Author: gabtorar
•15:55
Sal 84:6 Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques.

Por razones que Dios conoce mejor que nadie, somos muy dados a buscar “estabilidad”.

La mayor aspiración de muchas personas es hallar el trabajo estable, la casa propia que es sinónimo de estabilidad, deseamos hallar el trabajo estable que nos provea del salario que nos permita vivir en un grado de estabilidad.

Concretamente el concepto estabilidad es muy codiciado por nosotros.

La estabilidad produce una atmosfera que nos permite descansar, soñar y proyectarnos. Pero cuidado. Hay un momento en que la estabilidad se convierte en una enemiga de los planes de Dios.

Es bastante frecuente encontrarse con personas que son incapaces de responder a ciertas peticiones del Señor (planes que Dios tiene con ellos) porque seguir a Dios en ESE plan significaría tener que sacrificar la estabilidad que poseen. Así muchos prefieren decir no al Señor.

Nos cuesta movernos de un lugar a otro especialmente cuando sentimos que tenemos todo lo necesario para vivir una buena vida en las condiciones actuales.

La obre de Dios sufre cuando el hombre se acomoda. La estabilidad promueve comodidad, y la comodidad impide que hagamos ciertos sacrificios que Cristo nos demanda hacer por causa Suya.

¿Cuántas personas no serian capaces de responder a un llamado misionero, por ejemplo, porque eso significaría tener que abandonar aquello que representa estabilidad para mí?

¿Cuántas personas no están de hecho dispuestas a hacer pequeños cambios en sus vidas porque no desean perder la estabilidad que tienen?

Este es un tema que vale la pena meditar.

Dios desea cambiar nuestras circunstancias, pero para que eso suceda debe haber en nosotros “disposición”.

El salmista compartía que atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente. ¡Date cuenta!

¡Qué transformación más fantástica puede ocurrir cuando nos atrevemos a ATRAVESAR, lo que sea que Dios desee que atrevesemos, si nos disponemos, producirá cambios transformaciones gloriosas que Dios puede y quiere hacer.

Pero para lo cual necesita nuestra abierta disposición.

Si hay algo que en este tiempo se necesita urgentemente es gente que se atreva.

Ester en tiempos de angustia se atrevió, Daniel en tiempos de cautiverio se atrevió, Elías en tiempos de apostasía se atrevió. Y hoy día en la iglesia son pocos los que se atreven porque tienen miedo al costo que aquello pueda tener para sus vidas, para su estabilidad.

Los grandes milagros y transformaciones vienen como producto de atreverse a pasar por los valles de lágrimas.

David decía que aunque anduviera en valle de sombra y de muerte
no temería mal.

Había disposición, había voluntad y Dios la usó para glorificarse.

Deseamos que Dios haga grandes obras pero nos escondemos tímidamente detrás de trincheras que para nosotros representan seguridad. ¿Qué seguridad puede haber fuera de Dios?

Queremos ver la gloria de Dios pero no estamos dispuestos a pagar ningún precio que represente incomodidad o sacrificar nuestra tan codiciada estabilidad.

He entendido que no hay estabilidad verdadera fuera de Dios.

Ese trabajo que me parece tan estable, puedo perderlo sin previo aviso, esa casa por la que tanto nos esmeramos, podemos perderla en un par de minutos, pero aquellos que se atreven a atravesar los valles de lágrimas, podremos experimentar la poderosa transformación que el Señor produce en y a través de aquellos que le creen y se atreven.
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2 comentarios:

On 26 de junio de 2010, 13:37 , Jenny dijo...

Otra vez disponible!!!

 
On 29 de junio de 2010, 14:46 , gabtorar dijo...

a mi no me pregunte (¿¿¿¿¿??????)

Gloria al Señor!!!