Author: gabtorar
•7:05
1 Pedro 4:12 "Amados no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciere..."

Pedro encabeza este verso diciendo "amados". Esto demuestra la clase de relación que Dios desea entablar con nosotros. una relación de amor.

No es una relación legalista, basada en el cumplimiento de normas establecidas y que de no cumplirlas me acarrean juicios inmediatos de parte del Señor.
Yo no sirvo a Dios para ser alguien en El. Le sirvo porque soy Su hijo, y le amo así como El me ama a mí.

Muchos cristianos viven presa del temor. Le tienen miedo a Dios, no lo conocen como Padre. Siempre están temerosos de que El puede castigarles (Dios de hecho es Padre y el padre que ama castiga, corrige, disciplina) por lo que no han hecho. Esta es un arma de doble filo.

Ciertamente es necesario obedecer al Señor, hacer Su Voluntad, escoger lo que El tiene para nosotros, pero a veces el énfasis está mal dirigido y terminamos sintiendo que nunca podremos estar bien con El. Olvidamos que tenemos una relación con El, y no un mero contrato.

Tu hijo puede no ser todo lo que esperas de él, pero hay una relación allí que no se quebranta con facilidad. No porque él comete errores deja de ser tu hijo. En el Señor es igual.

Así que debemos tener presente que Dios nos ama y así se dirige a los suyos, les dice “amados”.

Cristo fue capaz de enfrentar y vencer la tentación en el desierto porque sabía que Su Padre le amaba, este conocimiento le comprometía de alguna forma.

Eso ocurre cuando tenemos una relación profunda con alguien. La verdad es que “no queremos fallarle a aquel a quien amamos”. Por eso digo que nos compromete. A veces los pastores nos entristecemos de ver que la hermandad no “parece estar muy comprometida con la obra de la iglesia”. ¿Podríamos tomar esta falta de compromiso como una falta de amor hacia la obra de Dios, y por ende hacia Dios mismo?

La Biblia dice que Jesús amó a la iglesia y se dió por ella. Estamos al parecer algo lejos de esa clase de amor que Jesús mostró como lo correcto.

Pero en fin, cuando estoy ligado íntimamente con alguien, no es el miedo a lo que me va a pasar sino el deseo de no fallarle a quien tanto quiero, lo que me lleva a guardarme.

El fuego de prueba vendrá a todos los cristianos verdaderos, pero no viene para destruirnos sino para para purificarnos.

Recordemos en el calor del desierto que tenemos un Dios que nos ama y no se olvida de nuestra fragilidad.

No por miedo, sino por amor, caminemos en santidad junto al Señor.
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