Author: gabtorar
•12:38
Salmos 127:3 “He aquí herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”

Anteriormente señalamos dos importantes relaciones que deberían ser prioritarias en la vida: la primera de ellas, corresponde a nuestra relación con Dios y la segunda en importancia es la que debemos desarrollar con nuestro cónyuge.

Pero hemos dicho que la cosa no acaba ahí. Hay una tercera relación en escala de importancia que por no invertir en ella, estamos pagando un precio muy alto, me refiero a la relación con nuestros hijos

Si hay alguien que nos necesita en esta vida, esos son nuestros hijos.
Nuestro rol y presencia en sus vidas es insustituible.

Ellos no vienen para ser criados por otros, o para pasar sus días en una guardería.

Personalmente soy enemigo del sistema actual de enseñanza (jornada escolar completa, por ejemplo) en que los hijos son los principales perjudicados porque deben ser abandonados en manos extrañas que por muy buen trabajo que hagan NUNCA REEMPLAZARÁN lo que el padre y especialmente la madre pueden y deben hacer por sus hijos.

Se que los tiempos han cambiado pero a Dios no le afectan los tiempos ni las modas. Mucho de lo que los nuevos tiempos han traído solamente ha contribuido a socavar a la familia.

Las relaciones matrimoniales (cada vez más escasas porque el “vivir una vida de pareja sin mayor compromiso” es la moda) que francamente se ponen de acuerdo respecto a lo prioritario que es invertir en la relación con los hijos son muy raras en este tiempo.

Los hijos han venido a ser parte de “las gangas” (tribus urbanas y similares), porque en sus hogares no encuentran un hogar.

La falta de tiempo que los padres tienen para con sus hijos ha sido muy bien aprovechada por el enemigo de nuestras almas. Él si tiene tiempo y vaya como lo aprovecha.

Muchos hijos y padres han llegado a convertirse en verdaderos extraños que viven en el mismo lugar, porque cada vez hay menos tiempo para invertir en relacionarse entre ellos.

Se que muchos padres salen a trabajar PARA sus hijos pero lamentablemente lo hacen A COSTA de sus hijos.

Este “abandono” involuntario ha sentado las bases para que las relaciones entre padres e hijos se rompan y hoy estamos frente al terrible escenario que nos presentó el Señor en Su palabra en que padres e hijos se volverían en contra.

Frente a este complejo panorama en que el diablo, usando todos los medios de comunicación (que son la base de la degradación moral de nuestro tiempo), corrompe con alarmante precisión la mente y corazón de nuestros hijos, nosotros hemos respondido con ausencia.

Amados no me malentiendan, se que la necesidad apremia muchas veces, pero Jesús nos mandó calcular el costo ANTES de hacer, y el costo de trabajar para tener las cosas que nuestros hijos desean nos ha llevado a perder a nuestros hijos en el intento.

Hemos “olvidado” esos principios que nos evitarían problemas antes de tener que solucionarlos.

Los hijos pueden refunfuñar cuano los padres les correhiomnos pero eso es lo que ellos neceistan y que a la postre llegan a valorar.

La gran crítica que oigo a menudo cuando me encuentro con jóvenes es en relación con la falta de voluntad de los padres para relacionarse con ellos.

Los padres no se sienten respetados por sus hijos pero el respeto es algo que no se impone, es lo que tu recibes como consecuencia de tu vivir, de tu actuar, de tu testimonio.

Los hijos: ¡¡vaya que responsabilidad!! Te darán las mayores satisfacciones o los más grandes dolores de cabeza.

Hay que invertir en relacionarnos con ellos, desde que son pequeños, pero cuidado con abandonarles cuando van creciendo porque mientras más grandes son, más luchas tienen, más dificultades se les presentan, y es cuando más precisan de alguien con quien contar.

Si yo como padre (madre) no he sabido ganarme ese lugar, no debería quejarme cuando alguno de esos “amigotes” (que si lo saben escuchar, que como sean; sucios, inmorales, etcétera, “están ahí”) ocupe el lugar que yo debería ocupar.

El diablo es un oportunista que simplemente ve un vacío y lo trata de llenar con su basura.

Se que hay excepciones a la regla, pero no creo que tu discrepes mucho conmigo en el sentido que la relación con los hijos es algo a lo que no siempre damos la importancia que tiene.

¡¡Dios no ayude!!
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