Author: gabtorar
•9:46
Hechos 9:8 “Entonces Saulo se levantó de tierra y abriendo los ojos no veía nadie; así que llevándole por la mano, le metieron en Damasco”

Dios nunca deja de sorprendernos. Mientras más le conocemos, más nos damos cuenta de lo grande que Él es, de la maravillosa y única manera que Él tiene para hacer las cosas.

En nuestro relato hablamos de un hombre llamado Saulo. Este varón era un judío celoso de la ley que había hecho de la persecución de los cristianos un asunto personal. Él pensaba que servía a Dios de esa forma.

¡¡Qué equivocados podemos llegar a estar a veces, al hacer ciertas cosas y creer que por medio de ellas servimos al Señor!!

Sin darse cuenta, este varón estaba yendo en dirección opuesta a su verdadero deseo de ser útil a Jehová.

El Señor Jesucristo le apareció en el camino a Damasco, y allí tuvo un trato personal con Él. La vida de Saulo nunca fue la misma. Esa visión divina el transformó para siempre.

De perseguidor de la fe de Cristo, pasó a ser un fiel y efectivo ministro propagador de esta fe.
Su ministerio traspasó no sólo las fronteras geográficas sino también las temporales. Su ministerio (o los efectos de él) se han extendido hasta hoy.

Pero eso no ocurrió por casualidad. Este varón tuvo que atravesar por un fuerte trato de Dios para que llegase a tener tal transformación, y es en este punto, donde la sabiduría de Dios resalta de modo único y singular.

¿Quién hubiera pensado que para que Saulo pudiera ver, Dios tuvo que quitarle la vista? ¿A quién, fuera de Dios, se le hubiera ocurrido que la forma de dar vista verdadera a este hombre, era cegándole?

Queda nuevamente claro que la lógica de Dios (por llamarlo de algún modo) opera muy distinto a la nuestra.

En vano tratamos de adivinar los pensamientos del Señor, o de marcarle al Señor un plan de acción, cuando pensamos que Él actuará desde la izquierda, Él viene por la derecha.

Nos fatigamos y frustramos tratando de predecir lo que Dios hará.

Él simplemente nos sorprende día a día, ¡¡y lo seguirá haciendo!!

Saulo era un hombre de decisión, tenaz, apasionado. Nada iba a detenerlo de hacer desaparecer a los del camino (cristianos), pero Saulo no contaba con que el fundador del camino le saldría a él mismo al camino para hacerlo parte del Camino.

Alabado sea el Señor por su grandeza y por sus múltiples proezas.
Saulo fue sorprendido ese día. Tú puedes serlo de hoy.
|
This entry was posted on 9:46 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.