Author: gabtorar
•16:01
Lucas 16:1 “Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido, se había perdido y es hallado”

Nuestro texto nos habla de un conocido relato bíblico, el hijo pródigo.

Este hijo en un impetuoso deseo de libertinaje (que el confundió con libertad) pidió a su padre la parte de su herencia y se fue lejos de la casa de su padre a vivir perdidamente.

Tristemente malgastó todo lo que tenia y si bien aparentemente disfrutó, bien pronto las circunstancias le enseñaron que todo tiene un precio.

El lugar en el que vivía fue azotado por una gran hambruna y esta necesidad fue usada por Dios para hacerle reflexionar sobre los pasos que había dado desde el momento en que se alejó de su padre.

Mientras este hijo malgastaba lo que su padre haba atesorado para él, el padre esperaba en fe a ver regresar este hijo suyo.

¿No tenia él motivos para despreciarlo por su mala conducta?
Creo que si y si bien la lección suele enfocarse en otro punto hoy quisiera que reflexionáramos sobre la compasión.

¿Somos gente compasiva?
Cristo lo era, deberíamos serlo nosotros también.

Pero me temo que muchas veces estamos mas ocupados en buscar culpables y juicios para dichos culpables que en redimir.

Hay una gran lección de compasión en este relato. Cuando el hijo recapacitó, regresó a casa de su padre.

Atrás había quedado ese espíritu soberbio, altivo y esos deseos de independencia.

Había comprendido la locura de su actuar y regresaba al lugar del cual jamás debió alejarse.

Pero esta historia no hubiera tenido el final feliz que tuvo si el padre no hubiera tenido un corazón compasivo.

Me alegro que ese papá estuvo más interesado en restaurar que en pedir explicaciones.

Es una bendición que haya tenido los brazos y el corazón abiertos para perdonar a su hijo en vez de criticarlo.

Otros hubieran usado la ocasión para recriminarlo, él en cambio vio en todo ello una ocasión para festejar: ¡¡alguien que estaba muerto había sido revivido y eso es por cierto, motivo de fiesta!!

Conozco personas que son muy buenas en lo que a criticar respecta. Desde luego hay cosas que están mal y nosotros no podemos hacer vista gorda de ellas, pero siempre criticar será más fácil que restaurar.

Para criticar sólo se requiere una lengua bien larga mientras que para restaurar es necesario un corazón bien grande.

Muchas personas hablan de lo que no entienden y sin darse cuenta con su hablar dañan gratuitamente a otras personas.

La escritura dice que debemos recibir al débil en la fe. No todos tienen la misma consistencia espiritual. Es un hecho que todos somos “llamados a”… pero ¿cuántos lo han alcanzado ya?

Lamento tener que decir que mucha gente aprenderá de la manera más triste que es “atravesando por esas circunstancias”.

Quiera el Señor que nuestros corazones estén abiertos para dejar a Dios poner su compasión en nosotros y desde allí comenzar a compartirla con los demás sabiendo que un día nosotros mismos la necesitaremos también.

Dios ha prometido darnos la cosecha de aquello que hayamos sembrado.

Nos convendrá ese día tener depósito de compasión a nuestro favor.
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