Author: gabtorar
•6:53
Salmos 34:6 “Este pobre clamó y le oyó Jehová y lo libro de todas sus angustias”

Todo el mundo sin excepción enfrenta angustias en períodos de su vida.

No estoy hablando de meras dificultades nada más, hablo de verdaderas angustias, situaciones que nos acongojan sobremanera y que en muchos casos hacen que las personas se hundan en profundos períodos de depresión y angustia.

¿Cuántas personas que tú conoces fueron alcanzadas por tiempos de angustia y quedaron postradas, incapaces de seguir adelante y avanzar en el camino y plan de la vida?

Es que aunque no nos guste la angustia produce detención en el caminar del ser humano.

Nos pegamos a los tiempos de angustia. Como si tuvieran un increíble imán o una invisible ancla, nos dejan inmovilizados, y tu comprenderás que todo lo que está vivo necesita moverse o pierde la vida.

Así la angustia, al igual que el miedo, paraliza, obstruye y produce muy negativos efectos en la vida de las personas.

Gracias a Dios que hay cura para ella, esa cura está en Dios.

Nuestro texto dice que no importa nuestra condición, puedo rico o pobre (en lo espiritual como en lo material) y sin embargo si clamo al Señor, hay una disposición en Él para escuchar.

¡¡Es tan bueno saber que Dios nos oye!!

¿Cuántas veces has ido a golpear puertas de personas, entidades de ayuda, del gobierno y aunque había gente dentro, nadie abrió? Muchas veces las personas dejamos entrever ese lado malo del egoísmo, y como no es nuestro problema, decimos, qué lástima por ti, pero yo estoy ocupado, tengo mucho que hacer por mí mismo.

Pero Dios no es así, Él se compadece de nuestras necesidades y no hace oídos sordos. Dios en verdad desea ayudarnos en todas las circunstancias de nuestra vida.

Así que Él nos oye, y cuando Dios entra en la escena todo cambia para bien.

Los caballos se alistan para la batalla, pero la batalla no la ganan los caballos, la victoria viene del Señor.

Esa batalla perdida cambia cuando Dios entra a pelear por ti.

Cuando tú, sin importar tu condición, clamas a Él, Él oye y entra en el campo de batalla a pelear a tu favor.

Que insensatez la nuestra al tratar de hacer frente a nuestros enemigos en soledad, con nuestra propia fuerza que es tan limitada y restringida, siendo que tenemos la oferta de ayuda del Todopoderoso.

Lo que debemos hacer es venir a Él en clamor y Él, solícito por su creación, entrará en la arena para pelear junto a nosotros y vencer en aquello que somos débiles.

El salmista fue librado de acuerdo al texto, no de algunas de sus angustias sino ¡¡de todas!!

Dios nos ha dado tantas benditas promesas para ser victoriosos en la vida que Él preparó para nosotros

¿Por qué no dejarnos seducir por Su gran amor y bondad y comenzar a disfrutar de todo lo bueno que Él preparó?

La angustia que vives tiene cura, esta se encuentra en Jesucristo.

No necesitas dinero para recibirla, tan sólo tienes que clamar por esa ayuda. Puedes estar seguro que Él oirá
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