Author: gabtorar
•12:18
Mateo 9:38 "Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies"

Estuvimos revisando lo que debe ser prioritario, y hoy tocaré el último punto.

No digo que no haya otros, ¡por supuesto que los que hay!, pero he intentado referirme a los que son más neurálgicos para la vida cristiana.
Desde luego que toda persona que ama a Dios y que tiene con Él una relación, sentirá la necesidad de servirle.

De modo que el siguiente punto es el servicio al Señor.

Es prioritario porque Dios nos creó para que fuéramos de algún modo, colaboradores suyos en esta tierra.

Dios se relaciona con nosotros y en medio de esas relaciones nos encomienda también tareas para que desarrollemos para Él.

Por eso el ministerito o servicio al Señor es algo tan importante.

Es preciso entender que este fluye como consecuencia de un orden en los puntos anteriores. Dios dice que al que es fiel en lo poco, Él lo pone sobre más.

Si yo soy fiel al Señor en mi relación con Él, con mi cónyuge, con mis hijos, en mi trabajo, y si entiendo el valor de tener un tiempo de esparcimiento con mi familia (lo que también representa un tiempo para mi) entonces Él verá que puede confiarme más.

Un requisito para liderar a la familia de Dios (entiéndase por iglesia) es tener a mi propia familia en orden, o sea, ser un buen líder con los míos primero.

Esta es la razón por la que el servicio al Señor no va en primer lugar, ni al tope de nuestra lista de prioridades, pero si nuestra relación con Él.

Muchas personas comienzan sirviendo al Señor y terminan olvidándose del Señor al sirven. Ese es uno de los peligros de no tener bien puestas las prioridades.

Si tengo un buen desempeño como esposo, como padre, como empleado, entonces puedo llegar a ser un buen ministro para el Señor.

Hay que aprobar en los puntos anteriores antes de que se nos confíe un ministerio porque este es muy absorbente y en la medida que el servicio ministerial se desarrolla, va consumiendo cada vez más tiempo y energías y si no sabemos tratar (administrar bien) las demás áreas, podemos llegar a tener serios problemas, los que se pueden traducir incluso en quiebres en nuestra relación conyugal o familia en general.

Servir a Dios es sin duda un gran privilegio que conlleva una tremenda responsabilidad.

Los alcances del servicio a Dios son eternos, como eternas son también las recompensas y castigos, si uno no entiende bien en qué se está metiendo al tomar parte en la obra de Dios como servidor.

Jesús dijo rogad al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

¿Por qué simplemente no les invitó a candidatearse para servir en la mies?

Porque la obra de Dios se hace por encargo y la buena voluntad no basta. Se requiere cumplir con ciertos requisitos de idoneidad imprescindibles.
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