Author: gabtorar
•10:35
Romanos 14:1 "Recibid al débil en al fe, pero no para contender sobre opiniones"

Una de las cosas bellas de la palabra de Dios es que no deja ningún tema de lado. En ella encontramos consejo para todos los ámbitos del quehacer humano.

Últimamente he estado compartiendo sobre los capítulos 14 y 15 de Romanos, y de ahí extraigo el siguiente verso: “recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones”

Me parece interesante que el Señor mismo nos manifieste en Su palabra que hay personas débiles en la fe.

La fe es tema complejo. Se dicen tantas cosas sobre el asunto. Se han creado doctrinas al respecto y algunas… mejor ni hablar. Pero en este caso quisiera recoger esta verdad: “hay personas débiles en la fe”

¿Cómo reconocerlas? Bueno, el versículo 2 nos da una clara señal: son personas que tienen un concepto limitado de Dios.
Dicho de otro modo son personas que limitan a Dos a sus conceptos básicos.

Cada uno se relaciona con Dios, básicamente de acuerdo al concepto que tiene de Él.

Este concepto nos limita en cuanto a lo que Dios o uno mismo puede (o debe) hacer.

Por ejemplo, hay creyentes que no creen que ciertos dones espiritules trengn vigencia en este tiempo. Las rzones para creer asi son tantas como las que otros tienen para creer lo contrario. Pero debe haber un punto medio en este tema y ese punto medio estpandado en es l versículo 1: “recibe al débil en la fe”

Si alguno es “fuerte”, no debe ocupar esa fuerza (solidez, madurez espiritual) para contender con el “débil”.

Mas bien su amplio criterio debería ponerle enun siutio de mayor comprensión y empatía para con el débil.

Lamentablemente lo que suele suceder es lo contrario. Si alguno se siente fuerte, trata de usar esa fuerza para presiuonar al dpebil, lo instiga a creer en bolo mismo o de la misma manera que él o ella cree. Pero al hacer esto olvidamos que lo que somos en el señor es una conscuenide unproceso en elcual dios ha tenido que tratar con aspectos personales. Muchas veces teniendo que usar circusntancia para quebrar moldes de estructuras que estaban solidamente enraizadas en nestra mente y corazón.

Frecuentemente olvidamos eso, y nos lanzamos a tratar de convertir a otros a lo que nosotros creemos, lo digo así, porque muchas veces ni siquiera nuestro empeño es a que la gente crea a Jesucristo sino que superponemos nuestras organizaciones y credos personales por sobre la fe en Jesucristo.

Debemos ser celosos de las cosas de Dios, pero ese celo nunca debe cegarnos a la realidad que nosotros hemos recibido una gran revelación a la cual debemos atender: ¡¡Jesucristo es la verdad!!. No lo soy yo, ni mi organización, por muy buena que esta sea.

Concretamente, Dios nos llama a recibir al débil en la fe, a acoger a esa persona y a no contender con esa persona solamente por no creer que las cosas sean como yo las pienso.

He conocido muchas personas que lejos de contribuir a la obra de Dios son causa de tropiezo a esta, porque ponen la vista en las coas de los hombres y no en las cosas de Dios.

He oído (y aun sido parte de) descalificaciones, solamente porque en tal o cual lugar, se ha adoctrinado a las persona que la única manera aceptable de fe es la que ellos enseñan. ¡¡Nada más alejado de la realidad, eso es lo que convierte a una congregación en una secta!!

Dios respeta los tiempos. El mismo dijo que todo tiene su tiempo debajo del cielo y nosotros haremos muy bien respetando lo que Él mismo respeta.

Si en verdad nuestra fe es sólida, abrámonos para recibir al débil y no para cambiarlo

Después de todo, el único que verdaderamente puede cambiar a las personas es el Señor. Dejémoslo hacer Su trabajo.
Author: gabtorar
•12:18
Mateo 9:38 "Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies"

Estuvimos revisando lo que debe ser prioritario, y hoy tocaré el último punto.

No digo que no haya otros, ¡por supuesto que los que hay!, pero he intentado referirme a los que son más neurálgicos para la vida cristiana.
Desde luego que toda persona que ama a Dios y que tiene con Él una relación, sentirá la necesidad de servirle.

De modo que el siguiente punto es el servicio al Señor.

Es prioritario porque Dios nos creó para que fuéramos de algún modo, colaboradores suyos en esta tierra.

Dios se relaciona con nosotros y en medio de esas relaciones nos encomienda también tareas para que desarrollemos para Él.

Por eso el ministerito o servicio al Señor es algo tan importante.

Es preciso entender que este fluye como consecuencia de un orden en los puntos anteriores. Dios dice que al que es fiel en lo poco, Él lo pone sobre más.

Si yo soy fiel al Señor en mi relación con Él, con mi cónyuge, con mis hijos, en mi trabajo, y si entiendo el valor de tener un tiempo de esparcimiento con mi familia (lo que también representa un tiempo para mi) entonces Él verá que puede confiarme más.

Un requisito para liderar a la familia de Dios (entiéndase por iglesia) es tener a mi propia familia en orden, o sea, ser un buen líder con los míos primero.

Esta es la razón por la que el servicio al Señor no va en primer lugar, ni al tope de nuestra lista de prioridades, pero si nuestra relación con Él.

