Author: gabtorar
•6:58
Lucas 3:21 “Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando el cielo se abrió”

Los que vivimos en la tierra estamos limitados para comprender en plenitud las cosas celestiales.

Que el cielo esté arriba de nosotros es mucho más que una cuestión de ubicación. Representa posición y habla de autoridad.

Nuestras sociedades se estratifican y quien ocupa la parte más alta en la pirámide es quien tiene mayor autoridad, es quien está por sobre los demás.

El cielo está sobre todos nosotros como testimonio inequívoco que dependemos de las cosas que se determinan desde arriba.

Nuestros buenos planes y proyectos no fructificarán debidamente si no cuentan con el respaldo de arriba. Por ello es tan importante que Dios sea parte de lo que planeamos hacer.

Para decirlo más correctamente, lo ideal sería que en cualquiera cosa que pensemos hacer, sea Dios quien nos haya corroborado que estará presente, que respaldará tal decisión.

Esto nos dará paz en los momentos de dificultad (que sin invitarlos vendrán), saber que Él se ha comprometido a estar ahí, a apoyarnos porque estamos haciendo algo que Él aprobó.

DEerchamente nuestro versículo expone una verdad qiue veo cada vez mas neceara en mi porpio vviri: que el cielos e abra para nosotros.


Muchas cosa no suceden porque el cielo, fuente de toda buena dádiva y don perfecto, está cerrado para nosotros.

Seguramente te has sentido frustrado e impotente de ver que ciertas cosas nunca ocurren. Es que todo viene de arriba y si la puerta está cerrada sobre nosotros difícilmente descenderá aquello que tanto necesitamos.

Ahora bien tanto como que el cielo puede abrirse para nosotros, asimismo es cierto que hay una manera de lograrlo y esto es en comunión con Dios, en oración.

La oración es fundamental porque ella nos alinea con el Señor, con Su voluntad y con Sus pensamientos.

Una persona que no ora difícilmente podrá estar despierta a los pensamientos del Señor.

La oración tiene la facultad no solo de permitirnos conseguir respuestas a ciertas necesidades, sino especialmente nos privilegia para oír la voz del Señor e interpretar Su palabra.

La oración es el gran medio (si bien no el único) de comunicación que los hombres tenemos para llegar al Creador.

La gente estaba bautizándose, lo que nos habla de seguir la palabra de Dios, y Jesús mismo vino para ser bautizado. Pero algo ocurrió con Él en particular. Dice que “orando, el cielo se abrió”.

Aquello que necesitamos está indudablemente en poder del cielo.

Mucho de lo que no hemos recibido está sujeto por el Señor, esperando que “podamos pedir y recibiremos”.

Jesucristo nos mostró con su ejemplo el tremendo valor de tener una vida de oración, no solo de acordarnos de Dios cuando tenemos miedo o nos sentimos angustiados, sino a cultivar una relación por medio de la oración.

Dios a menudo quiere hablarnos pero estamos demasiado ocupados para oírle. A menudo quiere orientarnos pero estamos demasiado ensimismados con nuestros proyectos y planes. A menudo quiere evitarnos males y dolores, pero nuestros oídos no están agudizados para oírle y eso nos perjudica enormemente.

El cielo está arriba, pero no lo suficientemente alto como para que el Padre no pueda oír nuestra oración.

Especialmente si la elevamos en el Nombre que está sobre todo nombre, que es el nombre de Su hijo Jesucristo, nuestro salvador.

Ora, ¿qué sabes si el cielo se abrirá HOY para ti?
|
This entry was posted on 6:58 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.