Author: gabtorar
•3:54
Filipenses 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”

Pablo era un hombre que sabia de lo que hablaba cuando decía que todo lo podía en Cristo.

Pocas personas han vivido lo que este varón de Dios tuvo que atravesar. Lo más destacable es que todo eso lo vivió por causa de su fe, por amor a Cristo, por amor a otros.

Este hombre fue apedreado, azotado y vivió naufragios. Fue atacado física y espiritualmente.

Decía que había aprendido a vivir teniendo abundancia o padeciendo necesidad, estando saciado o teniendo hambre, lo que desde luego nos hace partícipe de las fases por las que indudablemente atravesó.

Este hombre piadoso experimentó todas esas cosas por la causa de Cristo. Es igualmente loable que tú no lo vas a encontrar lamentándose por su situación.

Pienso que Pablo nos debería hacer pensar respecto a nuestros propios problemas.

Primero, el hecho que a diferencia suya, la mayoría de nuestras dificultades vienen como consecuencia de vivir para nosotros mismos. Tomamos decisiones egoístas que traen consecuencias (sufrimiento, dolor) y luego queremos (de nuevo egoístamente) que Dios corra a socorrernos. Rara vez nuestro sufrimiento es por otros.

Segundo, Pablo no se quejaba por lo que le pasaba.

¿Qué poseía este hombre que frente a situaciones muy parecidas a las nuestras y en las que nosotros no cesamos de lamentarnos, él no hacía nada de esto?

A simple vista parece un hombre venido de otro mundo, y la verdad es que en alguna medida lo es.

Pablo vivía en esta tierra pero con la mirada puesta en el cielo. Él vivía esta vida con la mirada puesta en la otra, en la que Cristo le ofrecía.

Como puedes ver, la clave de esta clase de vida victoriosa es el intercambio.

Creo que una marca común a todos los santos (entiéndase “santos” como los hombres y mujeres nacidos de nuevo, que son parte de la familia de Dios, de la iglesia universal de Jesucristo) de la historia es que ellos estuvieron dispuestos a cambiar “esta vida” por la “venidera”. Estuvieron dispuestos a atravesar por lo que fuera necesario (siguiendo su fe en Jesucristo) sabiendo que esta vida no era la estación definitiva, que el viaje no llegaba al fin en esta tierra.

Pablo era capaz de ver a Dios, Su Mano, Influencia y Perfecta Voluntad en las cosas que le ocurrían.

Él no discutía con Dios (como acostumbramos a hacer) sobre el porqué de las cosas.

Pablo daba a gracias a Dios por la manera en que Él soberanamente permitía que las cosas sucedieran.

Ya sea estando preso por predicar a Cristo, o viviendo un tiempo glorioso de milagros y sanidades, Pablo sabia que lo uno como lo otro eran parte del plan de Dios y si Dios lo había decidió así, entonces debía estar bien.

¡¡Esto es verdadera fe!!

Como hombre muchas veces me he visto enfrentado a dificultades que van más allá de capacidad de resolución. Créeme que entiendo perfectamente cuando alguien me dice que siente que no puede más.

¡¡Yo también he pensado que no podría seguir ni siquiera un paso más!! Pero Dios se ha encargado de enseñarme que Él ordena los pasos de sus hijos. Él nos fortalece para que todo lo podamos en Cristo.

Una gran lección de la vida cristiana es que todo lo podemos en Cristo.

Nuestras quejas y murmuraciones vienen de poner la mirada (confianza) en nosotros, en nuestras fuerzas o capacidades, pero todo cambia cuando la confianza es depositada en Aquel que todo lo puede y que nos capacita para poder con todo lo que

El nos ponga por delante.

Derechamente Dios quiere enseñarnos a mirarlo a Él sobre toda aflicción, conflicto o circunstancia. Sin duda Él desea que quitemos la mirada de nosotros mismos y la pongamos sobre Él.

Pablo, al igual que otros santos de la historia, lo entendieron así, y tu ya sabes cuales fueron los resultados de tal fe en Dios: “las cosas mas increíbles ocurrieron porque hubo gente que se atrevió a confiar en Dios plenamente”.

Fueron llevados más allá de sus humanas posibilidades por Aquel que es capaz de hacer lo imposible.

Enfrentaron las necesidades (carencias) mas grandes, los dolores mas terribles, las pérdidas mas dolorosas y todavía lograron estar en pie porque había UNO que los sostenía en medio de toda esa adversidad.

Muchos creyentes, en un momento de alta emoción, han gritado a los cuatros vientos que todo lo pueden en Cristo que les fortalece, y no mucho después, al fragor de la batalla, los vi tirar la toalla y retirarse derrotados y desanimados.

El verso en cuestión es más que una bonita frase que se dice en momentos de emocionalismo. Es Palabra de Dios, es la promesa de que caminando junto al Señor PODREMOS LOGRAR Y SOPORTAR TODO LO QUE EL QUIERA, PORQUE EL MISMO NOS DA LA FUERZA NECESARIA PARA HACERLO.

Por último, sólo puedo agregar que se que Pablo no mentía cuando decía estas palabras. Dios también me lo ha demostrado a mí.
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