Muchas personas comienzan sirviendo al Señor y terminan olvidándose del Señor al sirven. Ese es uno de los peligros de no tener bien puestas las prioridades.

Si tengo un buen desempeño como esposo, como padre, como empleado, entonces puedo llegar a ser un buen ministro para el Señor.

Hay que aprobar en los puntos anteriores antes de que se nos confíe un ministerio porque este es muy absorbente y en la medida que el servicio ministerial se desarrolla, va consumiendo cada vez más tiempo y energías y si no sabemos tratar (administrar bien) las demás áreas, podemos llegar a tener serios problemas, los que se pueden traducir incluso en quiebres en nuestra relación conyugal o familia en general.

Servir a Dios es sin duda un gran privilegio que conlleva una tremenda responsabilidad.

Los alcances del servicio a Dios son eternos, como eternas son también las recompensas y castigos, si uno no entiende bien en qué se está metiendo al tomar parte en la obra de Dios como servidor.

Jesús dijo rogad al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

¿Por qué simplemente no les invitó a candidatearse para servir en la mies?

Porque la obra de Dios se hace por encargo y la buena voluntad no basta. Se requiere cumplir con ciertos requisitos de idoneidad imprescindibles.
Author: gabtorar
•10:39
Marcos 2:27 “También les dijo: el día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo”

Nuestro último tema fue el trabajo y las finanzas. ¡¡Vaya que tema!!
Por supuesto que no es posible alcanzar todas las dimensiones que estos abarcan, pero mi intención ha sido al menos traer a colación la problemática y dejar que el Señor pueda llevarnos a profundizar en ella.

Existe otro tema al que nosotros no atendemos con suficiente cuidado y que por supuesto debe ser una prioridad si queremos mantener un estado de vida y salud aceptables. Me refiero al esparcimiento.

Los seres humanos somos muy susceptibles de estructurarnos, y al cabo de algún tiempo ni siquiera nos damos cuenta que estamos envueltos en ellas.

El trabajo, por ejemplo, tiene ese poder envolvente. Mas allá del hecho de ser una necesidad, es fácil volverse un autómata, es decir, una persona que cumple con sus deberes, sin cuestionarse mayormente sobre lo que hace o por qué lo hace.

¿Cuántas personas se estructuran en una rutina sin fin que está marcada por los deberes, y que no deja tiempo para alguna forma de esparcimiento?

No es posible ser sanamente productivos sin tener el descanso apropiado, y el esparcimiento otorga esta posibilidad.

Jesús tuvo muchos problemas con la gente de su tiempo porque a los ojos de los religiosos, Él transgredía algo santo como el día de reposo.

Pero Jesús jamás hubiera osado transgredir algún mandato del Padre.

Es que el día de reposo es un principio que bien deberíamos aplicar en nuestro tiempo sin volvernos dogmáticos, por supuesto.

Habiendo terminado su obra creadora, dice el Señor que reposó.

Indudablemente no podemos tomar esta afirmación de modo literal porque el Dios Omnipotente ¡¡NO PUEDE CANSARSE!!

Pero Dios nos estaba dando un principio que nos haría mucho bien aplicar.

Las personas trabajamos y trabajamos y la mayor parte de la vida nos la pasamos en eso, cumpliendo con obligaciones, alcanzando metas y olvidamos que el descanso (esparcimiento) es parte fundamental de la vida.
Al haber creado semejante belleza natural, Dios seguramente tenía en mente que pudiéramos disfrutar sanamente de tal bendición.

¡¡Que triste es consumirnos la existencia cumpliendo con tareas y perdernos la hermosa posibilidad de disfrutar tiempos de comunión junto a nuestros seres queridos, momentos de alegría que en muchos casos quedan guardados por el resto de nuestra vida!!

Para esparcirnos no siempre precisamos de muchos recursos, pero si de una voluntad dispuesta.

Esos minutos quedan guardados en la retina y el corazón, y son de mucha ayuda porque fortalecen de gran manera las relaciones familiares.

Un tiempo de juego de pelota con los hijos, un rato en un parque con las hijas, una caminata de la mano con el cónyuge, sin duda traen alegría al corazón y son un tremendo aliciente para enfrentar con una mejor disposición las incesantes responsabilidades que la vida nos demanda.
Author: gabtorar
•12:34
1 Timoteo 6:10 “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores”

(continuación)
En el tiempo de la esclavitud en Egipto, Dios estaba a punto de liberar a Su pueblo para que este le pudiera servir. ¿Qué hizo Faraón? Agravó el yugo por medio del trabajo.

En nuestra época hemos visto como el yugo del trabajo causa estragos en la vida personal y familiar, porque las largas jornadas, los bajos salarios, y las necesidades de recursos demandan que las personas trabajen más tiempo cada vez.

El mismo hecho que una persona deba hacer el trabajo de dos (obviamente un arreglo económico para quien oferta el trabajo) produce lamentables consecuencias de estrés para quien lo realiza.

¿Cuánto tiempo de nuestro día es invertido en el asunto de trabajar? ¡¡La mayoría!!
El trabajo a veces consume de tal manera que deja sin fuerzas para cumplir con otras tareas y obligaciones, que son igualmente necesarias para la vida.

