Author: gabtorar
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Filipenses 3:10 "A fin de conocerle y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”

Todos queremos ser parte del equipo ganador. Cualquier persona está dispuesta a subirse al carro de la victoria, una vez que esta ha sido conquistada, pero pocos están dispuestos a pelear para conseguirla.

Nadie rehusaría ser parte de los hechos milagrosos y de las poderosas señales que Cristo aun es capaz de hacer en nuestros días. Sin embargo el número de interesados disminuye considerablemente cuando el llamado es a ser semejantes a él en sus padecimientos y en su muerte.

La cultura actual ridiculizaría rápidamente a cualquiera que se atreva a decir: “no me importa pagar un precio de dolor o sufrimiento por seguir a Cristo”.

Eso sería un grave insulto al mal llamado “sentido común” de la mente carnal.

Ser parte de los triunfos y gozarse en la exaltación está bien, pero estar dispuestos a sufrir por cualquier causa está más allá de lo que la mente carnal permite.

De ahí que cada vez sean menos los que entienden que el sufrimiento sigue siendo parte de la preparación de un cristiano.

No que suframos a propósito. No se trata de perseguir el sufrimiento, eso es masoquismo, y no tiene nada que ver con Jesús. Se trata de tener un compromiso con Cristo que vaya más allá de las posibilidades de sufrimiento o privaciones.

De hecho, seguir los pasos de Jesús nos llevará inevitablemente por sendas de abandono, rechazo, y persecución en algún momento de nuestra peregrinación.

Es terrible encontrarse con cristianos que tienen terror a sufrir por cualquier circunstancia.

Los creyentes del primer siglo se reirían a carcajadas (o bien llorarían desconsoladamente) si pudieran ver el débil compromiso que tienen los creyentes del siglo XXI.

Quizá la razón por la que Dios escogió que vivamos en esta época es porque en Su bondad y Omnisciencia nos quiso librar de hacer un papelón.

Tal vez mis palabras parezcan duras pero debes saber que la realidad siempre supera la ficción.

El deseo del Espíritu Santo dentro de Pablo era tan grande por conocer al Señor que él deseaba ser semejante a Cristo incluso en sus padecimientos.

Ese es el evangelio completo. Yo tengo gran respeto por cada persona que conozco pero eso no va impedirme advertirles del peligro de vivir en amistad con el mundo

Los padecimientos nos acercan al varón de dolores” experimentado en quebrantos. El sufrimiento tiene un poder purificador en nuestras vidas.

Las vanidades de la vida buscan desviar nuestra mirada de los sufrimientos. La entretención (esparcimiento, aspecto muy legítimo de la vida) que debiera ser un medio, se ha vuelto un fin en sí mismo, y juega un rol tan importante distrayendo la atención de las personas, ocupándoles su mente y tiempo.

Pero la entretención no tiene poder ni victoria sobre el sufrimiento. Sólo una vida de obediencia, contemplación y meditación en Dios y Su palabra tiene poder sobre el sufrimiento más profundo.

El alma puede ser distraída pero no engañada. En algún minuto tendrá que encarar el dolor y la resistencia que tenga dependerá del fundamento sobre el cual descanse. En ese minuto saldrá a relucir si atesoró o no lo que necesitaba para hacer frente a la adversidad.

El evangelio completo, el de Cristo, incluye padecimientos. No te dejes engañar por los que prometen un cristianismo sin dolor.

Eso tendrá lugar en aquel lugar llamado cielo. Por eso vale la pena vivir como el Señor mandó y así tener amplia entrada allí.
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