Author: gabtorar
•6:54
Lucas 5:5 “Respondiendo Simón, le dijo: maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado, mas en tu palabra echaré la red”

A nivel de nuestra congregación he estado compartiendo sobre el terrible enemigo que encontramos en lo que la biblia llama “la carne”. Esa naturaleza caída, corrupta, egoísta, centrada en si misma a la que nada mas le importa que su propia satisfacción.

Una de las principales fortalezas que encontramos operando por medio de la carne es “la incredulidad”.

Es ella, la incredulidad la que no impide seguir al Señor por los caminos que Él nos señala.

Pero en este texto encontramos un ejemplo digno de imitar.

Pedro era un hombre de mar, que conocía las condiciones naturales que favorecen una buena pesca, y en ese conocimiento había pasado toda la noche intentando pescar, sin hallar nada.

¡Que frustrante resulta para nosotros cuando aplicamos todo nuestro conocimiento y capacidades y no logramos ver los resultados que esperamos!

Pues bien, Pedro lo había hecho y estaba cansado seguramente además de desmotivado, pero luego de haber escuchado las palabras del Maestro, de seguro recibió algo de fe, al menos la necesaria para lo que vendría a continuación.

La escritura dice que la fe viene por el oír la palabra de Dios y Jesús les había pedido que apartasen un poco la barca de la orilla con la finalidad de enseñar desde ella a la multitud.

Con toda seguridad esas palabras provocaron en Pedro la fe que necesitaba para recibir un milagro de Dios en su propio terreno que era el mar.

Habiendo acabado su disertación el Señor dijo a Simón (Pedro) “boga mar adentro y echa las redes para pescar”.

Unas horas antes nada había ocurrido y Pedro estaba claro de eso, pero Pedro había escuchado las palabras de Dios en los labios de Jesús y me atrevo a decir que algo aprendió de todo lo que Jesús había enseñado.

Por esa razón le dice que aunque como pescador sabía que nao había peces esta vez haría lo que el Maestro mandaba pero no basado en su conocimiento de pescador sino respaldado por la palabra de Jesús (“en tu palabra echaré la red”)

Debo decir que sin importar cuantas veces podamos escuchar este mensaje siempre habrá algo nuevo que recibir de el.

Concretamente, ¿cuántas veces nos hemos embarcado en “empresas” (planes y proyectos) que nos dejaron sin fuerzas ni recursos y que no dieron ni el más mínimo resultado?

Como consecuencia de ello el miedo y la incredulidad se apoderaron de nosotros y nos cerramos a fin de que no volver a pasar por semejante periodo de infertilidad.

Pero deseo enfatizar aquí la importancia de hacer las cosas en la Palabra de Dios, vale decir, contando con el respaldo divino.

Muchas de aquellas cosas que emprendidos no resultaron porque las hicimos en nuestra capacidad y fuerza humanas, no en la
voluntad del Señor.

Sería bueno evaluar cuántas de las cosas en las que estamos involucrados hoy son verdaderamente respaldadas por la palabra de Dios.

Si no es así, corremos el riesgo de gastar nuestras fuerzas y recursos en cosas vanas que no traerán provecho ni edificación a nuestras vidas.

“Si Jehová no edifica la casa en vano trabajan los edificadores”. Pero cuando hacemos las cosas respaldados por la palabra del Señor, esto es, “porque el Señor lo dice”, veremos milagros y maravillas que van más allá de nuestra humana comprensión.

El hacer las cosas en la voluntad de Dios, traerá los peces que hasta hace un par de horas se habían marchado lejos de nuestras redes.

Lo que hace la gran diferencia entre una obra hecha en las fuerzas del hombre o en la palabra de Dios es que en una “el hombre lo dijo” y en la otra “el Señor lo mandó”
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1 comentarios:

On 8 de abril de 2010, 19:01 , Anónimo dijo...

amen mi past0r ...un abraz0 bendici0nes