No es raro que “por culpa del trabajo” algunos creyentes se vean impedidos de congregarse. los que deben cumplir con turnos, por ejemplo (otros que no se congregan simplemente lo hacen por una cuestión de falta de interés nada más). Tampoco es raro que por “culpa del trabajo” las personas tengan poco tiempo para compartir con sus seres queridos o para descansar simplemente.

El sistema determina que las cosas sean así, pero nosotros debemos ser cuidadosos en ver hasta determinar hasta donde es sano transar con el sistema.

En la actualidad la tentación es trabajar más y así producir más dinero y tener más para gastar.

Los constantes bombardeos de la propaganda termina por convencernos que nosotros nuetsra casa o nuestros hijos necesitan tal o cual cosa que se ofrece como “descuentos de ocasión” y nos sacan de nuestro real presupuesto.
La mala administración de las finanzas (sean estas muchas o pocas) es responsable de una serie de conflictos maritales.

Las parejas viven momentos de verdadera tensión cuando los recursos no alcanzan a cubrir los gastos y si uno no es ordenado con lo que tiene (no importando cuan abultado sea el salario) nunca alcanzará, porque siempre estaremos sobregirados si gastamos más de lo que ganamos.

Creo firmemente que Dios nos suple de lo necesario. Muchos de los compromisos financieros que adquirimos (y que nos quitan el sueño) no han sido nunca parte del plan de Dios para nosotros, y de ahí que nos asfixian.

Dios tiene mucho que enseñarnos en el área financiera porque desafortunadamente tendemos a pensar que Dios quiere ser Señor de nuestro espíritu solamente.

Por último, la biblia enseña que “raíz de todos los males es el amor al dinero”. No dice que el problema sea el dinero en si, si no el amar el dinero. ¿Tienes tu ese problema?

El dinero tiene un efecto adictivo en algunas personas, al punto que las personas dejan de lado todo lo demás incluyendo las tan preciadas relaciones con tal de conseguir un poco más de dinero.

¿Cuántas personas que conoces se han enamorado de lo que el dinero tiene facultad de adquirir, y por causa de ello, han postergado a sus seres queridos y aun al Señor?

El dinero bien administrado redundará en beneficio para la familia, también en la obra de Dios, pero es preciso recordar que hay algo que el dinero no puede comprar, esto es la salvación del alma preciosa del hombre.

La codicia puede traer muchos males, y traspasar al hombre de dolores y quebrantos.

Seamos agradecidos con la provisión que Dios nos da, no busquemos enriquecernos, dejemos que Dios nos promueva si Su voluntad así lo quiere, y decidamos más bien ser hallados fieles administradores de lo mucho o poco que a Dios le haya placido darnos.

No descuidemos esos otros tesoros que son nuestra relación con Dios y nuestra familia por perseguir ese espejismo que crea el dinero en nuestras vidas.
Author: gabtorar
•12:03
Génesis 2:15 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre y lo puso en el huerto de Edén para que lo labrara y lo guardase

Estos días he estado tratando sobre la relevancia de las relaciones, todo ello en el contexto de qué cosas deberían ser una prioridad para nosotros.

Desde luego cada persona tiene la libertad de ordenar sus prioridades como mejor le parece, pero sinceramente creo que existen pautas que nos pueden ayudar a la hora de priorizar las que de seguirlas nos harán la vida más sencilla.

Ya establecimos que las relaciones son prioritarias dentro del quehacer humano, y aun el orden en que debiéramos priorizar estas mismas, determinará cuan fructíferos podamos llegar a ser en lo que a cumplir con la voluntad se Dios se refiere.

Dios, nuestro cónyuge y nuestros hijos, son las tres principales relaciones en las que deberíamos invertir disposición, tiempo y recursos.

Estos 3 elementos los invertimos en tantas otras cosas y personas, pero no siempre con quienes es debido.

Pero la vida hay otros elementos que son prioritarios y hoy quisiera referirme al trabajo y las finanzas.

Estos van de la mano, porque uno es nutrido financieramente, de acuerdo a la remuneración que percibe por concepto del trabajo que realiza.

El trabajo desde luego no es una opción, es una necesidad. Desde el mismo génesis bíblico, el concepto se manifiesta cuando Dios hace a Adán participe de la tarea de labrar el huerto y guardarlo.

De este modo, el trabajo es un elemento que puede ser en extremo gratificante para quien lo realiza o por el contrario puede llegar a convertirse en raíz de muchos males para la salud física y mental.

El trabajo es necesario por cuanto la calidad de vida en términos económicos está directamente relacionada con la provisión que el trabajo genera al grupo familiar.

Tener un buen trabajo por lo general será sinónimo de solvencia financiera y un hogar solvente permite a todo el grupo familiar crecer y desarrollarse de manera “sana”.

Muchos hogares sufren porque no hay trabajo o porque la provisión es escasa. Esto afecta increíblemente las relaciones entre las personas que integran dicho grupo y de ahí que el trabajo debería ser un tema prioritario.

He conocido jefes de hogar que egoístamente piensan en ellos antes que en el grupo familiar al momento de tomar un trabajo, o determinar un curso de acción en este sentido.

Donde no hay trabajo por lo general tampoco hay recursos, ni posibilidades de estudio.

Muchas necesidades quedan insatisfechas y eso nos sitúa en un escenario en que la familia comienza a tener dificultades, tensiones, discordias… en fín, la cosa se pone bien fea cuando no hay trabajo o cuando la provisión que este genera es insuficiente..

