Author: gabtorar
•11:34
Hechos 8:30 “Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?”

La afirmación anterior puede ser molesta para alguno, pero no es mal que la verdad.

Indudablemente no soy la persona con más experiencia en Dios, pero tampoco el neófito más grande.

Llevo buscando al Señor bastante más de una década y hasta hace muy poco, Dios me ha hecho ver algo que yo todavía no veía: “llevo mucho tiempo leyendo la biblia, pero eso no es sinónimo de entenderla”.

El Señor me ha hecho ver que muchas de sus verdades han pasado delante de mis ojos (cuando leo Su Santo Libro) y yo ni siquiera lo he notado.

He oído de métodos que permiten leer toda la biblia en un año, pero ninguno que te permita ENTENDER profundamente al menos uno de los libros de la biblia, ni siquiera a lo largo de toda una vida.

He descubierto que uno de los factores que obstruyen el entendimiento de la palabra de Dios es nuestra mala lectura.

Para muchos esto es una terrible realidad: ¡¡Leemos muy mal!!

Y a veces esa es la razón por la que no entendemos lo que leemos.

Leer mal implica varias cosas. No hablo de la imposibilidad de juntar letras solamente, eso es en verdad trágico, sino de leer no respetando las pausas, o ignorando los contextos.

Creo que muchas veces hemos pecado haciendo decir a la biblia cosas que ella no quiere decir.

De ahí, no es muy difícil terminar frustrados por no poder entender la palabra de Dios.

Una de las cosas que más poderosamente ha capturado mi atención en este tiempo, es que no pocas veces, el Señor nos insta a usar lo que tenemos: “el que tiene oídos, oiga”, “esto es para la mente que tiene entendimiento”, o “aquí hay sabiduría”, y así otros más.

Dios dejó su palabra con la intención que entendamos. Puedes tener la seguridad que el Señor no está jugando a las adivinanzas.

Él desea que seamos llenos de Su conocimiento, Él desea que crezcamos en el conocimiento del Señor Jesucristo.

Él Padre desea que comprobemos su buena voluntad y esto no vendrá solo, la lectura juega un rol vital en este aspecto.

Está claro que leemos sin la adecuada aplicación.

Y ni mencionar que el paradigma que predomina en nosotros al leer la palabra de Dios es tremendamente determinante en el entendimiento que podamos tener de ella.

La palabra fue dada en oriente y esto, a nosotros, los pueblos de occidente, nos ocasiona serios problemas para entender ciertas cosas que son absolutamente ajenas a nuestra cultura, y realidad occidental.

Confundimos y mal interpretamos cosas, porque las vemos desde esta perspectiva occidental.

Es una gran verdad que para nosotros el mundo llega hasta Europa y ¿quién puede negar que la revelación bíblica vino desde más allá de ese continente?

Asimismo ¿quién podría negar que para entender cabalmente la palabra de Dios necesitamos estar al menos, ligeramente familiarizados con lo que pasa más allá de Europa?

Especialmente en lo concerniente a los sucesos finales y particularmente en lo referente a la intervención de Dios en favor de Su pueblo Israel ¿no está todo ello ligado al Medio Oriente?

Por nuestra mala lectura hemos equivocado nuestras interpretaciones y estamos dejando de lado a los principales actores, aquellos de los cuales la palabra de Dios habla con muchísima claridad.

Hoy más que nunca los libros de los profetas han cobrado un mayor sentido para mi vida.

Porque hoy, después de muchos años estoy entendiendo que necesito aprender a leer la biblia.

Que para entenderla, además de haber nacido de nuevo, es imprescindible leerla con los ojos correctos.

La voluntad de Dios desde el Génesis ha sido revelarse a nosotros su creaturas y la biblia, es la más sólida evidencia de ello.
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