Author: gabtorar
•9:35
Salmo 83:1 “Oh Dios, no guardes silencio. No calles, oh Dios, ni te estés quieto”

Este corresponde a un salmo de Asaf. Y cuan bien describe nuestra gran necesidad actual.

La maldad del corazón del hombre se ha vuelto prominente en nuestra sociedad.

La corrupción es el pan de cada día que nos toca consumir resignadamente. No hay justicia para los que viven rectamente, al menos no en el ámbito de la justicia de los hombres.

Los malos andan tranquilos por la calle dañando, robando violando y alardeando de su poder, poder que descansa en el uso de armas de toda índole, desde sofisticadas hasta hechizas.

Y el ciudadano normal, bueno él debe hacer de su casa una cárcel, debe restringir su actuar a lugares específicos, a sectores, y a horarios. El salir de esos márgenes es poner la vida, la integridad personal en riesgo.

Pero la corrupción y la maldad no sólo han alcanzado al hombre común, también han contaminado las esferas del segmento que se supone debería velar por los intereses del pueblo, me refiero a los líderes tanto políticos como religiosos.

Me sorprende el descaro que algunos ex políticos tiene para dar recetas al nuevo gobierno de cómo hacer que las cosas funcionen cuando en todos los años de gobierno que tuvieron ellos mismo no lograron hacerlas funcionar.

Exigen plazos y soluciones ahora que no son ellos quienes tienen que traerlas. Todo esto en el contexto de un terremoto que sacudió nuestra nación hace poco y desconociendo además que viene otro en camino.

¡¡Señor Juzga a esos descarados impíos. Hazlos enmudecer por su falta de amor a esta patria!!

Gente que no tiene una preocupación sincera por los que habitan esta nación sino que están buscando como poder recuperar los puntos que perdieron y así volver a gobernar.

Chile no necesita gente así. ¡El egoísmo es la marca de la bestia!

No les importó que la moral de esta nación se viniera abajo mientras gobernaron. No impidieron los robos millonarios en estamentos estatales (ni tampoco los aclararon antes de salir del gobierno). Dieron amplia libertad de acción a los delincuentes promoviendo leyes livianas

Nosotros los cristianos no estamos llamados a participar de alguna corriente o partido político, pero si estamos definitivamente llamados a estar a favor de la verdad, de la justicia porque eso es lo que el Señor nos pide que hagamos: que prediquemos, practiquemos y nos paremos a favor de la justicia, de Su Justicia.

El descaro del que hablo es producto de gente que no tiene lo único que hace al hombre verdaderamente humano: el temer a Dios, el considerar que sobre nosotros, que sobre nuestra esfera de autoridad existe una autoridad mayor a la que deberemos dar cuenta un día.

Para el diablo fue un gran negocio levantar corrientes filosóficas que proclamaran que Dios había muerto.

Si no hay Dios entonces podemos vivir a nuestro arbitrio sin necesidad de tener que responder por nuestros actos.

¿No es esto descriptivo del comportamiento de los jóvenes y de la gente del mundo en general?

Frente a un mar de injusticias que se suceden vez tras vez ante nuestra mirada atónita y resignada es que nuestro Dios TIENE QUE ACTUAR.

El salmista lo vio en su tiempo y pidió al Señor que no guardara silencio.

En la televisión, los opinólogos (muchos de ellos inmorales envueltos en escándalos de todo tipo) hablan insensateces hasta que dan ganas de vomitar. Y para la gente esos son líderes de opinión.

Los programa de farándula, insisten en mostrar la vanidad del vivir de ciertos mal llamados “famosos”.

Las injusticias se repiten hasta decir basta y todo eso crea las condiciones para que nuestro Dios, el Dios de la justicia verdadera, se manifieste entre tanta maldad y corrupción.

Así como con los políticos, el poder, con sus ofertones, ha logrado corromper a los líderes religiosos también, desviándolos de la sinceridad fidelidad que deberían mostrar por Cristo y extraviándoles a ellos y a quienes siguen a estos lideres, lejos del camino del Señor.

Por todo lo anterior, me uno al clamor de Asaf y pido al Señor: “Habla Señor, no guardes más silencio. No te estés más quieto y haz que Tú poder se mueva en esta nación para quebrantar las estructuras de corrupción y maldad. Que los malos sean estremecidos y teman en el momento en que Tú decidas actuar”

Para cuando eso suceda, lo mejor que nos podrá pasar, será que estemos habitando al abrigo del Altísimo.

Dios va a hablar, y si el león ruge ¿quien no temerá?
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