La palabra de Dios dice claramente que uno debe proveer para los suyos. Me parece que esta es una demanda bien seria de parte del Señor para el varón cristiano.

Dios es Padre y como tal siempre suple lo que Sus hijos necesitan, de modo que podemos contar con Su respaldo cuando damos al tema del trabajo la prioridad que este debe tener.

Ahora bien, el trabajo debe tener su lugar en la vida, pero no debe ocupar el lugar de otros.

La tentación de volverse un adicto al trabajo por voluntad propia o imposición) siempre está presente, y esto puede ser tan dañino para la familia como el hecho de no tener un empleo. Por ello debemos dejar que el Señor gobierne sobre nuestras prioridades y sobre la manera en que debemos atender a estas.

Debajo debemos “trabajar para vivir”, pero creo que hemos invertido el orden y estamos “viviendo para trabajar”, lo que ha generado muchos dolores y quiebres a las personas y a las familias de nuestra sociedad.

“Todo tiene su tiempo”, dijo el predicador, y ¡¡cómo necesitamos atender a esas sencillas palabras!!
…continuará…
Author: gabtorar
•12:38
Salmos 127:3 “He aquí herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”

Anteriormente señalamos dos importantes relaciones que deberían ser prioritarias en la vida: la primera de ellas, corresponde a nuestra relación con Dios y la segunda en importancia es la que debemos desarrollar con nuestro cónyuge.

Pero hemos dicho que la cosa no acaba ahí. Hay una tercera relación en escala de importancia que por no invertir en ella, estamos pagando un precio muy alto, me refiero a la relación con nuestros hijos

Si hay alguien que nos necesita en esta vida, esos son nuestros hijos.
Nuestro rol y presencia en sus vidas es insustituible.

Ellos no vienen para ser criados por otros, o para pasar sus días en una guardería.

Personalmente soy enemigo del sistema actual de enseñanza (jornada escolar completa, por ejemplo) en que los hijos son los principales perjudicados porque deben ser abandonados en manos extrañas que por muy buen trabajo que hagan NUNCA REEMPLAZARÁN lo que el padre y especialmente la madre pueden y deben hacer por sus hijos.

Se que los tiempos han cambiado pero a Dios no le afectan los tiempos ni las modas. Mucho de lo que los nuevos tiempos han traído solamente ha contribuido a socavar a la familia.

Las relaciones matrimoniales (cada vez más escasas porque el “vivir una vida de pareja sin mayor compromiso” es la moda) que francamente se ponen de acuerdo respecto a lo prioritario que es invertir en la relación con los hijos son muy raras en este tiempo.

Los hijos han venido a ser parte de “las gangas” (tribus urbanas y similares), porque en sus hogares no encuentran un hogar.

La falta de tiempo que los padres tienen para con sus hijos ha sido muy bien aprovechada por el enemigo de nuestras almas. Él si tiene tiempo y vaya como lo aprovecha.

Muchos hijos y padres han llegado a convertirse en verdaderos extraños que viven en el mismo lugar, porque cada vez hay menos tiempo para invertir en relacionarse entre ellos.

Se que muchos padres salen a trabajar PARA sus hijos pero lamentablemente lo hacen A COSTA de sus hijos.

Este “abandono” involuntario ha sentado las bases para que las relaciones entre padres e hijos se rompan y hoy estamos frente al terrible escenario que nos presentó el Señor en Su palabra en que padres e hijos se volverían en contra.

Frente a este complejo panorama en que el diablo, usando todos los medios de comunicación (que son la base de la degradación moral de nuestro tiempo), corrompe con alarmante precisión la mente y corazón de nuestros hijos, nosotros hemos respondido con ausencia.

Amados no me malentiendan, se que la necesidad apremia muchas veces, pero Jesús nos mandó calcular el costo ANTES de hacer, y el costo de trabajar para tener las cosas que nuestros hijos desean nos ha llevado a perder a nuestros hijos en el intento.

Hemos “olvidado” esos principios que nos evitarían problemas antes de tener que solucionarlos.

Los hijos pueden refunfuñar cuano los padres les correhiomnos pero eso es lo que ellos neceistan y que a la postre llegan a valorar.

La gran crítica que oigo a menudo cuando me encuentro con jóvenes es en relación con la falta de voluntad de los padres para relacionarse con ellos.

Los padres no se sienten respetados por sus hijos pero el respeto es algo que no se impone, es lo que tu recibes como consecuencia de tu vivir, de tu actuar, de tu testimonio.

Los hijos: ¡¡vaya que responsabilidad!! Te darán las mayores satisfacciones o los más grandes dolores de cabeza.

Hay que invertir en relacionarnos con ellos, desde que son pequeños, pero cuidado con abandonarles cuando van creciendo porque mientras más grandes son, más luchas tienen, más dificultades se les presentan, y es cuando más precisan de alguien con quien contar.

Si yo como padre (madre) no he sabido ganarme ese lugar, no debería quejarme cuando alguno de esos “amigotes” (que si lo saben escuchar, que como sean; sucios, inmorales, etcétera, “están ahí”) ocupe el lugar que yo debería ocupar.

El diablo es un oportunista que simplemente ve un vacío y lo trata de llenar con su basura.

Se que hay excepciones a la regla, pero no creo que tu discrepes mucho conmigo en el sentido que la relación con los hijos es algo a lo que no siempre damos la importancia que tiene.

