Author: gabtorar
•12:29
Mateo 24:4 “Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe”.

Este tema trata con responsabilidades.

Con todas las advertencias que Cristo dejó TODAVÍA, mucha gente será engañada. ¿Por qué?

Porque si bien, él dejó las advertencias pero no se puede dejar en manos de otros, considerar lo que se nos advirtió.

Vivimos en un mundo en que todos apelan por derechos pero muy pocos son justos para aceptar sus responsabilidades.

Si se trata de pedir ¿quién no quiere algo? Especialmente si es gratis.

Lamentablemente a la hora de cumplir con las exigencias son pocos los que responden.

La vida cristiana no escapa a esta regla. Como cristianos tenemos múltiples beneficios del Señor pero también responsabilidades que Él nos ha impuesto, y es ahí donde fallamos, o donde necesitamos avanzar.

Dejar las cosas en manos de otros significa evadir nuestra responsabilidad.

Hay claros ejemplos de esto en la escritura. Uno muy usado es el de Adán y Eva

Génesis 3:12: “Y el hombre respondió: LA MUJER QUE ME DISTE por compañera ME DIO del árbol, y yo comí”.

Pobre Adán, ¿no le quedo más remedio que comer?

¡¡Cómo nos victimizamos con tratando de justificarnos por de no asumir nuestros roles!!

¿Y la responsabilidad personal? ¿Y el libre albedrío?

¡¡Qué gran regalo divino es el libre albedrío!!

Él pone a Eva como el problema: diciendo “la mujer me dio del fruto”

Pone a Dios como el problema: diciendo “Dios, Tú me la diste”

Cuando en realidad ÉL MISMO es el problema.

No haberse hech0 cargo de la responsabilidad recibida.

¿Te das cuenta que Dios le estaba entregando una profundísima bendición? ¡¡Lo estaba librando de la muerte!!

¿Cuántas veces ÉL ha hecho lo mismo con nosotros y hemos hecho oídos sordos?

Cuando Dios le dijo “no comas de ese árbol” le estaba haciendo responsable por los resultados de tomar LA decisión de comer de Él.

Dios le advirtió CLARAMENTE que la muerte seria la consecuencia. Podía comer del árbol, pero no evitar las consecuencias de hacerlo.

He visto repetirse esto una y otra vez: personas que buscan excusas en otros para justificar sus acciones: “tanto lo que hacen, como aquello que no hacen”.

Esta es una forma sutil de engaño. Y ya sabemos que el engaño viene del diablo.

Muchas personas terminan convenciéndose que están bien aunque en realidad están mal.

Me engaño cuando creo correcto justificar mis faltas, culpando a otros por ellas.

El engaño viene a uno como cualquier tentación, pero uno puede terminar abrazándolo.

Conozco personas que dicen haber sido libertadas por el Señor pero viven esclavas de muchos engaños.

Yo he dicho a la congregación en tono humorístico: “el pastor siempre tiene la culpa”.

¡¡Y es una gran verdad!! No que el pastor SIEMPRE tenga la culpa (a veces sí la tiene), sino que para la persona engañada el pastor siempre tiene la culpa. Siempre encuentra en él la RAZÓN PARA JUSTIFICARSE.

Son muy pocas las personas que ASUMEN honestamente su verdad, su responsabilidad.

Dios no quiere que vivamos esclavos de ninguna clase de engaño.

Él nos ha dado la potestad de ser Sus hijos, y con ello, de ser libres de toda maldad y engaño.

Si Dios te muestra alguna área de tu vida, no dejes de tratar con ello. No lo sueltes hasta que esté bajo las plantas del Señor.

La obediencia al Señor hace que Dios ponga al enemigo bajo nuestras plantas.

El enemigo no puede llevar a uno que ama a Dios a darle el espalda a Dios así nada más.

Necesita engañarlo. Convencerlo de que hacer tal cosa no estará mal. Necesita poner cosas entre él y Dios. Poner en tela de juicio la importancia de la palabra de Dios, etcétera

Debemos poner muros de protección y la obediencia a la verdad de Dios es el mejor vallado. Es una cerca difícil de traspasar.

Ponemos estos muros cada vez que damos a la verdad de Dios prioridad en nuestras vidas y hogares.

Cada acto de obediencia a la palabra de Dios es un golpe certero contra el engaño.

Y así como ser obediente me hace más sensible a la obediencia, el no ser obediente me deja más expuesto al engaño.

Y esto no lo podemos dejar en las manos de otros. Nosotros somos llamados a hacerlo.

Toda la oración del mundo, no logra lo que un acto simple de obediencia al Señor puede lograr.

Esa es la verdadera guerra espiritual, y estamos inmersos en ella.

NO dejes que NADIE TE ENGAÑE.
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