Author: gabtorar
•7:06
1 Pedro 4:19 “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas la fiel creador y hagan el bien”

Los padecimientos son parte inevitable de la vida.

Cuando leemos el libro de Génesis, hasta el capítulo 2, no se habla absolutamente nada sobre padecer o sufrir. La vida era una maravilla, en la que el padecimiento no tenía ningún lugar.

A causa de la infortunada actuación de Adán y su mujer, el padecimiento entró a la humanidad. Ellos abrieron una puerta al dolor, a la tristeza que antes era impensada.

Desde entonces no nos queda más que asumir la condición y hacer lo mejor que podamos para evitar padecimientos innecesarios

Nuestra consideración debe entonces ponerse en cuáles son las causas por las que padecemos.

Hay padecimientos inevitables y comunes a toda la raza humana, como son aquellos, producto de enfermedades, catástrofes, y otras causas, respecto de las cuales podemos hacer poco o nada.

Sin embargo, la mayoría de las personas padecen por malas decisiones que han tomado en la vida. Este es el grupo mayoritario, compuesto por hombres y mujeres que han actuado o decidido sin considerar detenidamente las consecuencias de sus determinaciones, sin evaluar con objetividad adonde les llevarán tales decisiones y esos son los padecimientos que se podrían evitar.

Pero no todo es así. Hay decisiones que debemos tomar y que nos harán padecer como lo dice el texto, y esas son las decisiones que tomamos por causa de la voluntad de Dios.

La voluntad de Dios es un tema vastísimo, y aunque ignoremos muchos pormenores del asunto, podemos declarar sin temor a la equivocación que el hacer la voluntad de Dios de tiempo en tiempo, nos meterá en problemas, nos llevará a padecer.

El escritor (Pedro) dice que esta es una posibilidad muy real para todos los que seguimos al Señor.

Por ello, me produce mucha tristeza escuchar a predicadores que resumen el evangelio de Jesucristo a un par de promesas de bienestar: “todo estará bien”, o “Dios te hará feliz”, o “Él te dará lo que tú quieres”.

Dios puede y de hecho hace lo anterior pero esa no es TODA LA VERDAD.

El hacer la voluntad de Dios sin lugar a dudas traerá grandes beneficios a nuestra vida, siendo el mayor de ellos la salvación de nuestra alma.

Pero es justo agregar que hacer Su Voluntad añadirá también una cuota extra de padecimiento a nuestro existir.

Son millares los que han padecido cosas indecibles, que nosotros no llegamos a imaginar siquiera, tan solo por haber hecho a Jesucristo Señor de sus vidas.

El mismo capitulo 11 de hebreos nos entrega una larga lista de personas que “por fe”, por “seguir la fe”, por “obedecer a la fe”, tuvieron grandes privilegios, y pagaron asimismo altos precios.

En muchos casos el costo fue sus propias vidas.

Nuestra época se caracteriza por la anestesia. No queremos nada que nos duela. Se ha trabajado mucho en los tratamientos antidolor.

Hay medicamentos para todos los dolores existentes, menos para el dolor que una vida desenfrenada y pecaminosa producen al alma del hombre.

El asunto entonces no es si sufrimos, ya que mientas estemos en esta vida habrá sufrimiento.

La cuestión es más bien si sufrimos por los motivos correctos.

Hacer la voluntad de Dios es una buena razón para sufrir y si tu estás pasando por eso, haz lo que dice Pedro: “encomienda tu alma al FIEL Creador y haz el bien”.
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