¡¡Dios no ayude!!
Author: gabtorar
•11:52
Génesis 2:24 “Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”

Establecimos anteriormente que las relaciones son fundamentales. Que todo está cimentado sobre la base de relacionarnos los unos con los otros.

De ahí que la primera y más importante relación que debemos establecer es con Dios porque él como Creador sabrá encaminarnos por el sendero de la vida, enseñándonos a administrar nuestro tiempo, recursos y afectos de modo apropiado.

Pero la cosa no acaba ahí. La siguiente relación que deberíamos establecer como prioridad es la relación con nuestro cónyuge.

Después que Dios creó al hombre, le dio a él una esposa. La pareja fue idea del Creador, y debo recordarnos que las ideas de Dios SIEMPRE son las mejores.

Fue Dios quien dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo, y de ahí planeó hacer una ayuda idónea para él.

Desde entonces hubo una segunda prioritaria relación por la cual velar: “el matrimonio”.

Desafortunadamente, las parejas no han prestado la debida atención a este orden divino y lo han alterado, experimentando en persona las consecuencias de esta falta

Me ha correspondido ver de cerca la realidad de matrimonios que se fracturan por no respetar estas prioridades.

Mientras que el varón suele cometer el error de refugiarse en el trabajo, la mujer lo hace en su rol de madre.
Los hombres son trabajólicos (hay exccpciones, claro está) casi por naturaleza.

Después de crear al hombre y aun antes de hacerle una ayuda idónea, Dios le encomendó al hombre un trabajo en el huerto. Esto parece estar muy arraigado en la naturaleza masculina y qué destructivo puede llegar a ser para la pareja cuando el varón no tiene la sabiduría necesaria para invertir debidamente en su cónyuge.

Por causa del trabajo muchas esposas son abandonadas o simplemente postergadas, lo que da paso a otros males que llevan a la pareja a acabar en infidelidad y ruptura.

Pero si ese es el mal del varón, el de la mujer va claramente por el lado de la maternidad. No digo que la maternidad sea un mal, me refiero a lo que ocurre en la mujer cuando se mete en su rol de madre: ¡¡Muchas veces se olvida que hay un esposo!!

Cierto esposo dijo: “mi matrimonio era perfecto hasta que nació nuestro hijo(a). En ese minuto mi esposa se olvidó de mi”

Es que la maternidad es tan fuerte en la mujer como el sentido de provisión en el varón.

Si bien el trabajo y la maternidad son dos bendiciones de Dios, debemos cuidarnos de no postergar esa segunda relación prioritaria, que es la relación con el cónyuge.

Invertir tiempo, recursos y mucha disposición permitirá que como matrimonios desarrollemos relaciones sólidas, firmes que garanticen a la familia completa un ambiente apropiado para el crecimiento y desarrollo.

Tanto el trabajo como los hijos nos dejarán algún día de acuerdo al plan divino, y al final del camino habrá dos siluetas meciéndose, y estas deberían ser de nosotros y nuestro cónyuge, pero para eso se debe invertir.

¿Lo estamos haciendo? Porque esa sí es una verdadera prioridad!!!
Author: gabtorar
•4:51
Lucas 10:27 “Aquel respondiendo dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo”

Hablamos de lo rápida y agitada que es la vida en este siglo y cómo nos subimos al carril de alta velocidad para no quedarnos rezagados del resto de la sociedad en el cumplimiento de las responsabilidades diarias.

En una vida así, en la que hay mucho por hacer y en la que a muchos les llega a faltar tiempo y fuerzas para hacerlo, necesitamos priorizar.

Priorizar es determinar anticipadamente a qué daremos precedencia o colocaremos al tope de nuestra lista.

Personalmente creo que existen 6 grandes puntos prioritarios para la vida. Intentaré referirme a ellos de manera parcelada esperando otorgar alguna dirección para quienes no tengan claridad sobre cómo o qué priorizar.

Las tres primeras se refieren solamente a relaciones. Las relaciones so fundamentales.

Para tener buenas relaciones es preciso invertir tiempo, dedicación y por qué no decirlo también algo de dinero.

Lo primero es relacionarse con Dios. De Él procede todo lo que hay. Todo lo que existe por Él fue creado. Él conoce el funcionamiento de todo.

Es sabio ponerlo a Él primero y querer compenetrarse con lo Suyo porque Él es el Principio de todo y también el Fin.

Dios debe ser una prioridad. Los problemas sociales tiene su raíz en la “falta de Dios” en las decisiones que las personas hacemos.

Llegamos a sentir que podemos manejar nuestra vida hasta que está se rompiendo en pedacitos y ¿a quién acudimos entonces? Al Señor.

Acudimos muchas veces a pedir Su milagrosa intervención, Su ayuda o simplemente Su consuelo después que lo hemos arruinado todo.

El enemigo de Dios ha hecho (digámoslo) un buen trabajo en varios aspectos para alejar al hombre de Su Creador: sembrando en el corazón del hombre un mal entendido sentido de independencia; desdibujando el concepto “libertad”; poniendo sobre la figura del Señor un manto de religiosidad que aleja a las personas del buen Creador.

Dios es por sobretodo “vida”. Esa es Su Esencia y propósito para los hombres y aun para Su Creación.

