Author: gabtorar
•11:13
Juan 4:7 “Vino una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: Dame de beber”

Jesús se encontraba cansado del camino. A veces el camino, l viaje nos agota. No que sea un mal viaje, sino que hasta el viaje mas placentero nos cansa.

En el verano chileno, muchos citadinos abandonan la capital con destino al litoral y allí descansan (además de otras cosas) junto al mar, toman el sol, en fin reponen fuerzas nada mejor que junto a la maravilla de la creación de Dios.

Pero suele suceder que a muchos después de haberse quitado el estrés, se vuelven a estresar rápidamente teniendo que soportar los interminables tacos (producto de la aglomeración de vehículos) que regresa a la ciudad a la vida de trabajo.

A veces esos tacos alcanzan kilómetros y duran horas!!! Nada que decir de las vacaciones el viaje fue genial, pero de todas formas hay cansancio.

Jesús no andaba en un viaje de placer precisamente, sino en los negocios del Padre.

Y aquí lo hayamos sentado junto al pozo, descansando y sediento.
Y hay que ver como Jesús aprovechaba bien su tiempo.

Consecuente con el carácter “rompe moldes” del Señor, el usó esa necesidad para llegar a una mujer que tenia gran necesidad de la luz de Dios.

Ella era una mujer que estaba en condición de adulterio. A nosotros no nos gusta hablar de estos temas porque no son populares pero la palabra de Dios tipifica al adulterio como un pecado y el pecado nos aleja de Dios.

¿Por qué? Porque el pecado obedece a una naturaleza antagónica a la del Señor. Dios ama a todo ser humano, pero Su naturaleza es Santidad, es decir ausencia de pecado, pureza.

Esa mujer necesitaba salvación y me maravillo de ver el amor de Dios.

Jesús es fuente de agua viva. Fue Jesús el que dijo “si alguno tiene sed venga a mi, yo le daré a beber”, ¿cómo es que está pidiendo agua a esta mujer entonces?

No era cualquier mujer, ella además era samaritana y si tu lees el versículo 9 notarás que se sorprende que Jesús le hablara a ella porque Judíos y Samaritanos no se tratan entre sí.

Pero el Señor no ve razas, ni etnias. El ama a todos y sabe que la única forma de hacer salvos a los hombres es mostrándoles Su luz. La luz echa fuera las tinieblas del diablo. Y eso es lo que esta haciendo con esta mujer.

Una vez más Jesús rompió los moldes para demostrar que su amor traspasa los límites humanos. ¡¡El mismo atravesó los cielos para venir a mostrarnos Su bendita luz!!

Él no necesitaba del agua que ella le podía ofrecer. Era ella la que necesitaba del agua viva que Jesús tenía, pero Él estuvo dispuesto a humillarse (a presentarse Él como el necesitado), para poder bendecirla, para poder alcanzar el corazón de esta mujer.

Que no te parezca extraño si Jesús viene a ti como si necesitara de ti. Seguramente es su amor disfrazado de necesidad buscando la manera de hacerte bien.
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