Author: gabtorar
•12:19
Lucas 22:43. “Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle”.

La palabra del Señor enseña que Jesús vivió un tiempo muy terrible en Getsemaní.

En ese lugar Él vivió profunda agonía, quizá como ningún otro la haya sufrido jamás.

Todos hemos tenido que atravesar por circunstancias tristes y dolorosas.

El dolor es una de esas “paradas inevitables” que tendremos que encarar mientras vivamos en este mundo.

Nos enteramos de personas que sufren cosas espantosas y terribles, tanto que uno se pregunta cómo son capaces de abrirse paso a través de tales experiencias.

Jesús es denominado como “varón experimentado en quebrantos”. Y si hay algo que con toda seguridad tiene la biblia, es que no peca de ser un libro exagerado.

Jesús de verdad tenía experiencia en situaciones dolorosas. Desde el momento mismo en que nació podemos ver que su vida no fue fácil.

Su madre fue a darlo a luz entre animales, dado que no se halló lugar para ellos en ninguna posada.

Sin tener mayores motivos le injuriaban y calumniaban. Ni hablar del castigo horrendo que padeció antes y estando en la cruz.

Que Cristo sufrió y fue experimentado en dolores es un hecho innegable.

Pero no debemos quedarnos en esto solamente.

Si la vida depara dolores y Cristo fue un varón de dolores debe haber más de algo que aprender de la forma en que Cristo fue capaz de hacerle frente a sus padecimientos.

En este aspecto el relató del Getsemaní es muy útil porque en el encontramos a un Jesús que está usando la oración como medio para hablar con el Padre y transmitirle si existe la posibilidad de que pase de Él la copa que tenía delante.

¿Qué clase de copa era esa? Una de aflicciones, indudablemente. Una en que tendría que soportar el menosprecio y la traición, la deslealtad, el abandono, y los dolores físicos más intensos que se puedan llegar a tener.

Pero he dicho que podemos aprender de Cristo y del modo en que enfrentó y triunfó sobre sus dolores.

La biblia describe su episodio en ese huerto como un tiempo de agonía. ¿Qué hacemos cuando estamos viviendo tiempos difíciles?

Muy a menudo nos entregamos a nuestra tristeza. Damos lugar al desaliento, al desánimo, bajamos los brazos, y en ocasiones HASTA soltamos la fe.

De ahí en adelante nuestro tiempo se vuelve más difícil de lo que debería ser, porque nos ensimismamos, y cerramos la puerta con llave DESDE ADENTRO para sumergirnos en nuestro dolor.

¿Será lo más correcto? Parece que no. Al menos, esto no es lo que hizo Jesús.

Dice que mientras más intensa era su agonía Él se aferraba más fuertemente al Padre

Jesús entendía bien que si la victoria sobre esa adversidad vendría de alguna parte, no vendría de sumergirse en su miedo o tristeza, sino en dejar la puerta abierta para la intervención divina…¡¡y así le ocurrió!!

A lo adverso de Sus circunstancias Él respondía con fe en Dios. ¿Hacemos lo mismo nosotros? Deberíamos puesto que funciona.

Del Padre, en respuesta, vino un ángel a fortalecerle.

Así que frente a la pregunta ¿y después de haber clamado, qué?

No te sorprenda que Dios pueda enviar un ángel a fortalecerte.

No necesariamente a sacarte del proceso, sino a darte fuerzas para atravesar el proceso.

Hay que decir entonces, que después de haber elevado un clamor reverente al Señor, siempre algo bueno de parte Suya está por ocurrir.
|
This entry was posted on 12:19 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.