Author: gabtorar
•8:07
1 Corinrios 1:27 "Sino qiue lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte"

Los grandes saltos comienzan con pequeños pasos.

¿Quién hubiera pensado que un pequeño que apenas era capaz de afirmarse pudiera en el tiempo llegar a saltar varios metros de distancia?

Una importante lección que la vida nos presenta a menudo (y que con insistencia desestimamos) es sobre el valor de los pequeños pasos.

Menospreciamos las cosas pequeñas.

Todo el mundo quiere ser parte de algo grande. Desde niños se nos mentaliza que el éxito está del lado de las fanfarrias, del lado del confeti, del lado de las luces y de los aplausos pero ¿quién mejor que Jesús para echar por tierra esa idea?

Las cosas que Jesús hacía producían gran conmoción porque eran simplemente extraordinarias.

Que un hombre ciego de toda la vida de repente pudiera estar describiendo con lujo de detalles los colores de las flores porque Jesús le había sanado, es algo extraordinario.
Que gente oprimida por el diablo, esclavos de espíritus destructores que muchas veces les dañaban aun físicamente y que de pronto pudieran andar en su sano juicio perfectamente vestidos era simplemente extraordinario.

Claro eso es grandioso e indiscutible. ¿Y quién discute sobre aquello que produce gran conmoción?

No obstante la más grandiosa obra de Cristo no contó con alabanzas ni con aplausos. No hubo luces de colores ni un maestro de ceremonias que realzara la grandeza de su obra.

La más grandiosa obra que Cristo realizó la hizo solo en presencia de algunos íntimos (Juan, María la madre de Jesús, la otra maría y uno que otro silencioso seguidor) pero no fue en medio de voces de victoria ni de gritos de júbilo.

La más grandiosa obra de Cristo fue hecha sin bombos ni platillos humanos. La más grande obra, Cristo la hizo en la cruz, y fue un espectáculo, por decir lo menos, cruel.

Sin embargo, que la más importante obra (porque por ella nosotros tuvimos entrada al Padre) haya pasado sin pena ni gloria a los ojos de los hombres, debería decirnos algo.

Por esa sangre derramada nuestros pecados son cubiertos, todo nuestro pasado de maldad es borrado y nuestra deuda con Dios cancelada.

Pero Jesús no llegó a la cruz de la noche a la mañana. Llegar a la cruz le tomó más de ¡¡treinta años!!

Él no llegó a la cruz por casualidad. Cada paso que daba le acercaba más a ese destino final que el Padre había planeado para Él mientras estaba en esta tierra.

Así nuestras decisiones diarias por pequeñas que parezcan, nos acercan o alejan del plan que Dios tiene para nosotros.

No debemos menospreciar el valor de las cosas pequeñas. Son los pequeños pasos los que nos permitirán llegar a dar grandes saltos.

Comenzar a dar pequeños pasos en fe hoy, nos permitirá dar grandes saltos de fe en el futuro.

Las grandes obras no comienzan así, no en Dios por lo menos. Él siempre toma algo pequeño, le da forma, invierte en eso y luego ve Su voluntad prosperada en aquello que Él diseñó.

No te tengas en poco, no permitas que la mentalidad de un mundo decadente y ciego para ver las cosas desde la perspectiva correcta, pretenda regir sobre tu vida.

El gigante Goliat menospreció al joven David, y tan grande como era, cayó delante del menospreciado.

Dios ha prometido tomar lo que no es para avergonzar a lo que es,. Tomar al débil para avergonzar al fuerte. Y lo neciuo del mundo para avergonzar a los sabios.

Eso que parece no ser importante, lo es. No lo desprecies, pues para Dios tiene gran valor.
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