Author: gabtorar
•10:00
¿Cuál es la clave para una vida cristiana victoriosa? (v.20)

Estoy seguro que muchos somos los que nos hemos preguntado alguna vez sobre la clave para una vida cristiana victoriosa.

Antes que todo es preciso decir que (hasta donde yo entiendo) ninguno de nosotros ha alcanzado aun la perfección.

El llamado es a ser perfectos como nuestro Señor lo fue, está vigente para los cristianos de todas las épocas, y si bien estamos en el camino y siendo perfeccionados diariamente, podemos esperar tropiezos.

No estoy hablando de “lanzarnos piqueros a propósito”. Obviamente hay pecados que ya no deben tener cabida en nosotros porque hemos muerto a esa vida, pero la carne tratará de entrometerse y arruinarnos el día

¿Cuántas veces te habrá ocurrido que luego de un día hermoso en Cristo, por alguna circunstancia ridícula incluso, la carne hizo lo suyo, amargándote la vida y haciéndote sentir que perdiste lo que habías ganado?

Te aseguro que no estás solo en eso. Yo también lo he vivido y de seguro cada uno de los hijos de Dios que amamos a nuestro Padre Celestial.

Asimismo he descubierto que Dios usa esas “malas pasadas” para enseñarnos lecciones importantes que no deben ser olvidadas.

Los tropiezos pueden enseñarnos a ser más cautos en nuestro andar. A veces somos descuidados con aspectos que requieren sumo cuidado y al tropezar entendemos el valor de esas cosas.

Pero hay una vida victoriosa y por supuesto una clave para mantenerse en esa victoria.

Pablo la descubrió y la comparte con todos nosotros sus hermanos y consiervos.

Este varón de Dios, siendo un hombre santo, no estuvo exento de luchas con esta terrible enemiga llamada “carne”

Llegó a reconocer que se sentía miserable, deseando ser libertado de ese cuerpo de muerte. Pero no sólo se quejó, sino que fue más allá.

Descubrió en su perseverante búsqueda de Cristo que la victoria estaba en lo que el autor y consumador de nuestra fe, Cristo Jesús, hizo.

Si hemos de ser como Él debemos caminar como Él caminó, y atravesar por los pasajes que Él mismo atravesó.

La clave estaba en la cruz, en entender que para que esa vida victoriosa se manifestara, otra vida debía morir, ser sacrificada.

El “yo” debía ser clavado junto a sus pasiones y deseos desordenados y pecaminosos

Pablo lo entendió, y cuando lo entendió, por el Espíritu de Verdad dijo: “Ya no vivo yo”. Si Cristo vive en mi, alguien debió morir para que Cristo pudiera ocupar ese lugar. Y la verdad es que alguien murió. “Yo” murió.

“Yo murió en una cruz”. Avisen a los amigos que “Yo” no podrá ir a embriagarse nunca más, ni ver películas inmundas, ni hablar horribles palabras, ni ser más egoísta.

El comunicado de prensa dice que “YO” murió crucificado. Y junto con él fueron enterrados sus malos hábitos y maldades. Sus fechorías se fueron con él a la tumba para nunca más salir.

Pero hay buenas noticias para todos: “hay un nuevo vecino viviendo “en esa casa”, que es todo lo que “yo” no podía ser.

Es amable, respetuoso, no maldice, de su boca salen bendiciones y alabanzas. Vino desde muy lejos, tiene excelentes modales porque de donde vino es Rey. Se llama Jesús.

¿Pueden ver tus vecinos que donde vivía Yo, ahora vive Jesús?

“Vive Cristo en mi. Lo que ahora vivo en la carne lo vivo en la fe del hijo de Dios”. ¡¡En Él está escondida nuestra victoria!!
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1 comentarios:

On 12 de mayo de 2010, 20:51 , Anónimo dijo...

por eso se nos ase tan dificil vivir como verdaderos cristianos por que aun no hemos matado al famoso "YO",ya es hora de tomar la desicion de morir al "YO" y dejar que "CRISTO" tome el control de nuestras vidas.le doy gracias a DIOS de que le provea los medios para bendecir nuestras vidas. que DIOS lo bendiga