Author: gabtorar
•8:26
Números 13:33 “También vimos allí gigantes hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas, y así les parecíamos a ellos”

Este verso deja al descubierto el elemento que tanto daño hace a los planes de Dios con nuestras vidas: “nuestro parecer”.

Moisés había enviado espías para reconocer la tierra que Dios les entregaba a los hijos de Israel. Ellos debían tomar conocimiento de la tierra, el pueblo, las ciudades, el terreno, incluso debían traer de muestra un fruto de ella, y lo hicieron.

Se suponía que era una tierra distinta a Egipto. En esta tierra fluía la leche y la miel, era la tierra prometida.

Regresaron los espías al cabo de 40 días de exploración trayendo un racimo de uvas en un palo. ¡¡Se necesitaron 2 hombres para cargarlo!! (v.23)

Imagínate que clase de tierra era esa que dios les quería dar a ellos que no tenían más vida que hacer ladrillos para Egipto y vivir como esclavos, de pronto Dios les quiere dar una tierra maravillosamente generosa, libertad, y un porvenir que antes era impensado. ¿Cuál fue la respuesta de ellos?

La tierra ciertamente fluye leche y miel pero no podremos tomarla (v.27) ¿Por qué? Porque hay gigantes ahí. Y “a nuestro parecer nosotros somos como langostas para ellos” (v.33b).

¿Cómo podían saberlo? ¿Habían compartido con ellos como para recoger tal impresión? No, fue simplemente lo que les dictó su pensamiento. Dijeron “a nuestro parecer”.

¿¡Qué gran enemigo de Dios y sus planes para nosotros puede llegar a ser nuestro parecer!?

Dios no había mentido respecto a que la tierra fluía leche y miel, con la evidencia de un gran racimo de uvas que lo corroboraba.
También Él les estaba prometiendo darles la tierra (v.1) ¿Por qué entonces debería haber problemas para tomarla?

La verdad es que no había problema alguno. Pero cuán bien nos describe a nosotros que solemos hacemos problemas donde no los hay.

Una mañana te despiertas con una molestia y hasta te sientes enfermo y piensas que tendrás que operarte. Alguien viene a decirte que tu hijo no va bien en el colegio y ya piensas que va a repetir de curso. Alguno pierde el trabajo y ya nos imaginamos recogiendo de la basura para poder subsistir ¿¡Por qué seremos así!?

Todo lo que debían hacer esos espías era seguir a Dios, ese era plan Suyo, pero el hombre metió sus narices y para lo malo, para desanimar, para hacer desfallecer los corazones.

Ayer escribía que el desánimo es contagioso, como un virus que se expande rápidamente. Así el pueblo se desanimó y Caleb uno de los doce, quien tenía un espíritu diferente, los hizo para decir: “Subamos luego y tomemos posesión de ella,porque mas podremos notros que ellos”.

Él vio a los mismos gigantes, vio la misma tierra, vio las mismas cosas pero donde los demás vieron imposibilidad, él vio lo contrario, donde los demás vieron derrota segura, el vio victoria.

Y nos guste o no aceptarlo, él entró a poseer esa tierra y la poseyó en tanto los demás no lograron entrar a causa de su incredulidad.

Tenemos una mentalidad fatalista, que no necesariamente es realista. La realidad no tiene porqué ser tan fatal o negativa.

Podemos ver en todas nuestras circunstancias un buen propósito de Dios si queremos, pero preferimos quedarnos con lo malo, con lo feo.

¡¡Cómo le ayudamos al diablo y con cuánta frecuencia le complicamos las cosas a Dios!!

Tiene que llegar el momento a nuestra vida en que decidamos cambiar nuestra manera de ver las cosas. Las circunstancias serán las mismas, los gigantes estarán ahí, pero los veremos en contraste con el GRAN GIGANTE que pelea a nuestro lado.
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