Author: gabtorar
•6:21
Proverbios 27:6 "Fieles son las heridas del que ama pero importunos los besos del que aborrece".

Al leer este versículo, cualquier persona que tenga algún conocimiento somero de la biblia, seguramente pensará en un hombre a quien está descripción le cabe perfectamente: Judas Iscariote.

Judas tuvo el privilegio de estar entre los doce. Tuvo el privilegio de conocer a Jesús en ámbitos que otros hubieran deseado concerle. De estar con el maestro, escuchar sus palabras, ver sus poderosas obras, pero sobretodo intimar en comunión con el Hijo de Dios. La oportunidad le fue dada.

Muchas personas se quejan de que no han tenido la oportunidad. Que la vida les ha sido contraria, adversa, pero no basta con tenerla. Una vez que se nos concede es muy importante ver que haremos con ella. La bien usaremos o la malgastaremos.

Judas la tuvo y ¿qué hizo?, la malgastó, traicionando al que no lo merecía.

Nosotros apuntamos a Judas con el dedo. pero ¡¡cuanto de Judas hay en nosotros!! Creo que lo suficiente como para seguir el mismo camino que le llevó a la perdición.

Es por las misercordias del Señor que no hemos sido consumidos.

Judas pudo haberle propinado al Señor "heridas fieles", como Pedro, quien sinceramente deseaba morir por Su Maestro y lo hizo en última instancia.

Es cierto que Pedro le negó pero en su corazón le amaba, no estaba aun preparado para cumplir la promesa (mi vida pondré por ti), pero Jesús sabía que Pedro no mentía.

Judas en cambio, importunó al Señor en el huerto entregándole a los que sabía eran sus enemigos con un beso.

Creo no equivocarme en decir que Judas no amaba a Jesús. Qué se yo qué clase de sentimientos tenía por el Señor, pero siendo el tesorero le robaba (sustraía de la bolsa), siendo un discípulo lo criticaba (lo hizo cuando la mujer vertió el perfume sobre Jesús, aduciendo que ese dinero hubiera servido para los pòbres) siendo un seguidor lo entregó a quienes lo perseguían. ¿Podemos pensar que este hombre amaba a Jesús? ¡¡Deninguna manera!!

Y por eso la palabra dice "importunos los besos del que ABORRECE".

Lo que acabo de señalar no está ajeno a ninguno de nosotros. Ocurre muy frecuentemente en los hogares e iglesias. Y por eso el Señor consideró oportuno recordárnoslo aquí

¿Has entregado a un familiar, hermano, compañero de trabajo u otra persona con un beso?

Eso se llama traición y la traición tiene un alto costo para nuestras vidas.
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