Author: gabtorar
•11:01
Marcos 4:35-41 “Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado.”

Una de las cosas que estuve compartiendo con la hermandad de nuestra congregación es que el plan de Dios siempre es llevarnos adelante.

Es muy bueno tener presente que la vida está en constante movimiento. Jamás se detiene.

Del mismo modo la voluntad de Dios es que estemos en constante movimiento. Es decir avanzando espiritualmente.

Así es como uno crece, avanzando, desarrollándose

La dinámica de la vida del hombre es de esta manera. Tú ves un bebito un día y con el paso del tiempo te percatas que ha crecido.

Ya no tiene la misma estatura, su hablar es más elaborado.

¡¡No es el mismo!! Ha cambiado, y esos cambios son producto de que ha crecido.

Jesús habló del grano de mostaza, que aun siendo la más pequeña de todas las semillas, al crecer, se hace la mayor de todas las hortalizas y hasta los pájaros se refugian a la sombra de sus ramas.

Crecer en paz, en fe, en confianza, en certidumbre.

¡¡La voluntad de Dios para nosotros es crecer!!

Y así Jesús lleva a sus discípulos a “pasar al otro lado”, lo cual es un llamado a cosas nuevas. Representa el desafío de ir a algo desconocido para nosotros.

Al otro lado los discípulos aprenderían grandes lecciones del poder de Jesús. Aprenderían que Él hizo lo que “NADIE PODÍA”.

Pero entre ese conocimiento mayor (esa revelación de la grandeza de Dios) y el lugar en que estamos hoy, puede haber (con seguridad habrá) una gran tempestad el en camino.

Pero no debemos temer, ya que no es más que otra lección para nosotros.

Mucho de lo que Dios hace tiene que ver con esto. Vivimos aflicciones que nos permiten conocer al Señor más profundamente.

Dios quiere erradicar el miedo de nuestras vidas. Él desea que aprendamos a estar en paz, confiados porque Él, nuestro buen pastor, se preocupa de nosotros.

Eso es lo que hizo con sus discípulos. Ellos tenían miedo.

Llegaron a decir ¿no tienes cuidado de nosotros? Como si Jesús no fuera quien mejor se preocupa de nosotros.

Pero el miedo es parte natural del mundo caído.

Tú no hallaras en la palabra de Dios alguna referencia al miedo sino hasta después que Adán y Eva pecaron contra Dios.

Después de desobedecer a Dios, fue que Adán dijo: “tuve miedo”.

El perdió algo cuando desobedeció a Dios.

Pero estando con Él, viviendo bajo Su cobertura, tendremos paz por medio de Cristo. Eso es una poderosa verdad.

No obstante, tendremos que aprender a descansar en Él.

Los discípulos lo tuvieron que aprender, y por el registro bíblico sabemos que lo aprendieron bien.

Jesús (que estaba durmiendo) se levantó y reprendió al viento y habló al mar. Como resultado, se hizo grande bonanza.

Bonanza significa “tiempo sereno en el mar”. ¿No es eso lo que deseaban ellos?

Jesús puede transformar nuestras tempestades en bonanza. Pero la verdad es que eso no es lo más importante.

Para Dios es más importante que por medio de las tempestades podamos crecer en el conocimiento de quien es Él.

Lo que hizo el Señor llevó a sus discípulos a preguntarse ¿Quién es este?

Uno aprende cosas interesantes cuando se hace preguntas.

¡¡Qué triste es reconocer que Cristo puede estar durmiendo en nuestra barca, y al mismo tiempo, nosotros desesperados por temor a que esta se hunda, sin saber qué hacer!!

Ello equivale a decir que podemos estar cerca de Dios sin entender a quién tenemos a nuestro lado, sin ponderar la bendición que ello representa.

¿Te has preguntado seriamente quién es Él? ¿Te has detenido a pensar sobre las implicancias de que Jesús sea tu Señor? ¿Que Dios sea nuestro Padre y esté de nuestro lado?

Los discípulos tuvieron que entenderlo porque obviamente no lo sabían cuando Jesús los llamó.

De hecho, varios de los años que estuvieron con Jesús, vivieron a la sombra del temor, de la duda, pero finalmente aprendieron.

Cada episodio vivido con el Maestro era una lección para ellos.

De acuerdo con Jesús, la marca de sus ovejas es que lo conocen

Necesitamos, por tanto, crecer en el conocimiento de Cristo para llegar a saber quién es Él. Conocer bien al Señor no es una opción, es una necesidad de quienes decimos ser sus ovejas

En lo personal, ello nos traerá paz y gozo en la adversidad.

La gran pregunta es ¿Cuánto estamos invirtiendo en ello?
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