Author: gabtorar
•14:48
Juan 13:21 “Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: de cierto de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar”

Hay cosas inevitables en la vida. Caminos por los cuales, nos guste o no, tendremos que atravesar.

Dios usa esos caminos y circunstancias para producir en nosotros un carácter más semejante el de Cristo. Por supuesto que la idea de Dios es esa, que seamos imitadores de Jesús llegar a ser como Él y esto es posible.

Los cristianos atravesamos por desiertos y getsemaníes, y del mismo modo viviremos la traición y el rechazo, como Él los vivió.

Judas era contado con los doce, tuvo las oportunidades que los demás tuvieron, vio lo que los demás vieron, escuchó lo que los demás escucharon pero decidió distinto a como los demás decidieron.

Hay mucha controversia sobre el tema de la predestinación. Pero yo sólo quisiera decir lo siguiente: la escritura decía que uno entregaría al Señor pero en ninguna parte decía el “nombre” de quien lo haría.

Pudo haber sido Juan, Pedro o Lucas, pero fue Judas y no porque Dios lo mandara así, sino porque él decidió hacer lo que otros no estuvieron dispuestos a hacer.

Habría un hijo de perdición, pero en ningún sitio decía el nombre de tal hijo de perdición.

A diferencia de Jesús que fue anunciado por el ángel y aun su nombre fue especificado, Judas, el traidor, fue otra cosa. Él escogió traicionar al Señor. Nadie lo obligó.

Y si por causa de él hubo sufrimiento, es innegable que para él también lo hubo.

Jesús debía ser traicionado pero no merecía ser traicionado. Alguien tendrá que hacerlo pero no tenía que Judas. El problema es que él estuvo dispuesto hacer el trabajo.

Nadie lo mandó hacerlo. Él lo decidió y necesitamos entenderlo.

Lamentablemente si bien podemos hablar de lo mal que hizo Judas habiendo entregado al Señor, no debemos admirarnos, ya que muchas veces actuamos como Judas.

No porque entreguemos a Jesús, pero entregamos a otros. A nuestro esposa, esposo, traicionamos a nuestros hijos, a los que llamamos amigos… en fin, la traición está cercana a cada uno, pero nosotros decidimos si le damos lugar o no.

Es triste reconocer que pagamos mal a quien nos ha hecho bien:

¿Has pagado mal a quien te ha hecho bien? ¡Estoy seguro que si!

Traicionamos y a veces no nos damos cuenta de lo terrible que es hasta que lo vivimos en carne propia.

La traición es una de las avenidas por las que Cristo nos permitirá transitar.

Si en verdad queremos llegar a ser como Él, tendremos que atravesar por cosas que Él vivió. Es necesario para identificarnos con Él.

Es difícil saber lo que alguno siente si no nos identificamos con él, si no nos ponemos en su lugar, y hay cosas en las que Cristo nos concederá el honor de ponernos en su lugar, aun cuando eso signifique tener que vivir en carne propia la traición de alguno.

Los primeros creyentes se sentían gozosos de ser tenidos por dignos de sufrir a causa del Señor. Y ellos fueron traicionados por falsos hermanos que encubiertamente se metían en la iglesia para entregarles a la muerte o para coartar la libertad que estos tenían en Cristo.

Seremos traicionados de eso no cabe duda, y que los traidores tendrán su propia recompensa tampoco es algo que necesitemos debatir.

Oremos a Dios que no haya en nosotros un corazón malo y egoísta capaz de pagar mal a quien nos hace tanto bien.
|
This entry was posted on 14:48 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.