Author: gabtorar
•10:46
Efesios 5:14: Por lo cual dice: Despiértate, tú QUE DUERMES, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.

Cuando hace algunos años comenzó a hacerse masiva la enseñanza de los derechos del niño, hubo unos pocos (entre los que me incluyo) que pudimos ver hacia iba todo ello.

Que eso sería el punto de partida de un problema que causaría grandes conflictos y quiebres en la sociedad.

La idea era aparentemente sana y buena. Los motivos parecían nobles, y los niños indefensos (que suelen ser vulnerados a causa de su incapacidad de defenderse o hacer daño) serían los principales beneficiados.

Hasta ahí ¿quién osaría objetar tan altruista iniciativa?

Solo alguno que viera en ello una amenaza a sus planes de seguir abusando de los más pequeños.

Pero el problema se vino encima y hoy, algunos años después, vemos que los ataques a los niños se han incrementado.

Hoy tenemos más niños afectados física, sicológica y espiritualmente que antes.

Ya no solo son los padres abusivos (que era lo que supuestamente se intentaba detener) sino además los pedófilos, los dementes que secuestran niños, los que se dedican a la pornografía infantil, y otra mucha amenazas, las que tienen en continuo riesgo a nuestros niños.

Como resultado, podemos ver que los niños nunca fueron beneficiados y que quienes si fueron afectados con toda esta basura de los derechos de los niños fueron los padres, que vieron coartada su autoridad para corregir y para disciplinar.

Por supuesto esta afirmación es de aquellas que se cuestionan.

Existen persona que dicen que a los niños sólo hay que amarlos pero eso es algo que no está en discusión.

Lo que ellos quieren decir es “a los niños no se les debe “tocar”

Estas personas ponen su propia verdad por sobre la verdad de Dios.

Dios enseña que a quien ama se le debe corregir. El amor lleva consigo corrección. Y la corrección a veces requiere del apoyo del castigo físico.

No estoy hablando del abuso o de golpear a los niños desmedidamente. Tú sabes que un padre o madre que ama a sus hijos, nunca tendrá en mente maltratarlos.

Pero nos han tratado de convencer que corregir físicamente es malo, que es impropio, que no es correcto.

Lo irónico es que la misma mente que tramó este ardid de diseminar entre los infantes que tienen derechos y que “nadie” (incluyendo a los padres) tiene derecho a ponerles la mano encima, ha golpeado a nuestros niños (hasta el cansancio) sin jamás usar su mano.

Astutamente les golpea a diario usando para ello las manos de otros.

A saber, de los dibujos animados, películas, series de televisión, juguetes, videojuegos, y de los propios amigos.

Lo que quiero decir con claridad es esto: “el diablo tramó que es impropio que un padre o madre golpeé a su hijo, pero el mismo diablo juzgó que no es impropio (para esa mente reprobada y caída) que todo el resto del mundo pueda hacer lo que se le antoje con ese niño o niña”.

Esa misma mente que ha endurecido las penas contra los padres las ha ablandado contra los verdaderos malhechores.

¿Hasta cuándo despertaremos del sueño para darnos cuenta del mundo en que vivimos?

El engañador ha hecho su trabajo de tal forma que las personas creen ciegamente sus mentiras, y desestiman con los ojos bien abiertos la verdad de Dios.

Todos pueden hacer y deshacer con nuestros hijos, mientras que nosotros, que somos quienes les traemos al mundo, educamos, alimentamos y protegemos, somos indignos de hablarles fuerte siquiera. En ese caso es agresión, eso puede traumar al niño.

No les parece a estas personas que ver programas de televisión subidos de tono con niños alrededor pueda ser dañino para sus hijos. No les parece que exponer a sus hijos a vocabulario o conversaciones impropias de su edad dañen a sus hijos.

No les parece que el que sus hijos se revuelquen sexualmente con cualquiera que conozcan en estas orgias de las que participan, sea dañino.

Tampoco les parece mal que sus amigos les traten a golpes o garabatos incluso. Pero usarán todo el peso de la ley que tengan a disposición para protestar contra algún padre que ose poner a sus hijos en su lugar o que busque disciplinarles de manera drástica o que use la vara como lo estipula la biblia para castigar la desobediencia, la rebelión, o la maldad en el comportamiento.

Guardando las proporciones ¿Quién de nosotros no recibió en algún minuto de su infancia o crecimiento alguna clase de corrección física notable por parte de su progenitor y hoy día incluso agradece tal acto de rectitud?

¿Quién vive traumado porque alguno de sus padres alguna vez le dio su justo merecido? (tú sabes que me refiero)

Lo que muchos de los propagadores de los derechos del niño olvidaron (sé que lo dejaron de lado a propósito) es que los derechos llevan consigo deberes.

¡¡No he visto nunca un avión volar con una sola ala!!

No es posible, del mismo modo que uno espere tener sociedades rectas, que valoren y respeten la autoridad, sin haber sido entrenados en el concepto de la disciplina rigurosa, en los momentos de la vida en que se requiere.

Los niños que han venido siendo criados sin esta mentalidad son los mismos que salen a las calles a destruir lo que a otros les cuesta construir.

¿Por qué lo hacen? Porque esos padres les enseñaron que uno puede hacer lo que quiere y que eso no tendrá ningún costo para uno.

Porque los padres fallaron (de algún modo) en transmitirles esto con suficiente fuerza o claridad. Porque fallaron en ser un buen ejemplo en este aspecto.

Sé que hay padres que son excepción a esta regla.

Hay buenísimos padres que tienen pésimos hijos, como buenos hijos que han tenido pésimos padres, pero representan la excepción, ¡no la regla!

¿Has pensado en lo ejemplar que hizo Dios con Adán y Eva, desde el mismísimo Génesis?

Claramente enseñó a Su amada creación que debemos hacernos responsables de nuestros actos.

Hoy existen miles de hijos sin padre porque hubo gente que no aprendió esta lección cuando era tiempo de aprenderla.

Esa misma mentalidad es la que pretende un cielo sin un infierno, o un cristianismo sin negación de uno mismo.

Cuando lo piensas así, el engaño, ese que es tan destructivo no está tan lejos de nosotros. Necesitamos despertar a la realidad.
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