Author: gabtorar
•12:14
Hebreos 12:6: “Porque el Señor AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y azota a todo el que recibe por hijo”.

Quizá no haya peor balde de agua fría que darse cuenta que las cosas no son lo que uno esperaba.

Es que uno debe tener expectativas para la vida, pero estas a veces son más altas de lo que deberían y cuando no se cumplen o satisfacen, producen decepción.

Ocurre con muchas de las cosas de la vida y también con el amor.

Desde pequeños crecemos con expectativas de lo que el amor debiera ser. Llegamos incluso a idealizarlo.

Las ideas y expectativas que las personas tenemos sobre el amor, no siempre son acertadas o realistas, y esto es especialmente cierto en relación a nuestra idea de cómo debiera ser el amor de Dios.

Pensamos en el amor de Dios como esa disposición Suya para perdonar cualquier cosa que hagamos.

Pensamos en el amor de Dios como aquella especial sensación de gozo, paz y plenitud que experimentamos al estar en Su comunión por medio de la acción del Espíritu Santo.

Asimismo, concebimos el amor de Dios de otras muchas formas, pero rara vez lo concebimos como aquella noble motivación divina que lleva a Dios a corregirnos y ponernos bajo procesos disciplinarios.

Las personas deseamos un Dios que sea todo comprensión y todo empatía.

Que Dios perdone, que de oportunidades, que ayude, que sane, que proteja… lo entendemos casi como una responsabilidad Suya para con nosotros.

Lo entendemos como manifestaciones prácticas de SU gran amor por la humanidad. Pero no lo vemos del mismo modo cuando Él nos corrige.

La escritura enseña que la corrección es otra manera en que Dios nos muestra Su gran amor y en este punto no siempre tenemos la visión tan clara.

Desde hace ya algunos años, el concepto de amor ha estado siendo manipulado para convertirlo en algo que no es.

Yo puedo ver en nuestros días, que la mentalidad asociada al amor no es la que corresponde.

Tenemos una generación por lo menos, que ha crecido con la idea que “si te amo, te debo dejar ser”.

Se ha diseminado la idea que los hijos, por ejemplo, lo único que necesitan es amor de parte de sus padres.

Que estos los oigan, los entiendan y en lo posible no interfieran con sus procesos internos de maduración.

Que no se les diga no, eso les ocasiona traumas (¿?) Que haya tolerancia y apertura porque los niños han cambiado.

En la década de los 80 surgió de la mano del movimiento de la Nueva Era (¿te has percatado que en esta época todo surge bajo el nombre de “movimiento”?) la idea que una nueva casta de niños superdotados estaba naciendo. Se les llamó “niños índigo”.

Ellos, supuestamente, tienen una capacidad distinta a los demás para entender el mundo y solucionar las problemáticas del mismo usando su novedosa comprensión. Suena interesante ¿no?

Pero, luego viene otra casta (es que la inventiva no tiene fin), y son los llamados “niños cristal”. Estos son especialmente “sensibles”.

Tenemos en estos ejemplos, dos generaciones que emergen bajo un distinto paradigma.

Esos niños son especiales, y por tanto, INTOCABLES.

La única clase de amor posible de compartirles es aquella en que tu rol (como padre) se limita a ser un mero asesor. Encárgate de proveerles, acompañarlos entenderles, pero deja que ellos decidan como vivir su vida.

Junto a estas generaciones se levantaron políticas internacionales con la “sana intención” (¿te lo crees?) de proteger a los niños del maltrato parental.

Las nuevas disposiciones indican que es impropio e ilegal para un padre disciplinar físicamente a alguno de sus hijos.

No podrás tocarlos porque te expones a sufrir el rigor de las penas establecidas en la ley.

Aun los delincuentes gozan de más beneficios que los padres. ¿A dónde pretendo llegar con esto’

Al hecho que muchos no logran ver la conspiración ANTI DIOS que hay detrás.

La figura de Dios ha sido resumida a su carácter perdonador y ayudador: “si hay algo que Dios debe hacer es ayudar a los hombres, pero el hombre TIENE DERECHO A VIVIR SU VIDA COMO LE PLAZCA”. (Es lo que reza el postulado humanista).

Dios no tiene derecho a corregir o a disciplinar. La gente mala hace eso. Si Dios lo hace es malo.

Los buenos, los que de verdad aman te dejan SER y HACER lo que gustes. Total, en el camino vas a aprender

Esa mentira nació en el corazón mismo del diablo.

Él es el engañador y mentiroso. Pero ¡¡cuánto éxito tiene entre los mortales!!

Estarás de acuerdo conmigo en que ese es el pensamiento predominante en nuestros días.

Las personas no conciben que Dios corrija o discipline nuestros pasos. Mucho menos que pueda castigar.

Nos gusta oír de un Dios que ayude pero no de Uno que se entremeta en nuestros asuntos o decisiones, para eso somos libres, es el argumento que utilizan.

Debo decir que el amor de Dios es tal, que se atreve a disciplinar. Y eso lo vuelve muy impopular.

Especialmente en una época cuyo paradigma principal es satisfacer al cliente. Así todos compiten por el rating.

Pero aunque el Señor siga bajando en la escala que mide el rating de popularidad terrenal por causa de sus principios (y yo con Él por compartirlos) no claudicará en Su propósito de mostrarnos Su amor, no solo por medio de ciertas concesiones de favores y respuesta a oraciones, sino principalmente por trabajar en nosotros, corrigiendo lo que sea necesario para llevarnos a la altura del varón perfecto que es Cristo el Señor.

Muchas veces el amor de Dios viene disfrazado de un proceso disciplinario, pero es amor igual, y del bueno.
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