Author: gabtorar
•8:49
Lucas 1:45 “Y bienaventurada la que creyó porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor”

He estrado tratando el tema de la incredulidad, como nos obstaculiza para recibir lo que Dios nos quiere conceder.

Pero si la incredulidad nos produce una especie de “maldición”, la fe y confianza en la Palabra del Señor, se nos vuelve en dicha y bienaventuranza.

Elisabet, la esposa de Zacarías, estando YA embarazada en conformidad con lo que el ángel había hablado a su marido, recibió la visita de su parienta, la joven María, quien también había sido visitada por el ángel Gabriel anunciándole que concebiría un hijo a quien llamaría Jesús.

Cuando María saludó a Elisabet, ésta fue llena del Espíritu Santo, que es el Espíritu de Verdad, y pronunció lo siguiente (entre otras palabras) “Bienaventurada la que creyó”.

Ella inspirada por el Espíritu de Dios dijo que por causa de haber creído a las palabras de Dios, ella era una persona dichosa.

¿Creemos a las palabras de Dios?

Dios me ha otorgado la bella oportunidad (y responsabilidad) de compartir su palabra por varios años en diferentes congregaciones y aun en la congregación donde yo mismo soy pastor, he descubierto esta triste realidad: que muchas de las personas que están allí NO CREEN a la Palabra de Dios.

¿En qué me baso para afirmar lo anterior? En que veo que no hacen lo que han aprendido, no practican lo que se les ha enseñado. Hay muchas personas en las congregaciones que tienen problemas con los aspectos más fundamentales y que "no deberían ser tema" para un verdadero convertido.

Personas que SE EXCUSAN por no hacer LO QUE SABEN deberían hacer. Las excusas, por supuesto, buscan CALMAR LA CONCIENCIA de quienes están INCUMPLIENDO al Señor.

Conozco personas que no se congregan porque “están enfermas”, pero luego “salen a pasear”. Dios con toda razón se preguntará ¿Y tú no estabas enfermo?

Personas que se excusan de no poder apoyar la obra de Dios, porque “los recursos no alcanzan” pero luego tú ves que han adquirido bienes (televisores, computadores, por citar algunos) y para eso SI ALCANZÓ. Con justa razón el Señor se pregunta ¿Y tú no tenías problemas financieros?

Quiero aclarar para quienes leen mis devocionales (por motivos de conciencia) que quien escribe, les habla de lo que conoce, no de lo que piensa solamente, y que además en la congregación que yo pastoreo NO SE ABUSA DE LA HERMANDAD en términos económicos. De hecho sólo se pide una ofrenda por reunión y ese servicio no toma más de un par de minutos. No se hacen largas oraciones para tratar de conmover las conciencias de las personas al momento de ofrendar ni tampoco se manipula el asunto desde el púlpito.

Puedo decir con LIMPIA CONCIENCIA que TENGO MORAL para referirme al tema.

Como toda congregación tenemos necesidades. Yo como pastor que fue llamado por Dios para vivir de la obra, tengo necesidades y vivo por fe, confiando EN EL SEÑOR, en SU provisión, la que muchas veces Él desea hacer llegar por medio de Su pueblo pero su pueblo (penosamente incrédulo) no responde a esas expectativas del Señor.

Yo me pregunto con cuánta fuerza las personas reclamarían si en sus trabajos, no les pagaran su sueldo. Y conozco a lucha gente que hace lo mismo con sus pastores.

Se de muchos pastores que ABUSAN DE SUS CONGREGACIONES y les SACAN hasta el último peso que tienen, pero también hay congregaciones que ABUSAN DE SUS PASTORES y LES PRIVAN de cada peso que pueden.

Tanto lo uno como lo otro es DESAPROBADO por el Señor.

¿Queremos que Dios nos haga justicia y nosotros somos injustos con Dios?

Después de esta breve aclaración, debo decir ¿Por qué nos cuesta tanto obedecer a Dios? Porque hay incredulidad en nosotros. En verdad no creemos que lo que Dios pide sea tan necesario o importante, por eso no lo hacemos, por eso no lo priorizamos.

Un siervo de Dios recibió este testimonio del Señor: "un hombre HACE TODO por su Dios".

Yo veo a la gente haciendo toda clase de esfuerzos por aquellas cosas y personas que están en su corazón.

Hay muchos que creen que pueden seguir a Dios “de lejos”, congregándose cuando quieren (o cuando hacerlo no les representa un problema). Luego en su angustia, desean que el pastor “corra a visitarlos, a ayudarles, a orar con ellos”. Y cuando esto no ocurre de la manera o con la rapidez que esperaban, “se victimizan” ante sus hermanos y siembran “cizaña” contra el líder, por supuesto, con mucho disimulo.

No entienden esas personas que se dañan a si mismos, que añaden carga a sus vidas con esa MEDIOCRE manera de seguir a Cristo, que por cierto Cristo NO MERECE.

Podremos convencer a medio mundo que nuestros motivos para NO HACER LO QUE DIOS NOS PIDE son válidos y piadosos, pero tengo la responsabilidad de decir que DIOS NO PUEDE SER BURLADO. Hay una ley espiritual que dice que TODO lo que el hombre siembra ESO va a segar.

Debo asimismo aseverar que la mayoría de las veces el problema no son nuestras circunstancias sino NOSOTROS MISMOS.

Ponerse en las manos de Dios NO CUESTA NADA, sólo hay que DISPONERSE.

Cuando lo hacemos con toda seguridad “podemos apropiarnos por fe” de las palabras que esta mujer llena del Espíritu Santo pronunció y estoy seguro que el mismo bendito Espíritu de Dios dirá otra vez: “bienaventurado el que creyó porque se cumplirá en su vida lo que fue dicho de parte del Señor”.

Dejemos de engañarnos, a veces la incredulidad se disfraza de piedad pero está escrito que "no hay nada oculto que no sea descubierto" por Aquel que TODO lo ve.
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