Fue Él quien de Su Esencia creó por medio de Su Divino poder todo lo que vemos. Antes que Él crease, no había nada, todo provino de Él y Su plan sigue siendo vivificar una humanidad que agoniza porque lo ha sacado a ÉL de su lista de prioridades.

Permíteme amado lector, hacerte una sencilla pregunta: ¿Qué lugar ocupa Dios en tus planes y decisiones? Cuando quieres hacer algo, ¿le consultas a Él qué piensa al respecto, o si estará contigo en ese proyecto, o si cuentas con su apoyo?
En definitiva, ¿le preguntas si lo que vas a hacer está en Su Voluntad para ti?


El enemigo de Dios intentará hacer que esto parece algo fuera de foco. Probablemente en este minuto el diablo podría venir con el pensamiento: ¡¡pero si tú eres libre de hacer lo que quieras!! ¿Por qué deberías preguntarle a Dios que hacer?

El siguiente ataque del maligno podría venir más o menos de esta forma: “Lo que pasa es que Dios es malo, porque no te deja hacer lo que quieres. Es un egoísta que quiere mantenerte esclavizado(a)”

Tuyo y yo sabemos (especialmente si tenemos hijos pequeños) que nuestros hijos harían muchas cosas que no les conviene hacer, sino fuera porque nosotros intervenimos para guardarles.

Nuestro accionar no es motivado por el egoísmo, sino por el amor que les tenemos, pero eso es algo que a una edad ellos no son capaces de entender.

¿Les gusta a ellos que les digamos: hijo, no hagas eso? ¡¡Por supuesto que no!! Pero muchas veces es necesario hacerlo por su propio bienestar.

Para cuando los hijos crecen esto cambia, porque ya no les podemos privar, sino más bien orientar, y rogar que ellos no tomen nuestros consejos ligeramente. (demás está decir que muchas veces hemos llorado con ellos porque ellos sintieron que si podían y los hechos demostraron lo contrario).

Tal vez lo anterior te permita sentir un poco más identificado con Dios. Dios es muy malentendido por las personas.

Su idea es que tengamos con Él una relación de amor, de confianza, es decir, que consultemos a Él nuestros planes y decisiones, sabiendo que Él desea lo mejor para nosotros.

Como ves una relación con Dios debería ser prioridad, no porque Él lo necesite, sino porque nosotros lo necesitamos.
Author: gabtorar
•12:05
Deuteronomio 6:5 “y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”

La vida actual es tremendamente agitada, nos consume con sus muchas presiones. Los continuos problemas de estrés no son más que el resultado de vivir corriendo, atendiendo a mil y una cosas que demandan atención inmediata, y que se nos presentan con carácter de urgente.

Mucho se ha dicho del error que significa atender las cosas urgentes postergando las importantes.

Las urgencias se presentan requiriendo diligencia, y resolución inmediatos, haciéndonos postergar cosas importantes que luego nos terminan pasando la cuenta.

El complejo engranaje de la vida del siglo XXI arremete solicitando que hagamos hoy, cosas que se necesitaban para ayer, y así partimos esta carrera loca por tener todo a tiempo.

No es raro, por ejemplo, que una madre esté estresada teniendo que atender tan variada gama de cosas en su propia vida y en la de su familia.

A eso se suman las incomprensibles tareas escolares (tanta cosa que no tendrá ninguna aplicación práctica) que hacen más pesada la carga de los padres (especialmente la de mamá que es quien más frecuentemente se encuentra en casa).

Por ello en una vida como la actual es muy necesario priorizar, y hacerlo correctamente.

Y reconozcámoslo, no es sencillo saber qué debería estar al tope de nuestra lista.

En esas decisiones que debemos tomar y en las cuales no tenemos claridad, la palabra de Dios se convierte en aliada principal.

Dios es el creador de toda vida, eso le da a Él un entendimiento incomparable de cómo funciona la vida humana y hace que Su Opinión tenga real preponderancia.

¿Qué dice Su palabra respecto a qué debería ser prioritario?
En primer lugar lo prioritario para el Señor son las relaciones.

Dios creó al hombre para tener una relación con él. Asimismo aun en la esfera celestial, el Señor se relaciona con sus ángeles y en la vida que ideó para nosotros todo pasa por relacionarse los unos con los otros.

La idea del matrimonio, la familia, y la mismísima iglesia tiene por fundamento las relaciones interpersonales. ¿Puede haber algo más importante? Creo que no.

Sin duda el punto de partida debe ser una relación con Dios, básicamente porque Él es el creador y como tal sabe lo que nos conviene verdaderamente.

La vida eterna dijimos consistía en conocer al Dios verdadero y a Jesucristo el Hijo, eso habla de relacionarse, y por tanto, deberíamos prestar atención al rol de las relaciones en nuestro diario vivir.

Las muchas responsabilidades de la vida actual, nos han llevado a postergar este aspecto prioritario de la vida, impidiéndonos tener relaciones de buena calidad, siempre por el apremio de lo que necesitamos hacer. Nos relacionamos pero mecánicamente, y eso explica las problemáticas sociales que tanto nos afligen como sociedad.

Dios nos recuerda el valor de relacionarse y sobretodo, la importancia de poner nuestra relación con Él por sobre las demás.

¿Por qué? Porque es Él quien ordena nuestros afectos, y quien nos puede hacer sabios para determinar las cosas y personas por las que vale la pena trabajar.

