Author: gabtorar
•6:59
Efesios 6:13 “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”

Hay que reconocer que hay días y días.

De vez en cuando nos toca vivir días que quisiéramos no haber amanecido para vivirlos, pero son parte de lo que Dios tiene para nosotros.

Para poder hacer frente a esos días, debemos, como dice la escritura, tomar toda la armadura de Dios. No debe quedar ninguna parte de ella sin usar. Es que hay días en que somos fuertemente golpeados por el enemigo.

Dios no nos brindaría una armadura sino supiera que necesitaremos de ella.

Creo sinceramente que, cual más, cual menos, todos tenemos claro que Dios no hace nada sin propósito, y la armadura del cristiano está allí para cumplir un propósito de protección.

El versículo deja bien en claro que hay un día malo.

Hay un día en el que amaneciste y no pasó mucho tiempo antes que las malas noticias comenzaran a llegar.

Es muy correcto decir que no es necesario buscar problemas, ellos nos buscan a nosotros y con increíble precisión nos encuentran, como si tuvieran un GPS, dan con nuestra morada y a veces nos afligen la existencia.

Hay días que quisiéramos no haber vivido. Así como Job, que llegó a decir “perezca el día en que yo nací”. Su aflicción fue tal que deseó que el día de su nacimiento no hubiera existido jamás.

Aunque nos agradaría que las cosas fueran de manera distinta, Dios ha dispuesto que tengamos ciertos días en que nuestra frágil humanidad queda todavía más expuesta.

En aquellos días nos queda más claro que no somos ni fuertes ni capaces como a veces pensamos, y que es sólo por la gracia de Dios que estamos y permanecemos.

El día malo viene, muchas veces, sin avisar. Job no esperaba verse rodeado de calamidades que trastornarían su apacible y piadosa vida de manera tan estrepitosa, pero el día malo apareció y aunque Job no estaba esperándolo, habiendo acabado todo estuvo firme.

¿Cómo pudo ser? Es que su vida estaba plantada en el fundamento inamovible de la fe en Dios.

Job era un hombre temeroso y de ese principio se desprende toda verdadera sabiduría, del temor a Dios, aquello abundaba en la vida del piadoso Job.

Sin que mediara otra razón, más que su devoción y fidelidad a Dios, Satanás vino con furia impetuosa contra este santo, que no atribuyó despropósito alguno a todo lo que vivió, sino que como broche de oro a todas sus calamidades, en un acto imposible de entender para cualquier mortal sin fe, se postró en reverencia al Omnipotente.

Después de haber perdido todo lo que amaba y tenia valor para su vida, “se postró en tierra y adoró a Dios”.

Al postrarse no estaba diciendo que le encantaba la situación que estaba viviendo, pero estaba diciendo algo que nosotros necesitamos aprender o al menos recordar si ya lo sabíamos: “No importa lo que pase, Dios es Dios, Dios sabe, Dios da, Dios quita, y Dios merece SIEMPRE, más allá de cualquier circunstancia, nuestro reconocimiento y adoración.

Sabiendo que el día malo puede venir (y que de hecho va a venir, sólo que Dios sabe cuando) debemos ponernos a diario la armadura de Dios.

Este trámite de ponerse y quitarse la armadura puede parecernos engorroso o molesto, pero es necesario para nuestra propia protección.

Hay cosas que como cristianos no nos parecen gratas o cómodas de hacer, pero nadie dijo que la vida en Cristo lo sería. Estamos bien apercibidos que mientras estemos en esta vida, seremos blancos de los ataques del maligno, y por eso es sensato atender a la palabra de Dios, en el sentido de ponerse toda la armadura.

Por último, entender que la armadura hace una parte, pero hay otra importante exhortación aquí: “habiendo acabado todo, estad firmes”.

Gracias a Dios por anticiparnos que aun el día malo tiene fin. La vida de Job fue restaurada plenamente, pero antes de la restauración, es mas, justo después del ataque del maligno, hay efectos devastadores y es en ese tiempo cuando necesitamos estar firmes para no desmayar al ver los resultados del bombardeo espiritual.

En resumen, Dios desea que como hijos suyos estemos siempre en condiciones de hacer frente a las adversidades y para ello es fundamental seguir la siempre oportuna e inequívoca dirección de las escrituras.
|
This entry was posted on 6:59 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.