Author: gabtorar
•6:33
Lucas 12:2 “Porque nada hay encubierto que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse”

Las circunstancias de la vida a veces nos aprietan como una bolsa pesada que uno carga con los dedos y hace que nuestra circulación sanguínea se contenga y los dedos se amoraten y aun hasta se adormezcan.

Las circunstancias a veces producen gran aflicción a nuestras almas, llevándonos a actuar de maneras que no pensamos posibles.

Esto me ha pasado a mí, te ha pasado a ti y es muy probablemente lo que le pasó a Pedro.

Este discípulo de Jesús se sentía cercano al maestro. Con toda seguridad había aprendido a amarle en todo el tiempo que había pasado con él viéndole enseñar y hacer los milagros en las personas que venían a él.

Esas eran buenas circunstancias, eran momentos de gran gozo, de victoria. Imagínate el gozo que quedaba cada vez que Jesús pasaba por algún sitio. La gente se quedaba comentando como la vida de vecinos y seres queridos había sido cambiada para siempre por este varón de Dios, llamado Jesús.

Imagínate el gozo que este discípulo sentía y cómo se hinchaba su pecho, cada vez que el maestro abría su boca con esa sabiduría que la gente admiraba porque hablaba con una autoridad que para ellos era desconocida.

Estar junto a Jesús en esas circunstancias era equivalente a estar de parte del equipo vencedor y representaba todo un privilegio.

Pero se acercaba el momento en que la aflicción golpearía con fuerza la puerta del Señor y por tanto, de quienes se sentían más identificados con él.

Venía la hora en que ser parte de ese equipo tendría un alto costo, y sabemos por la palabra que no todos estaban preparados para esa hora.

Jesús les había advertido que debían orar, velar, que la tentación estaría al acecho y que sólo la dependencia al Padre podría garantizar seguridad y reposo en esos momentos de aflicción.

Pedro creía estar claro respecto de su compromiso con Jesús.

Él como muchas veces nos ocurre a nosotros, tenía un concepto distorsionado de la realidad, mejor dicho, de su propia realidad.

Él se veía así mismo tan cerca del Señor, tan comprometido con Él, que su vida no importaba.

Sólo Jesús importaba de modo que con gusto él pondría su vida por Su Señor.


Seguramente cuando Jesús le dijo que no sería así como el creía, Pedro debió pensar: “Jesús se acaba de equivocar. Yo se lo que siento por Él y lo que estaría dispuesto a hacer por Él también”.

Para Pedro, Jesús se equivocaba por primera vez desde que le conocía. Mas tu y yo sabemos que Jesús no se equivocó.

Jesús sabía que las circunstancias revelarían lo que verdaderamente pasaba dentro de este flemático discípulo, que sin dudas le amaba, pero que todavía estaba más comprometido consigo mismo que con Su Señor.

Las circunstancias producirán en nosotros esta clase de revelación, que mientras pensamos que nuestro compromiso o amor por el Señor es uno, al estar bajo ciertas presiones nos daremos cuenta de lo que verdaderamente hay dentro de nosotros.

Gracias Dios por ocupar las circunstancias para purgarnos de esos “vestigios de la vida del yo”. De eso que se ha sabido esconder en nosotros a nuestros propios ojos, pero que está “siempre delante de los Tuyos.

Jesús no condenó a Pedro, todo lo contrario, siguió adelante con el plan.

El plan incluía ir a buscarle, restaurarle, enseñarle el valor de una vida guiada por el Espíritu y no por meras emociones.

Pedro llegó a pastorear las ovejas del Señor como se le pidió, pero no sin antes haber aprendido que el completo entendimiento, la verdadera sabiduría y control de todas las cosas están solamente en las manos del Señor.

Cuando las circunstancias hagan su trabajo y revelen que las cosas no eran como pensabas, no te desanimes. Dios seguirá adelante con el plan que tiene para ti.

Recuerda que “eso que salió a la luz” estaba oculto para nosotros pero no para Él.

Dios siempre lo vio dentro de nosotros, era solo el momento de sacarlo a la luz.
|
This entry was posted on 6:33 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

1 comentarios:

On 2 de marzo de 2022, 2:15 , best king duvet insert dijo...

Esas eran buenas circunstancias, eran momentos de gran gozo, de victoria. Imagínate el gozo que quedaba cada vez que Jesús pasaba por algún sitio. La gente se quedaba comentando como la vida de vecinos y seres queridos había sido cambiada para siempre por este varón de Dios, llamado Jesús.
stitched designer pakistani suits
cross stitch pakistani suits