Amar a Dios habla de cultivar una relación con Él. No es un mero mandato, ni una obligación, es más el llamado a priorizar una relación con Él.

Las relaciones más puras son las que se construyen sobre la base del amor.
Y un buen amor se construye en el contexto de una sana relación.

Amar a Dios es más que un mandamiento, es una prerrogativa que tendrá consecuencias eternas.

Invertimos en muchas cosas pero ¿cuánto invertimos en nuestras relaciones?

Para Dios eso es algo prioritario.
Author: gabtorar
•10:43
Juan 17:3 “Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”

Una pregunta relevante que todos los seres humanos deberíamos hacernos es ¿Qué hay de la vida eterna? ¿Existe tal cosa?

¡Nuestra comprensión de lo eterno es tan limitada!

Se nos hace tan difícil llegar a entender los alcances de las cosas eternas que preferimos poner el tema a un lado y continuar con nuestras vidas finitas, después de todo, esa finita vida es algo más manejable, o al menos eso piensan muchos.

Lo cierto es que existe una vida eterna, y de acuerdo a la Palabra de Dios, todos los hombres y mujeres que hemos existido sobre la faz de la tierra, tendremos acceso a ella.

Nuevamente en concordancia con la palabra de Dios, ese estado eterno tiene 2 opciones para el hombre: una de ellas junto a Dios, en Su reino, bajo su Gobierno. La otra opción: apartados eternamente de la Presencia de Dios, confinados a un estado de permanente, desesperanza, padecimiento y oscuridad.

Por ello la pregunta apropiada sería ¿De qué lado voy a estar en esa vida?

La eternidad es definitivamente demasiado tiempo como para dejar el tema a la deriva.

Esta introducción tiene como objetivo llevarnos a la siguiente pregunta ¿En qué consiste la vida eterna?

He oído muchas ideas sobre el asunto. Para unos la respuesta es participar de algún grupo religioso que haga buenas cosas por los demás. Para otros es ser parte de algún grupo de beneficencia que ayude a los más necesitados. En fin, hay diversas concepciones sobre el tema pero Jesucristo nos dice claramente en el verso anterior, que la vida eterna consiste en una relación.

La vida de los hombres está ligada a las relaciones. Las relaciones son algo de lo que no nos podemos librar. En todo lo que hacemos están presente las relacionas.

Y la vida eterna consiste en tener una relación con el Dios verdadero, y esta relación solo se logra por medio de Jesucristo.

Los hombres que hayan comenzado una relación con el Dios verdadero en esta vida, continuarán esa relación pero de modo más estrecho en la eternidad.

Del mismo modo los que continuamente rechazan esta relación con Dios, recibirán como respuesta una desconexión eterna de Dios, y eso es algo demasiado terrible como para soportarlo.

Tu has vivido en carne propia momentos en los que la vida se te puso cuesta arriba, en que te sentiste superado por las circunstancias que te tocaba vivir, y en Dios hallaste refugio y fortaleza. Eso vino producto de una búsqueda ¿verdad? En tu angustia y necesidad buscaste relacionarte con Dios y Él se acercó a ti y te doy Su respaldo.

La vida eterna SIN Dios consistirá en estar permanentemente desconectado de Él, ajeno a la luz que de Él emana, desconectado de la vida que de Él fluye.

Una eternidad SIN Dios es demasiado cruda como para ser descuidados con el tema.

La vida eterna no consiste entonces en esfuerzos de orden personal sino más bien en la virtud de aceptar la gracia de Dios que nos ha sido dada por medio de Jesucristo a quien el Dios verdadero envió.

¿Estás cultivando aquí esa relación que te garantizará una vida eterna junto a Él en Su Reino?

Personalmente creo que bien vale la pena considerarlo.

La vida eterna es que conozcamos a Dios y la única forma posible de conocer alguien es por medio de una relación permanente y sistemática.

¿Cuán prioritario es para ti amado(a) amigo(a) lector(a) cultivar esa relación con el Dios verdadero?

Para mi se ha convertido en el todo de mi existencia y humildemente creo que no es para menos sabiendo que de eso depende mi destino eterno.

¿No te parece algo importante de considerar?
Author: gabtorar
•6:09
Filipenses 2:12 “Por tanto, amados míos… ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”

Ayer mencionaba la gran tentación que representa para nosotros este deseo de querer cambiar a medio mundo.

En el intento llegamos a perder amistades, romper relaciones, enfadarnos con personas que nos son muy queridas y al final, ningún fruto del asunto, porque el cambiar a otro no es algo que nosotros podamos hacer, ese es el trabajo del Señor, del Espíritu de Dios.

Los cristianos somos particularmente criticados (y honestamente creo que en muchos casos con justificada razón) de querer convertir a la gente poco menos que a la fuerza.

Tratamos de meter el evangelio a las personas por las narices y me temo que esa no es la metodología del Señor Jesucristo, nuestro Maestro.

El evangelio debe ser un mensaje que llega oportunamente a quien lo requiere en el momento oportuno.

Jesús no llega ni antes ni después delo debido, aunque a nuestros propios ojos Él puedaparecer que se tarda.
Buen ejemplo de esto es el episodio de la muerte de Lázaro, en que al Señor se le dijo que si hubiera estado allí, Lázaro no habría muerto.

