Romanos 14:12 “De manera que cada uno de nosotros dará cuenta a Dios de si”.

La vida de hoy invita al desenfreno.

Los mensajes que entregan los medios de comunicación son claros en este aspecto. Nos llaman a aprovechar la vida, a vivirla a concho, a disfrutarla.

El problema es de qué modo nos invitan a hacerlo.

La invitación, en primer lugar, es a seguir (obedecer) nuestras sensaciones

¡¡Qué peligroso es vivir así, especialmente sabiendo que la biblia advierte de lo engañoso que es el corazón!!

Segundo, la consigna es “después de esta vida no hay otra”, lo cual es derechamente un llamado a no desaprovechar las oportunidades que se nos puedan presentar.

Lo anterior, es el marco en que viven la mayoría de las personas y aunque parece muy bueno, no da cuenta de un elemento que las personas PREFRIEREN OBVIAR: “daremos cuenta por lo que hayamos hecho”.

Las cosas que hacemos de por si traen consecuencias y tenemos que enfrentarlas, pero además de ello, TENDREMOS que encarar al Señor un día.

Tan cierto como que después del día viene la noche, y ese ciclo no termina, un día estaremos delante de Dios para explicarle a Él personalmente lo que hicimos.

No podremos excusarnos, no podremos usar de las argucias que ocupamos hoy para maquillar las cosas y hacer que nos favorezcan.

Ese día, al más mínimo indicio de mentira o engaño, el radar de Dios nos hará retractarnos para decir TODA LA VERDAD, incluyendo la que con tanto ahínco intentamos ocultar en esta vida.

Hoy podemos mentir, robar, defraudar, estafar, engañar, calumniar, ser infieles, y hacer toda una gama de cosas que NOS DAN RESULTADO y que APRENTEMENTE no tiene NINGÚN COSTO para nosotros.

Salimos impunes de situaciones en las que somos más que culpables.

Podemos comprar todo el aparato judicial para probar que nuestro crimen no es tal.

Podemos comprar los medios para que falseen la información y nos hagan aparecer como víctimas en lugar de mostrarnos como los victimarios que realmente somos.

En el escenario de esta vida TODO ESO (y más) es posible.

Pero ESE día, el día que estemos DELANTE de Dios, no habrá amigos, ni influencias que podamos usar, ni dinero que nos permita comprar el favor de los hombres.

ESE día, Dios nos confrontará con todas aquellas cosas que ahora simplemente “escondemos debajo de la alfombra”.

Hay mucha mugre, suciedad, malos tratos, negocios turbios (y otros) que hemos hecho y que nadie vio.

A los ojos de la sociedad somos gente decente y honorable, pero eso no durará para siempre.

Dios es luz y Su luz descubrirá todo lo que hayamos tratado de poner al amparo de las tinieblas.

Mucha gente huye de la luz porque sabe que sus obras son malas. Qué pena que ese día no podrán seguir huyendo. Por doloroso que sea, tendrán que enfrentar su realidad y hacerse cargo ETERNAMENTE del costo de sus decisiones.

Por todo ello es tan valiosa la oportunidad que tenemos en Cristo de sepultar nuestro pasado y tener en ÉL una vida nueva.

¡¡Qué gran posibilidad nos concede Dios (por medio de Jesús) de borrar todo ese pasado vergonzoso que un día Dios, inevitablemente tendrá que colocar delante de nosotros!!

La poderosa realidad es que de todo lo que hemos hecho daremos cuenta no a un hombre, no a un ángel, ni a un jurado de gente pecadora como nosotros.

Ese día DIOS en persona juzgará a los hombres con justicia conforme a sus obras, es decir, conforme a lo que cada uno haya hecho.

Saldrán a luz secretos bien guardados. La biblia dice que aun el mar entregará los muertos que están en él.

Muchos cadáveres de gente desaparecida que nadie encontró serán hallados.

Los asesinatos realizados que quedaron impunes, serán juzgados con verdadera justicia ¡¡por fin!!

Se habrá acabado el tiempo de la gracia, ya no será tiempo ni de arrepentirse ni de llorar por lo que se hizo o dejo de hacer. Ese día Dios será implacable e inmisericorde y a cada uno dará lo que merezca.

Dios tendrá a la mano todos los elementos para juzgar con la más grande e inequívocas verdad y justicia.

Sabiendo que un día daremos cuenta, y que por lejos que ese día pudiera parecernos llegará sería bueno que decidiéramos comenzar a hacer las cosas en el temor de Dios, sabiendo que no podremos evadir el destino de encontrarnos con Él y conocerlo, ya no como el cordero que quita el pecado del mundo sino como que el Juez de toda la tierra.