Author: gabtorar
•9:43
Juan 8:33 Le respondieron linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: seréis libres?

En algún otro momento hemos mencionado aquí que si hay algo que Cristo vino a hacer fue cambiar nuestro modo de pensar.

El hombre en sus caminos, no corre precisamente HACIA Dios, más bien corre DE Dios.

Quiero decir que por regla, los caminos de Dios y los del hombre no siempre se encuentran.

Mientras Dios quiere que vayamos en una dirección, nosotros vamos por otra, y eso ocurre básicamente porque pensamos las cosas de modo diferente y el pensar distinto nos hace actuar de distinto modo también.

Jesús está compartiendo aquí con quienes representaron el mayor problema para su ministerio, los judíos religiosos. Ellos se opusieron férreamente a lo que Cristo enseñaba, porque Cristo confrontaba sus tradiciones, sus costumbres, y para ellos sus tradiciones eran Palabra de Dios, es decir, sagradas.

Estos judíos habían creído en Jesús, pero todavía eran personas que necesitaban lo que Jesús les dijo: “si permaneciereis en mi palabra... seréis verdaderamente libres”.

Esta frase es condicional. Jesús sabía que existía la posibilidad que ellos no permanecieran, o sea, se alejaran de Él, de Su Palabra, posiblemente por el peso que la religión y sus tradiciones ejercían sobre ellos.

Ellos habían creído en él, pero Él les estaba diciendo “todavía no lo han conseguido, la libertad sigue delante de ustedes AUN”.

Pero aunque habían creído y todo, ellos se molestaron con Jesús.
Para ellos una cosa era que Jesús hiciera cosas extraordinarias y enseñara lo que los demás no enseñaban, pero que les dijera que eran esclavos para ellos resultaba demasiado ofensivo.

Respondieron “jamás hemos sido esclavos de nadie”. Fue como decir: ¿qué te crees Jesús?

No estaban de hecho dispuestos a dejarse cambiar, al menos no sin una cuota de oposición.

Pero lo que ocurrió ese día no es algo aislado.

A diario, Dios se forzado a tener que convencernos que su camino es mejor que el nuestro.

He oído una frase que dice que el camino al infierno está lleno de gente con buenas intenciones (no la encontrarás en la biblia) y la verdad es que las buenas intenciones no bastan.

Estos hombres no eran malintencionados pero con todo, Jesús les estaba señalando la necesidad de seguir dejándose transformar. La verdad debía seguir obrando en sus vidas para llegar a la verdadera libertad.

No debe sorprendernos que de tiempo en tiempo, Dios nos haga ver que todavía hay cosas dentro de nosotros que necesitan ser cambiadas. Necesitamos un corazón de discípulo.

He dicho muchas veces en mis predicaciones que a los líderes espirituales nos gusta ver que Dios cambia a las personas. Es mas a veces nos quejamos por la poca disposición que ciertas personas muestran para dejarse cambiar, pero nosotros mismos nos resistimos cuando Dios pone su dedo en nuestra llaga.

De “judíos que habían creído en Él” (v.31), pasaron a ser llamados “hijos del diablo”. ¡¡Qué caída!!

Dios tiene un plan. Ese plan es llevarnos de lo que somos hoy día, a la estatura de Cristo y te aseguro mi estimado lector que ese camino, alcanzar esa transformación no será tarea fácil.

Esa transformación va a costarnos estar dispuestos a morir, a dejarnos moldear, abandonarnos por fe en manos de Dios, aceptar lo Suyo aunque todo en nuestra cabeza nos diga contrario.

Hay que dejarse cambiar. Ese es el único camino aceptable.
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