Author: gabtorar
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1 Corintios 13:11 "Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño"

¿Cuántas excelentes personas has conocido que tienen buen carácter, siempre están animados, son agradables y amenas pero que tienen un gran defecto: nunca puedes contar con ellos porque no son gente comprometida.

En la vida, el trabajo, y por supuesto, también en la iglesia, nos encontramos con esa clase de personas,. Son gente tan especial, tan rica y talentosa, pero con la cual nunca puedes proyectarte porque fallan en este aspecto crucial del compromiso.

Para Dios el tema de la fidelidad es requisito. Mucha gente brillante tiene "enterrado su talento", porque no logra cruzar el lindero de la falta de compromiso y siempre está yendo y viniendo pero no se cmpromete al punto que Dios necesita.

Este tema está ligado a la inmadurez. La falta de compromiso es un síntoma de inmadurez. Los niños, los adolescentes (y muchos adultos también) se caracterizan negativamente por hacer muy bien ciertas cosas, pero sin comprometerse con ellas.

Es esperable que un niño actúe como tal. Cuando un niño actua "maduramente" es prácticamente una monada, pero que un adulto actúe de modo infantil, es bastante cuestionable. No hablo de tener aquel sentir inocente/ingenuo (que por Dios nos hace falta a los grandes) y sobre el cual Jesús advirtió era requisito para entrar en Su Reino, sino de esas actitudes irresponsables que tenemos los adultos, y que para justificarlas recurrimos a toda clase de excusas.

Los hermanos de Corinto, a quienes fueron dirigidas inicialmente estas palabras, eran muy carismáticos, pero eso no cubría sus faltas, ni era tampoco señal de espirtualidad, mucho menos de madurez.

Pablo les dice que cuando fue hombre dejó lo que era de niño. Esto habla de madurar.

¿Cuánto tiempo más tendrá que pasar para que Dios vea en nosotros un compromiso de hombres en vez de niños?

Las grandes ligas requieren de grandes esfuerzos y grandes sacrificios. Si hemos de esperar que nuestra vida espiritual tenga un alza deberemos consecuentemente elevar nuestro compromiso con el Señor y con Su Obra.

A mi me parece escuchar al Señor decir a aquellos hijos suyos que debiendo ser ya maestros tienen necesidad de que se les vuelva a recordar los rudimentos del evangelio: ¡¡crezcan por favor!!

Hay una gran herencia en Cristo que un niño jamás podrá usar hasta que alcan ce la madurez necesaria establecida.

Alimentémonos de la buena palabra y nutrámonos del Señor para crecer.
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1 comentarios:

On 23 de octubre de 2009, 11:00 , Unknown dijo...

Este era para mi...
Gracias Pastor, Dios le bendiga!