El Padre, no obstante, tenía razones para que Su Hijo Jesucristo no estuviera allí en ese momento. Él tenía un plan mejor que el de los hombres, en el tiempo de Su Perfecta Voluntad.

Así, el evangelio es una buena noticia (eso significa la palabra) y esa buena noticia se vuelve mejor todavía cuando aparece en el momento que más se le necesita.

Al tratar nosotros de convertir a las personas, estorbamos la obra de Dios. Nos somos llamados a eso, somos llamados a dejar que la luz que Dios nos ha dado, simplemente brille en medio de la oscuridad. El que quiera salir de una vida oscura, quien se sienta cansado de vivir a tientas podrá “colgarse” (entiéndase apropiadamente) de esa luz para venir al Señor.

Marta llegó a desear que Jesús interviniera para cambiar la postura de su hermana María, quien a los ojos de Marta, estaba mal al ponerse a los pies de Jesús y no ayudarle en sus muchos quehaceres.

Jesús le hizo ver que la equivocada en verdad era ella misma, que los muchos quehaceres la tenían turbada, preocupada y entre líneas podemos leer que esos mismos quehaceres le estaban privando de la parte más importante, la única necesaria en palabras del mismo Jesús: estar a las plantas del Señor.

¿Qué puede cambiar más la vida de alguno que el hecho de estar en cercana comunión con el que todo lo puede?

Nuestras vidas necesitan más que rehabilitación, requieren de una nueva naturaleza y eso es lo que ofrece el evangelio del Señor, pero eso no se puede obtener a la fuerza.

La salvación es un tema eminentemente personal, y la voluntad de Dios en ese sentido es que nos ocupemos en nuestra propia salvación.

No hago con esto un llamado al egoísmo. No estoy diciendo “olvídate del resto, vive solo para ti”; al contrario, lo que quiero decir es que mi esfuerzo no debe centrarse en querer cambiar a los demás sino en dejar que el evangelio de Dios me cambie a mi, mi vida, serpa el mejor mensaje que el resto pueda ver del pder que hay en el evangelio del Señor.

Nuestra mayor contribución al evangelio no es tratar de convencer a medio mundo sino dejarlo actuar en nosotros, corroborar de manera personal su eficacia y permitir que nuestra propia vida y ejemplo, sean una plataforma para que el mundo pueda ver lo que Dios y Su Cristo son capaces de hacer.

Solo Dios puede cambiarnos, que no te quepa duda.
Author: gabtorar
•9:22
Lucas 10:40b “…Señor no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude”

Una de las cosas que Dios ha estado tratado fuerte conmigo es respecto a esta manía tan común que tenemos de querer cambiar a las personas.

Las personas en general somos renuentes a cambiar. Tienen que ocurrir muchas cosas para que lleguemos a entender la necesidad de ciertos cambios a nivel personal.

No estoy hablando de ser cristianos, para serlo se requiere una renovación total de lo que somos, el milagro del nuevo nacimiento, aquello que Dios produce en el momento en que nuestra voluntad se rinde a la Suya y reconocemos y aceptamos la necesidad de Su salvación.

Pero incluso después de haber nacido de nuevo nos estructuramos. Somos seres estructurados y no hay nada que podamos hacer para remediarlo. Sin embargo, si podemos estar atentos a qué clase de estructuras permitiremos que permanezcan en nosotros.

La palabra de Dios es eficaz en ayudarnos a mantener el rumbo en la vida cristiana. Así como un avión requiere de los instrumentos de navegación, el cristiano necesita la brújula de la palabra de Dios para no desviarse del camino correcto.

Concretamente somos muy buenos para ver los cambios que otros necesitan pero muy malos para ver los que deben haber en nuestra propias. Usualmente no nos dejarnos cambiar.

Los cristianos sentimos esa fuerte vocación de llevar a otros el mensaje que cambia las vidas, pero a veces nos volvemos ineficaces en permitirle a ese mismo mensaje seguir transformándonos a la imagen del hijo del Dios.

Marta creía que su hermana estaba mal, por esa razón le reclamó al Señor esperando que él fuera empático con ella, y reconviniera a su hermana María por “estar haciendo nada”, mientras ella lo hacía todo sola.

¿Con cuánta frecuencia se repite esta figura en la vida cotidiana?

Marta estaba sinceramente convencida que ella hacia lo correcto, y que la que debía cambiar era su hermana. Jesús en cambio amorosamente le hizo ver que su hermana no era el problema ¡¡sino ella!!

Y en esto la gran verdad. Mientras nos desesperamos por tratar de cambiar al mundo alrededor perdemos el objetivo del Señor, que quienes necesitan ser (y continuar permanentemente siendo) transformados por Dios somos nosotros mismos.

Ocurre en la familia, en el trabajo, en las congregaciones, en todo lugar, responsabilizamos a otros por lo mal que van las cosas, y argumentamos que todo irá mejor cuando ellos cambien.

Siempre poniendo la mirada fuera de nosotros.

El Señor nos recuerda que la salvación es personal y que debemos ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor, de acuerdo a Filipenses 2:12

Marta no era una mala mujer, simplemente creía que estaba en lo correcto.

Del mismo modo pensamos estar en lo correcto cuando ideamos maneras para cambiar a los demás, mientras Dios espera que nuestra disposición y apertura para que el cambio pueda venir a quien más lo necesita ¡¡uno mismo!!