Author: gabtorar
•14:51
Mateo 13:13 "Respondiendo él, les dijo: el que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre"

El Señor es a toda prueba en lo que a perseverencia se refiere. Él es de los que no tiran la toalla fácilmente.

La experiencia de la mayoría de nosotros es que Dios por largo tiempo ha intentado incansablemente de transformarnos a la imagen de Su Hijo, y aunque le hemos ofrecido mucha resistencia, Él ha hallado siempre la forma de alcanzar Sus Objetivos.

Ya sea teniendo que meternos en el vientre de algún "gran problema" y vomitándonos luego "a la orilla" de sus misericordiosas plantas, (y dado que Dios es Dios, y su voluntad es firme), Él siempre se sale con la suya.


Lo anterior se debe fundamentalmente a lo expuesto en nuestro versículo: "Él es quien siembra la buena semilla". Y la buena semilla a veces demora en germinar, pero cuando lo hace produce un hermoso fruto.

Me encanta lo que expone este verso sobre la forma en que Dios hace Su obra: cual campesino en medio del campo, el Señor lanza sobre la tierra de nuestra vida la buena semilla, Su Palabra, y luego pacientemente espera que ésta se dearrolle, crezca y muestre su fruto, del cual Él siempre quiere probar.

No hay buena semilla fuera de Él, no importa cuánto busquemos, no hallaremos mejor semilla que la que Él siembra en nuestras vidas.

Por ello es tan relevante el tema de la doctrina. La doctrina de Cristo es sana, buena, sin levadura, sin agentes contaminantes que puedan dañar la tierra sembrada.

¡En el mundo evangélico de hoy se oyen tantas voces!

En una radio se predica una cosa, y en otra algo diferente. La tevé cristiana por su parte transmite distintos programas y cada programa tiene su propia doctrina o énfasis.

Viene alguno con una nueva revelación y la esparce por medio de conferencias y seminarios multitudinarios (que dicho sea de paso siempre tienen un costo). Otros usan recursos como el internet (así como yo también lo hago) para compartir sus mensajes y experiencias con quienes están ávidos de una palabra.

Indudablemente Dios desea que nos instruyamos, pero debemos ser muy cautelosos respecto de la clase de instrucción que podamos estar recibiendo.

El mismo Señor advirtió diciendo "guardaos de la levadura de los fariseos", haciendo alcance de la doctrina (cuerpo de enseñanzas) que estos compartían además de su hipocrecía.

La buena semilla sembrada por Dios en nosotros es suficiente y poderosa para hacer lo que debe hacer. El fruto de la semilla de Dios siempre es a volvernos humildes, a hacernos siervos (y no señores) de la grey.

La palabra que sale de la boca de Dios hará lo que Dios quiere y producirá el fruto deseado en la vidas para quienes el Señor la envió.

Confiemos de todo corazón en el plan que Dios tiene para nosotros. Creamos que el podrá por medio de la buena semilla plantada, producir en nosotros un fruto grato delante de Él, que redunde en alabanza para Su nombre.

No nos confundamos con la espectacularidad y las muchas luces de colores que se ofrece el mundo evangélico de hoy.

Que esa cruz teñida con sangre real de un cordero sin mancha, sea todo lo que necesitamos para sentirnos atraidos a Él.
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