Author: gabtorar
•4:33
Flp 4:19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

Una de las situaciones que más complicadas tiene a las familias de hoy, es la economía.

Casi todas las familias tiene algún problema económico que le quita el sueño.

Al hablar de problema económico me refiero a situaciones complicadas de resolver, por no contar con los recursos suficientes.

Quizá la principal razón para ello es que no ordenamos nuestras vidas financieramente a la luz de la Palabra de Dios.

Se nos olvida que somos mayordomos y por ahí nos metemos en problemas de los que luego nos cuesta sudor y lágrimas poder salir.

Dios claramente ha establecido en Su Palabra que la vida del hombre no consiste en la abundancia de bienes que este pueda llegar a poseer. Lamenteblemente, hemos hecho poco caso a esto y nos hemos lanzado a una vida desordenada en lo que a finanzas se refiere.

Sin lugar a dudas, el mayor problema no es cuanto uno gana, sino cuanto uno gasta.

Hay personas que sin importar cuanto pudiera incrementarse su salario nunca les alcanzaría porque sencillamente no son ordenados en esta area.

Pero bien, para quienes hemos vivido la aflicción económica, podemos aprender de los errores cometidos, y debo decir que hay esperanza.

Me produce una temenda alegría saber que a Dios no sólo le preocupa mi espíritu, Él también esta preocupado de si en mi bolsillo y despensa hay lo suficiente!!

Pablo, conoció la fidelidad de Dios en esta area y con toda seguridad puede decir: "mi Dios suplirá lo que os falta".

Cristo dió muchos ejemplos de esto, de cómo el Señor multiplica donde no hay, de cómo Él provee a veces de formas sobrenaturales incluso, como en la alimentación a las multitudes.

Lo claro es que Dios está preocupado por nuestro bienestar y no nos abandonará en esta area.

Sin embargo, no debemos confundirnos. Dios no es un derrochador, Él nos ayudará, pero espera que aprendamos a ser buenos mayordomos de lo que ha puesto en nuestras manos.

Por tanto nos llama a ordenarnos para no tener que tropezar con el mismo problema.

Sus recursos, si bien son ilimitados, no son para ser derrochados y si aprendemos a ser fieles (administradores) en lo poco, Él nos pondrá sobre más.

Por lo pronto, si estás afligido económicamente, clama al Señor y cree que Él suplirá lo que te falta. Ten paciencia poara ve como Él se mueve a tu favor y te ayuda.

Mientras tanto esfuérzate por hacer dos cosas: evitar derrochar los recursos que Él te envíe y aprender a administrar lo que hay en tus manos.

Te sorprenderás al darte cuenta que Dios siempre suplió lo necesario (y aún más que lo necesario) y que fuimos nosotros los que no hicimos buen uso de dicha provisión.
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