Author: gabtorar
•10:29
Mateo 5:16 “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”

Una gran necesidad de nuestro tiempo es la de recuperar el Espíritu de Cristo para la iglesia de Cristo.

Muchas personas con las que Dios me permite encontrarme, me comparte lo mismo: se sienten decepcionados de la indiferencia de la iglesia y de sus líderes para con las necesidades de la comunidad, de las personas.

Tal parece que en quienes no participan de la iglesia está operando un discernimiento mayor que en quienes si lo hacen.
O bien, Dios simplemente está haciendo hablar a las piedras.

Lo cierto es que la iglesia de Jesucristo está en deuda.

Jesucristo nuestro Señor, dejó una vara altísima para quienes nos consideramos sus seguidores.

El recorrió las aldeas predicando y enseñando el reino de Dios. Sanó a los enfermos. Alimentó a los hambrientos, libertó a los cautivos. Su obra fue más allá de las “buenas intenciones”, que es lo que a nosotros más nos acomoda.

Hay una inmensa cantidad de personas que están sufriendo las consecuencias de vivir vidas ajenas a la palabra de Dios.

Y como cristianos necesitamos hacer más que sólo criticarles su falta de espiritualidad o lejanía de Cristo, debemos como Jesús ser capaces de llevarles la luz y las buenas obras del evangelio.

La predicación de Jesús era poderosamente respaldada con “hechos de amor y misericordia”.

Muchos hoy día sufren por la maldad imperante en la sociedad.

Los males sociales han hecho estragos en la familia: matrimonios que se rompen, hijos y padres enemistados, deudas, ataques satánicos (la gran mayoría de las personas no logra ver “esa” realidad en particular) y suma y sigue.
¿Será una posibilidad que Dios le da a la iglesia para justificar su razón de ser en la tierra y cumplir así su ministerio?

La mala reputación que tristemente tienen las congregaciones (ciertamente hay excepciones) obedece a la disfunción en que han entrado las mismas.

Nos ha costado cara la falta de verdadero liderazgo y dirección espiritual.

El liderazgo del Señor ha sido reemplazado por la dirección humana, y los caminos del hombre, sin la dirección de Dios, ya sabemos donde conducen.

¡¡Si tan sólo estuviéramos dispuestos a ponernos a tono con Su Voluntad!!

Muchos que hoy se alejan de las iglesias correrían a ellas sabiendo que ahí encontrarían la vida que tanto necesitan.

Los discípulos querían despedir a la multitud para que fueran a comer, pero Jesús tenía en mente que ellos les alimentaran. No me extraña que hoy día estemos en la misma descoordinación que ellos.

Jesús todavía desea que la iglesia supla las necesidades del mundo mientras y que las iglesias esperan que la gente del mundo supla las suyas.

Esas ovejas perdidas (los que no conocen a Jesús) siguen a la espera de un pastor compasivo que les lleve a buenos pastos y que sepa donde hay aguas que sacien la sed, en tanto muchos pastores piensan solamente en poder beneficiarse de la lana de las ovejas.

El mundo es el mundo y Dios no le va a exigir al mundo que haga el trabajo de la iglesia.

Pero la iglesia tiene la tremenda responsabilidad de alumbrar especialmente ahora que las tinieblas son más densas.
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