Author: gabtorar
•11:30
Lucas 15:14: “Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle”.

Las crisis en verdad pueden llegar a producir en nosotros un maravilloso fruto.

Es en los momentos de crisis donde sale lo que verdaderamente hay dentro de nosotros.

Uno no necesita paz cuando todo está en paz.

Uno no necesita fe cuando todo funciona de acuerdo lo planificado.

Es precisamente cuando todo escapa de nuestro control cuando estas cosas son necesarias.

He dicho antes que las crisis ayudan porque ellas nos hacen detenernos.

Los accidentes del camino nos obligan a detenernos, nos guste o no, tenemos que hacer ese alto, no por voluntad propia sino por imposición externa, porque las circunstancias lo demandan así.

Lo interesante detrás de esto, es que uno a veces no aprende la lección de todas maneras.

Hay personas que tropiezan una y otra vez con la misma piedra.

Cíclicamente se ven envueltos en los mismos problemas. Uno debería preguntarse cómo es posible que esto suceda.

Las cosas no pasan porque sí, eso es claro.

Entonces debe haber algo que, de tiempo en tiempo, produce tales consecuencias, nos lleva a estar una y otra vez en el mismo sitio, y a enfrentar los mismos problemas.

Esas son las cosas que Dios desea arrancar de raíz.

La razón por la que nos vemos envueltos en los mismos problemas es porque no hemos tratado con el fondo del asunto, con su raíz.

Podemos cortar superficialmente, pero la raíz sigue ahí, volverá a crecer mientras no haya una operación radical.

¿Por qué nos vemos envueltos en deudas, por ejemplo?

Porque no hemos tratado con el problema de fondo que es gastar más de lo que tenemos. El problema de fondo es la mala administración.

Yo puedo culpar mi mala realidad económica. Pero si esa persona tiene problemas de deudas aun cuando la situación financiera mejora, es porque no sabe administrar.

Esa es la verdad, es el problema de raíz, y eso es lo que la crisis quiere reparar.

En Chile el nivel de endeudamiento es bastante alto.

Nos endeudamos porque no tomamos decisiones correctas de como ocupar los recursos con los que contamos.

Más allá de si son muchos o pocos. No saber administrar nos traerá problemas financieros y de la mano con ello, aflicciones.

¡¡Sí es cosa de ver que siempre estamos planificando en base a recursos con los que no contamos!!

¿Será extraño que uno se vea afligido económicamente si vive así? ¡No!

Si ese es mi estilo de vida, entonces, me veré permanentemente enfrentado a una vida de aflicción financiera.

El peso de las deudas no me permitirá descansar. Se verán afectados mi estado de ánimo, mis relaciones, ¡¡TODO!!

Una Divina intervención podrá sacarme de mi problema actual, pero mientras no haya un cambio en mi interior, un despertar a la necesidad de aprender a ser un buen administrador con lo que sea que tenga a la mano, volver a estar en aprietos, será una cuestión de tiempo.

El hijo pródigo en medio de la crisis logró valorar lo que antes no podía.

Para él, tener alimento era visto, prácticamente como un derecho.

Estando lejos de la casa del padre, en una provincia donde el hambre azotaba, tener alimento vino a tener la perspectiva correcta. ¡¡Qué gran privilegio representa¡¡

Nosotros no valoramos lo que tenemos porque lo vemos como un derecho.

Muchas de esas cosas son en verdad privilegios. No valoramos la vida, la salud, la comida, el esparcimiento, la libertad de culto, porque para nosotros son derechos.

La constitución de la República podrá decir que todos tenemos derecho a ciertas cosas, pero el otorgarlas, va más allá de sus facultades.

Que las crisis nos lleven a la raíz de nuestros problemas es un regalo divino, especialmente cuando la docilidad para entender y recibir la voluntad divida no es nuestra principal virtud.
|
This entry was posted on 11:30 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.