Author: gabtorar
•6:30
El invierno es una época temida en nuestro país a causa de las enfermedades, particularmente virus estacionarios que provocan estragos en la salud de la población. Los más afectados suelen ser los bebés y las personas de más edad.

Un virus es dañino especialmente porque se expande con rapidez y contamina a los que están con las defensas más bajas.

Existe una "forma de virus" en la vida cristiana que tiene un efecto similar. La escritura lo denomina "raiz de amargura".

El autor de Hebreos advierte "Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raiz de amargura, os estorbe y por ella muchos sean contaminados" (Hebreos 12:15)

La amargura tiene un destructivo poder sobre las personas. El autor bíblico menciona un doble efecto:
Primero, estorba a quien la sufre.
Segundo, otros son contaminados.

¿Qué provoca dicha amargura? Seria difícil de precisar, las causas pueden ser tantas.

Pero en mi andar con Dios me he percatado que una de las cosas que más provoca amargura y por tanto quiebre en las relaciones es la inmadurez de los creyentes.

Hay personas que se ofenden (amargan) porque tú no haces lo que ellos esperan. Otros se ofenden porque tú les haces ver puntos en los que están mal, y es más fácil ofenderse que cambiar.

El trabajo pastoral se dificulta cuando tienes que enfrentar personas "sensibles", que no ponen la mirada en las cosas de Dios sino en ellas mismas.

Lo triste del asunto es que esto les estorba a ellos y como si eso en si no fuera malo, comparten sus amrgura u termninan contaminandio a otros.

Lo bueno del asunto es que podemos arreglar la situación mediante el arrepentimiento. Pero ¿Qué pasa con aquellos a quienes contaminamos?

He oído personas hablar mal de los pastores (líderes en general) de alguna iglesia delante de sus hijos pequeños o jóvenes. Luego esas mismas personas les dicen a sus hijos que deben congregarse en alguna iglesia, que deben tener un pastor.... y los hijos no entienden nada.

Muchos de los malos comentarios que surgen contra los líderes espirituales vienen como consecuencia de malas experiencias que nosotros hemos tenido y eso algo que no podemos ni debemos negar.

Sin embargo, debemos cuidarnos de no contaminar a otros, gente inocente, porque llegará el dia en que desearemos que esas vidas se acerquen al Señor y ellos quizás tendrán sus corazones endurecidos (contaminados) por la amargura que nosotros mismos les transmitimos.

Por otra parte, dañamos el testimonio de personas que quizás sólo estaban haciendo lo correcto.

La mayoría de las veces nos falta el valor para reconocer que eramos nosotros los que estábamos mal. ¿No te parece?

La amargura es peligrosa porque te impide alcanzar la gracia de Dios. Que nada ensucie tu corazón.

Echemos mano al perdón y dejemos al río de vida de Dios fluir con libertad en nuestra vida y hogar.
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