Author: gabtorar
•8:37
Isaías 35:4 “decid a los de corazón apocado: esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago. Dios mismo vendrá y os salvará”

Muchas veces no estamos lo suficientemente conscientes del hecho que hay cosas a las que nosotros no damos importancia, pero que son muy relevantes a la hora de recibir recompensas.

Desde que somos muy pequeños las recompensas cumplen un rol importante en la vida de las personas.

Las recompensas tienen una finalidad motivadora. Es motivante saber que nuestro trabajo producirá frutos y que además podemos llegar a participar de los beneficios de tales frutos.

En lo cotidiano siempre estamos sembrando, aun sin darnos cuenta de ello. En cada cosa que hacemos (o dejamos de hacer), en cada acto, en cada gesto. ¡¡Cada día que vivimos es una oportunidad para sembrar y luego cosechar!!

El trabajo tiene sus costos pero también sus recompensas.

El cielo, por ejemplo, más que una estación definitiva para todo ser creado, es una recompensa a quienes se esfuerzan por tener lugar allí, por vivir de acuerdo a las normas que son aceptables allí y de agradar a quien es Rey allí.

Al cielo no se entrará “si o si”, mas bien al cielo se llegara “si…”, es algo condicional.

Imagínate lo terrible que sería que el cielo estuviera lleno de narcotraficantes, prostitutas, asesinos, ladrones, pervertidos de toda clase, etcétera.

¿Qué clase de cielo sería ese? ¿Qué diferencia tendría con esta vida? ¡Ninguna!

Por supuesto que un cielo en esas condiciones “no sería cielo”. Sé que no todos van a estar de acuerdo conmigo en este punto, pero he llegado a esa conclusión después de mucha meditación en la palabra de Dios.

Otra razón por la que existe el cielo y el infierno, es porque hay personas que no encajarían en el cielo. Para ellos sería un lugar aburrido, demasiado correcto, demasiado ordenado. Sería tan fuera de lugar como ser invitado a una reunión en que todos los demás hablan otro idioma y solo tú hablas distinto. En algún punto de la reunión sentirías que fue un error haber ido a ese lugar ¿No?

Dios es tan justo que nos ofrece la posibilidad de escoger donde pasaremos la eternidad.

Por ello se hace tan indispensable tener presente este tema de las recompensas.

Debemos y trabajar voluntariosa y concientemente si deseamos llegar a ser recompensados.

La palabra del Señor nos habla de la retribución.

Retribución significa “recompensa o paga o por algún trabajo o
Servicio”. Dice la palabra del Señor que Dios mismo vendrá para dar retribución.

¿Cuál será la retribución que Dios tendrá para nosotros ese día?
Es posible saber y tener la tranquilidad de que recibiremos bien, si en verdad hemos estado trabajando o sirviendo del modo correcto.

A veces limitamos esto a la esfera del trabajo, pero ser mamá o papá ¿no es un trabajo también? ¿Cuál ha sido nuestro comportamiento como hijos, hermanos o amigos?

Sabiendo de antemano que habrá retribución sería muy sensatote nuestra parte hacer los cambio pertinentes de modo que ese día obtengamos una buena cosecha. Y una buena cosecha es producto de un trabajo meticuloso, serio y de la ayuda del Señor.

Encomendemos nuestro trabajo en cualquier área a Dios y trabajemos haciendo nuestra mejor parte, teniendo fe y convicción que ese día recibiremos justa retribución.
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