Author: gabtorar
•20:26

Salmos 33:5: “El ama JUSTICIA y juicio; de la misericordia de Jehová está llena la tierra”.

Ya sé que es fin de año, que estamos en “tiempo de navidad” y que LA TRADICION dice que debemos darnos regalos los unos a los otros. ¿Por qué? Bueno, porque los magos así lo hicieron con Jesús. ¿Cómo lo sabemos? Porque está en la biblia.

No puedo dejar de reconocer que me encantaría que fuésemos ASI de obedientes con TODAS LAS DEMÁS COSAS que están en la biblia. Pero ya sé que las personas somos astutas y que colamos la palabra de Dios para tomar de ella (degustar) lo que nos apetece y rechazar (vomitar) lo que no sabe bien a nuestro paladar.

Sin embargo, hoy quiero escribir sobe lo que “uno quiere”.

En cualquier fecha, “pedir no cuesta nada”. Basta con abrir la boca y dejar que las palabras salgan sin freno.

Pero para aquellos que GUARDAN LA TRADICIÓN, el regalo es algo prácticamente sagrado. Lo es mas cuando se da exactamente lo que a uno le pidieron, sin importar los esfuerzos o sacrificios que uno deba hacer para conseguirlo.

Ahora bien, esto no es nada CONTRA dar o recibir regalos en cualquier época del año.

Personalmente pienso que a todos nos gusta recibir obsequios. Estos son bienvenidos en cualquier época del año. Eso es un hecho.

Pero para mi SI HAY problemas con esta obligación de tener que comprar (la mayoría de las veces por compromiso) regalos a medio mundo, y particularmente porque este personaje vestido de rojo lo promueve así. A propósito ¿Qué tiene que ver él (o ese “conejo fenómeno” que siendo macho produce, y para peor chocolates, en lugar de conejos, y que viene dentro de un de meses más) con la persona de Jesús?

Soy afortunado que nací en diciembre. Uno suele ser homenajeado, reconocido, felicitado (aunque digámoslo: no hay ningún mérito personal en cumplir un año más, eso es DON de Dios, así que el merito ES SUYO) cuando está de cumpleaños. ¡¡Y claro que me gusta recibir obsequios!! ¿A quién no?

Me parece justo confesar que he pasado de un gusto a otro en esto de los obsequios. Me gustaban las corbatas, luego las camisas, ahora me gustan los relojes ¡y créeme que no necesitan ser caros!

Pero además del tema del hombre de rojo que es patrocinado por esa marca de bebida gaseosa, y que en nuestro país literalmente suda la gota gorda porque “se asa de calor” por andar con ese traje que corresponde a otra latitud geográfica totalmente opuesta a la nuestra (¿lo habías notado? Es que en USA es invierno, no verano)

En esta época pedir es la panacea, y los hijos especialmente se suben por el chorro. En honor a la verdad puedo decir, delante del Señor, que no es el caso con mis hijas.

Dios me ha enseñado a no comprarles TODO lo que quieren AUN cuando se pueda.

¿Por qué? Simplemente porque Dios (y aun UNO mismo) NO QUIERE tener hijos caprichosos y exigentes.

Es trabajo nuestro enseñar a nuestros hijos a ser gente con los pies bien puestos sobre la tierra, a la hora de pedir y de lo que vayan a recibir, cuando uno se los pueda dar.

En primer lugar, deben estar claros en que uno debe gastar en términos de lo que las finanzas permiten o no comprar. Y en segundo lugar, lo que ellos reciban, debería ser en términos de lo que ellos merezcan.

Uno debería preguntarse: mi hijo(a) quiere esto, pero ¿lo merece?

¿Qué ocurre cuando das a alguien lo que no merece?

Junto con cometer una injusticia, estás enseñando un mal patrón.

Es nefasto PREMIAR la falta de esfuerzo, la falta de responsabilidad, la falta de compromiso.

Hay padres que dejarán sus tarjetas de crédito, de casa comercial y otras amarradas. Padres que hipotecaran el resto del año para comprar a sus hijos lo que les están pidiendo.

Seguro que los hijos deben recibir estímulos de sus padres. Uno debiera constantemente fortalecer las buenas conductas y desempeños. Ello en el debido contexto.

Pero hablo de hijos que obtuvieron malas calificaciones, que tuvieron mala conducta en sus colegios y que aun en sus casas mostraron un desempeño pobre.

Algunos fueron todavía más lejos: repitieron de curso, y sus padres TODAVÍA los van a premiar.

Déjame decirte que ESA no es la clase de Padre que hayamos EN Dios. NO es el ejemplo que ÉL nos da.

¡¡Prepárate para que la historia se repita el siguiente año!! (si es que no se había repetido el año anterior también)

Porque actuando así estamos confirmando la mala conducta, la irresponsabilidad.

Fomentamos la flojera y AYUDAMOS A CONSOLIDAR un pésimo patrón de conducta.

Déjame decirlo con todas sus letras: “la misericordia de Dios alcanza para todos pero ¡¡SUS BENDICIONES NO!!” Ellas las reciben los que RESPONDEN.

Aquellos padres que premian a sus hijos cuando no lo merecen están haciendo un grueso favor al diablo. Les están enseñando a sus hijos un patrón que DIOS REPRUEBA Y RECHAZA.

Estimados: no permitamos que “la efervescencia de las fiestas” nos ciegue el entendimiento.

No podemos (ni debemos) privar a nuestros hijos de las cosas fundamentales y básicas que ellos necesitan para vivir. Sin importar si son el peor alumno de su clase o del colegio entero.

Pero es un error garrafal darles lo que ellos exigen (más allá de lo que merecen) cuando no han mostrado ni respeto, ni compromiso, ni valoración por nuestros esfuerzos o sacrificios.

Ellos pueden quererlo todo, pero darles LO QUE MERECEN es nuestra responsabilidad.

Dios ama la justicia, y ser justo, es darle a cada uno lo que merece.

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