Author: gabtorar
•10:09
1 Pedro 4:12 “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese”

Es curioso, pero en muchas ocasiones nos complicamos con situaciones que no deberíamos complicarnos.

Ciertas cosas, siguiendo su curso natural, resultan en lo que deben resultar.

Por ejemplo, no es raro que un médico reciba en su consulta la visita de personas enfermas, personas que padecen molestias relacionadas con la salud.

Nos parecería muy raro que un doctor se molestara por recibir pacientes enfermos. Los médicos están para ayudar a las personas que presentan problema de salud ¿verdad?

Siguiendo esta lógica de pensamiento, los cristianos muy frecuentemente nos complicamos por causa del maligno.

Particularmente nos complicamos cuando el maligno se nos pone por delante para obstaculizarnos en nuestro andar con Dios.

Pero ¿por qué complicarnos con esta situación que simplemente responde a la naturaleza de lo que diablo es y de su función como adversario de Dios y de quienes le quieren obedecer?

Los cristianos nos desanimamos cuando el enemigo se nos pone por delante, en lugar de entender que eso es algo tan básico, tan normal, tan natural de nuestra peregrinación como hijos de Dios sobre esta tierra, como el que umedico atuebnda a gente enferma

Es como si los cristianos nos rehusáramos a tener problemas.

Tal vez esto ocurra como el resultado del mensaje equivocado que se ha entregado desde algunos púlpitos.

He oído predicadores decir: “si quieres que tus problemas se resuelvan, debes venir a Cristo”.

Nuestros problemas no se resuelven por venir a Cristo. La verdad es que en muchos casos nuestros rbolemas comienzan cuando venimos a Cristo.

Lo que Cristo hace es resolver nuestro problema con Dios en relación con nuestros pecados.

Cuando venimos a Cristo, Él se hace cargo de los cargos que hay contra nosotros a causa de la vida pecaminosa que hemos llevado.

En ese sentido, Cristo soluciona nuestro problema, pero en cuanto a las demás cosas, ellas no se resuelven simplemente por venir a Cristo (hablaré de esto en otra ocasión, Dios mediante)

Sin embargo, el asunto es que no debería sorprendernos tener problemas a causa de seguir al Señor, porque seguir al Señor tiene como resultado natural el que tengamos problemas. Sería insensato pensar que el diablo nos va a dejar acercarnos a Dios sin problemas, cuando su trabajo es precisamente ese: obstaculizarnos en nuestro acercamiento a Dios para que el plan divino no se llegue a completar en nosotros.

De tal manera que no debe extrañarnos sentir oposición tener obstáculos. Más bien deberíamos estar preparados anímicamente para encontrarnos con tal clase de situaciones.

Sé que no podemos manejar todas las variables, pero el elemento sorpresa suele ser muy efectivo cuando de desanimar se trata. Si no estamos mentalizados con la idea que el enemigo intentará detenernos y desanimarnos, lo más seguro es que logre hacerlo.

Por obvio que parezca, muchos cristianos sinceros se sienten desaminados cuando el enemigo se les pone en frente.

¿No deberíamos estar armados con el pensamiento que tal clase de oposición será cosa común?

Curiosamente muchos hermanos se sienten entristecidos cuando esto ocurre. A veces llegan a cuestionar incluso la fidelidad de Dios.

Muchos se conjeturan cómo es que el enemigo pueda pararse en medio para impedirles hacer la voluntad. ¡¡Si eso es lo que el diablo siempre ha tenido por propósito hacer!!

Francamente hay mucho que decir sobre este asunto, pero por lo pronto solo quisiera dejar en tu corazón este pensamiento: “hay cosas no nos deberían sorprender por ser “gajes del oficio” de ser discípulos del Señor”.
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