Author: gabtorar
•11:42
Juan 15:18 “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros”.

Mientras me dirigía a hacer algunas diligencias, conducía el auto y escuchaba un programa radial de noticias.

En eso me encuentro con una entrevista a un hombre católico famoso en Chile. Se trata de un hombre que ha logrado bastante popularidad a causa de la labor social que realiza.

Desde luego esa gran popularidad más que por el trabajo que DE HECHO realiza, ha sido potenciada a través de la cobertura que le dan los medios de comunicación, especialmente la televisión.

No creo para nada ser un hombre envidioso, (quienes me conocen sabrán si lo soy o no) y mis palabras pueden sonar así, sin embargo, sólo deseo graficar que el gran trabajo social de la iglesia evangélica simplemente no cuenta con la misma cobertura. La contienda es desigual.

Los evangélicos aparecen en la TV chilena básicamente para ser acusados de fanatismos, para criticar el dinero que recibimos los pastores por concepto de diezmos y para de vez en cuando poner en el tapete algún escándalo sexual protagonizado entre algún pastor y alguna de las personas de la congregación que lidera o el abuso de algún niño.

Esta situación es de hecho tremendamente injusta y aunque es muy lamentable que esto suceda, ese es el mundo real.

El Señor adelantó a los suyos que el mundo los aborrecería

El mundo secular tiene sus favoritos y a estos lo aclama, celebrando cada una de sus acciones.

Del mismo modo es implacable con aquellos que no le resultan tan amigables.

La iglesia evangélica tiene además el cartel de ser la que toca el desagradable tema que ninguno quiere escuchar, esto es la pecaminosidad del hombre, y su condición caída en contraste con la santidad de Dios.

No tengo ningún empacho en reconocer que hay muchos evangélicos que le hacen un grueso favor al diablo.

Que el problema de nuestra humanidad sea el pecado, por supuesto, no nos da derecho a restregar esa realidad en las narices de las personas. Especialmente cuando lo que ellos necesitan es entender que el real valor del evangelio radica en que Cristo vino a ofrecerse como la salida para ese gran problema.

Así, me parece que el incorrecto mensaje que la iglesia evangélica entrega es el problema.

Con esto estoy reconociendo claramente que el problema no es el evangelio, sino la manera en que éste es entregado por algunos de nosotros.

Ahora bien, reconocer que al interior de las iglesias evangélicas no se vive en perfección es lo más correcto y veraz.

Me temo que, desde esa perspectiva, la antipatía que muchos sienten por la iglesia evangélica es comprensible.

Para muchos, los evangélicos somos hipócritas que salimos a las calles a hablarles a otros, de los pecados que nosotros mismos no hemos llegado a solucionar.

Y claro, viendo las cosas de ese modo, “sentir antipatía es razonable”.

Pero no es justo limitar la iglesia evangélica a esto solamente. ¡¡Ella es mucho más!!

Si debemos reconocer que ese es UNO de sus desaciertos, debemos también reconocer sus MUCHOS aciertos.

Pero para ello no existe la misma voluntad.

Lo jocoso del asunto es que en cierto modo aquellas personas que se denominan cristianas y que rechazan a la iglesia evangélica, están desconociendo su propia naturaleza.

Todos los cristianos, lo somos como resultado de haber tenido un encuentro con Cristo ¡¡y Cristo en ninguna otra parte Cristo es mejor revelado que en los evangelios!!

En ninguna otra parte las enseñanzas de Cristo son mejor expuestas que en los evangelios.

De modo que los cristianos SOMOS evangélicos. Y los evangélicos DEBEMOS ceñirnos al evangelio, a la palabra de Dios. (continuaré con esta idea en la segunda parte)

Aquellos que desconocen el trabajo que hacen los evangélicos cometen una gran injusticia, no contra ellos solamente, sino principalmente contra Dios.

Las miles de personas que han cambiado sus vidas, gracias a la interacción, mediación y labor que Cristo hace por medio de la iglesia evangélica son el ejemplo vivo, el fruto de la obra de esta iglesia.

Los medios de comunicación están muy llanos a reconocer cada grande o pequeño aporte que otras religiones hacen en favor de la sociedad, pero no están igualmente dispuestos a ensalzar el tremendo trabajo de Cristo a través de la iglesia evangélica.

Si los evangélicos como grupo religioso y si los pastores como ministros de Cristo gozáramos de la difusión (además de otros privilegios) que otras religiones disponen, ¡¡otro gallo cantaría!!

Desde los medios masivos, siempre el tono hacia la iglesia evangélica es denigrante y peyorativo.

La visión y por tanto, PERCEPCIÓN que existe en la sociedad de lo que ES y HACE la iglesia evangélica sería muy diferente si se le brindaran a esta, las posibilidades que a otras se les conceden.

Jesús NO DIJO que criticar fuera un problema. Pero hay quienes no lo entienden así.

Lo que el Señor SI DIJO fue que “para ver la paja del ojo ajeno yo debía tener suficiente visión en mi ojo como para PRIMERO ver mi viga”.

Las personas que ven la paja en el ojo de la iglesia evangélica, caen en el mismo error que critican de esta. Y eso no permite avanzar a ninguna parte.

Nuestra sociedad necesita un alzamiento espiritual en eso estamos todos de acuerdo. Y la iglesia evangélica aporta significativamente en este aspecto.

Cada vez que un delincuente es rehabilitado. Cada vez que un alcohólico o drogadicto es liberado de estas fuertes cadenas. Cada vez que un hombre aprende cuál es su rol, y cuál es el trato que debería tener con su esposa e hijos. Cada vez que las personas dentro de las iglesias evangélicas aprenden a respetar las autoridades establecidas y a orar por ellas en lugar de apedrearlas, en fin… Cada vez que esto sucede la sociedad mejora y es una gran injusticia, que para ello la iglesia evangélica no tenga derecho a tribuna.

Sobre lo que decía ese popular hombre, hablaré mañana… si Dios quiere.
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