Author: gabtorar
•12:20
Colosenses 1:14: “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”.

Todas las personas deseamos desde lo más profundo ser libres.
La libertad es un ideal pero derecho constitucional reconocido en muchos países del mundo.

Muchos levantamientos sociales han surgido debido al deseo de emancipación y libertad de algunos pueblos y culturas que vivían subyugadas.

Es que la libertad es un bien que ha sido codiciado por muchos a lo largo de la historia.

Muchas personas perdieron la vida intentando soltarse de la esclavitud en la que vivían.

Han existido naciones completas de personas cuya única razón de ser era la de servir como esclavos. Nacieron siendo esclavos vivieron como esclavos y murieron en la misma condición de esclavitud.

En la medida en que los siglos han transcurrido las legislaciones sociales sobre el tema fueron permitiendo que la esclavitud llegara a ser abolida en la mayoría de las naciones del mundo.

Muy pocos hoy tienen el estatus de esclavos y eso es una maravilla.

Pero no son pocos los que siendo libres viven como esclavos de alguna debilidad humana.

La palabra de Dios enseña que los hombres nos volvemos esclavos de las debilidades que nos dominan.

El propósito detrás de la primera venida de Jesucristo a la tierra fue “redimirnos”.

La palabra redimir no tiene mucho sentido para el común de las persona porque ignoran el gran valor que ella encierra.

Redimir consiste en rescatar al que está cautivo pagando una cantidad por ello.

Es decir, consiste en pagar el precio para que uno que es esclavo, sea libre, y la biblia enseña que Cristo nos redimió por medio de Su sacrificio en la cruz.

En la entrega de su vida, en sus padecimientos antes y durante la cruz, en el derramamiento de su sangre, Cristo estaba pagando el precio para que fuésemos libertados del poder del pecado, del poder que el diablo ejercía sobre nosotros a causa de la debilidad de nuestra carne, de la debilidad de nuestra humanidad.

A través de la historia, muchos han muerto luchando por la libertad propia y la del pueblo al que aman. Jesucristo murió para pagar el precio por la libertad de quienes le odiaban.

Y tal vez lo que más llame la atención sea que las personas generalmente no están conscientes de la realidad y poder de la redención.

Muchos viven esclavos, ya no de algún señor o amo que les subyuga y denigra, sino de algún vicio que les subyuga y denigra.

Hay millones que son esclavos del tabaco, del alcohol, de las drogas, de la pornografía, de la obscenidad, de la violencia.

Esclavos cotidianos de alguna clase de atadura del pasado, de algún trauma, de alguna mala experiencia que les impide proyectarse y que les impide disfrutar sana y agradecidamente de lo que Dios les da HOY.

Son millones los que están clavos de rencores, amarguras y miedos.

Para todo ellos la realidad, factibilidad y poder de la redención no tienen mucho valor porque la desconocen.

Imagina por un momento que tú tienes grandes deudas económicas (muchos no necesitarán imaginarlo, ¡¡las tienen!!) y que te desespera no saber cómo cancelarlas. Pero de pronto te enteras que hay a tu disposición una suma considerable de dinero, dispuesta para que la uses justamente en la cancelación de tus deudas.

¿No te parecería una maravillosa noticia?

¡¡Eso es exactamente lo que Jesús hizo en la cruz con respecto a nuestra esclavitud al pecado y la maldad!!

Él dispuso su vida como pago para que seamos libres de cualquiera cosa que nos ate en esta vida.

PODEMOS vivir como esclavos si queremos pero desde que Cristo derramó su sangre ya NO TENEMOS que hacerlo.

En verdad las ataduras son un problema… pero UNO RESUELTO para todos los que hemos entendido que, en Su sacrificio, Cristo nos redimió toral, absoluta y definitivamente de cualquier atadura de la mente, del corazón, del cuerpo, del mundo y del diablo.
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