernos lo más importante de esta aseveración: “que Dios YA nos dio victoria”.

No hará que perdamos la perspectiva de que esa victoria no está sujeta a lo que vemos o vivimos sino a lo que Cristo ha hecho y establecido para nosotros.

Las personas no entenderán que Su victoria no está por venir, sino que YA HA LLEGADO y esto será equivalente a tener ¡¡gente victoriosa viviendo como perdedores!!

¡¡Los ejemplos a señalar son tantos!! Y esto atraviesa y condiciona la manera en que podemos ver, entender y relacionarnos con Dios.

El enemigo saca mucha ventaja cuando, usando sus mentiras, logra convencernos de no creer a las verdades de Dios.

Así, estimados lectores, debo decir que leer es una cosa importante, pero entender lo que leemos, lo es mucho más.
|
This entry was posted on 12:23 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.