Author: gabtorar
•7:10
Filipenses 1:21 “Porque para mi el vivir es Cristo y el morir es ganancia”

Que gran diferencia hay entre una persona que simpatiza con el fútbol y un futbolista.

Mientras que el primero se deleita en el futbol, y ve en este deporte una forma de entretención, de escape a sus cotidianas responsabilidades, el segundo tiene un enfoque completamente distinto porque vive del fútbol y para el futbol.

Pare este no es opcional entrenar a diario, tener una disciplina en cuanto a los horarios, la comida, ejercicios y otros aspectos.

Autosuperarse es una cuestión casi obligatoria para estar al altura de las demandas futbolísticas, a la altura del resto de los jugadores.

Ello indudablemente tiene un costo personal, pero también grandes beneficios.

El simpatizante, por su parte, desde la comodidad de su hogar (o las tribunas) mira atento el desarrollo del partido en tanto se sirve un refresco y come algo para calmar la ansiedad del resultado.

Esta breve analogía tiene por finalidad mostrarnos la diferencia existente entre la gente que simpatiza con Cristo y un cristiano real.

Pablo era un cristiano real. Déjame decirte que sin importar lo que tú seas hoy, Dios puede hacer de ti un cristiano de la mejor estirpe. Sin embargo, para muchos es más sencillo mirar el partido desde la comodidad de las tribunas, en lugar de estar en el campo de juego.

Pablo era un perseguidor de Cristo y de la iglesia, pero eso no fue obstáculo para que Dios lo convirtiera en el más influyente apóstol a los gentiles (no Judíos). Si Dios fue capaz de hacer tal cosa con un enemigo de su causa, imagínate lo que puede llegar a hacer con uno que simpatiza con su causa.

Pablo pasó de ser un hombre que llevo a muchos a morir por la causa de Cristo a ser (él mismo) uno que estaba dispuesto a morir por esta causa.

Sólo su compromiso con el señor fue mayor que el celo con el cual perseguía a la iglesia del Señor en sus años de ignorancia.

Hay un mensaje aquí que nos debiera hacer pensar sobre cuán real es nuestra afiliación a la causa de Cristo.

¿Estamos interesados en guardar nuestra vida para nosotros mismos o estamos dispuestos a gastarla en la causa del Señor?

Cristo se convirtió en el vivir de Pablo, más que una simpatía por esa causa, Cristo se volvió la gran causa de su vida.

El pasó de ser un hincha del equipo contrario a ser el líder de la barra de Señor.

Que el vivir de Pablo haya sido cristo explica el éxito del ministerio de siervo de Dios.

¡¡Qué gran abismo separa a un hincha de fútbol, de un futbolista profesional!!

No importa cuán bien sepa los nombres de todos los jugadores (incluyendo a los de reserva), un hincha nunca sabrá lo que significa pisar el césped y defender la camiseta de ese equipo. Es una función limitada.

Cristo no nos llamó a ser hinchas suyos, sino a ser parte de su equipo. Él está contando contigo para ganar sus encuentros y por supuesto que tal privilegio tendrá ciertos costos también.

Pablo abandonándose por completo a la gracia de Dios que le había sido revelada, pudo ver más allá de sí mismo y más allá de los límites de esta vida.

Él podía ver que la muerte (a la que tanto le tememos) era una ganancia porque acortaría las distancias entre él y su amado Salvador.

¡¡¡Señor, ármanos de este pensamiento, saca las escamas de nuestros ojos para que podamos ver la riquezas de TU gloria en Cristo. Yo no quiero ser un hincha nada más, yo quiero estar en la cancha, jugando los partidos de mi Señor, corriendo por alcanzar al que lo necesita, esforzándome para alcanzar aquello para lo cual fui alcanzado!!!

¿Hincha o jugador? Si tu vivir es Cristo desearas ser jugador, incluso aunque solo llegues a estar en el banco de reservas.
|
This entry was posted on 7:10 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.