Author: gabtorar
•11:20

Mateo 10:22: “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”.

Muy frecuentemente las personas vivimos situaciones que producen algo en nosotros. Los buenos momentos activan emociones positivas en nosotros y los malos, hacen lo suyo también.

No es raro sentirse motivado a hacer cosas cuando uno ha tenido buenos momentos. Después de haber vivido situaciones agradables uno “empieza a soñar”.

Los buenos momentos parecen tener un efecto sobre nuestras alas porque nos dejan listos para querer volar.

Con bastante frecuencia uno siente ganas de hacer cosas y se proyecta a partir de buenos momentos vividos. Los buenos momentos definitivamente pueden resultar ser muy inspiradores. Pero también pueden ser peligrosos si uno los toma como BASE para actuar.

Me preocupa, tanto en mi propia vida como en la de quienes conozco, que con frecuencia tropezamos con el hecho de comenzar cosas y no acabarlas.

Estoy seguro que hay cosas que no se llegan a terminar por razones totalmente ajenas a uno. Pero pienso que en muchos (por no decir “en la mayoría”) de los casos esas cosas quedaron inconclusas porque no surgieron de una convicción, sino de una emoción.

Como decía, los buenos momentos pueden ser inspiradores pero se necesita más que una explosión furtiva de agradables emociones para acabar lo que uno empieza.

Sin tener la convicción que lo que uno hace es LO QUE DEBE HACER, difícilmente llegará a puerto con tal iniciativa.

En la vida cristiana esto se ve mucho. Hay períodos de mi vida en Cristo en los que Dios me hizo ver que comenzaba muchas cosas que no llegaba a terminar. No hablo de cosas grandes (notorias) sino de pequeños pasos (creo que Pablo diría “golpes al aire”) que di en torno a diferentes direcciones pero sin llegar a ningún sitio específico.

Debo aclarar que aun cuando uno va “en cualquier dirección”, uno siempre llega “a algún lado”, el problema es que OBVIAMENTE no llega donde uno esperaría llegar.

Se requiere de convicción, especialmente en los momentos duros o difíciles (que es en los cuales se prueba la consistencia de lo que uno hace) para mantenerse en pie hasta acabar la obra que uno comenzó.

Cuando uno es movido por emociones, los resultados pueden ser tan variables como las emociones mismas.

Vivir por convicciones es otra cosa.

Jesucristo nos enseñó con su vida lo que es vivir por convicciones.

Sus santos apóstoles nos dejaron ejemplo de lo que es vivir por convicciones. Una clase de vida tal, puede tener altísimos costos personales, pero cuando una persona tiene la convicción de lo que debe hacer, es bien difícil detenerla.

A Jesús, y a muchos de sus seguidores, la convicción de vivir por la palabra de Dios les ha costado desde persecuciones hasta dar la vida como mártires.

Lo que les sostuvo en pie hasta el fin dándoles la capacidad para perseverar y acabar la carrera fue la convicción.

Es que sólo la convicción se mantiene firme en circunstancias en que la emoción se doblega.

No sé hacia donde te puedas estar sintiendo movido a avanzar (en la vida secular o cristiana) pero quisiera animarte a revisar tus motivaciones.

A que estés seguro(a) que lo que estás a punto de hacer, nace verdaderamente de una convicción, porque si la motivación para hacerlo son las emociones, hay bajas posibilidades de que obtengas victoria en tal proyecto.

Las emociones son inestables y circunstanciales, Las convicciones son sólidas, confiables.

Dios mismo al exigirnos fidelidad nos está diciendo: “necesito que seas movido por convicciones acerca de mí para poder servirme, para poder confiarte el evangelio eterno”

¿Cuántas personas que se emocionaron con Jesús y con lo que él hacía, NO estuvieron en el aposento alto el día de pentecostés?

¡¡Cuidado con el reino de las emociones y sus temporales efectos!!

En ese aposento estuvieron los convencidos, y fueron ellos mismos los que obtuvieron la victoria y la bendición del Señor.

¿No define Dios la fe como “la convicción de lo que no se ve”?

Sí, hay que moverse por convicciones.

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1 comentarios:

On 17 de marzo de 2012, 19:12 , Anónimo dijo...

Pastor Gabriel, soy tambien Pastor y quiero decirle que esta reflección ha llegado a lo más profundo de mi corazón y me ha motivado a luchar más por el Evangelio de Jesucristo. su servidor Servidor Salvador Espinoza drsalev@live,com