Author: gabtorar
•14:22
Juan 13:7 “Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después”.

En muchas ocasiones me ha ocurrido y estoy muy seguro que a ti también) que he estado decido a hacer algo y Dios me ha salido al camino.

Al decir Dios me ha salido al camino me refiero que Él ha puesto obstáculos para lo que pensaba hacer.

Con mucha honestidad dedo reconocer que cuando uno se ha proyectado para hacer algo y aparecen inconvenientes unas de las primeras y más típicas reacciones es la de frustración.

No poder salirnos con la nuestra nos produce impotencia, frustración y en algunos casos molestia, mucha molestia.

Sintiéndonos de ese modo iniciamos la sesión de las descargas, y nuestros dardos bien frecuentemente se perfilan hacia el Señor.

Nos quejamos contra Él de no contar con Su ayuda, de no querer colaborar con nosotros para que nuestro proyecto se ejecute.

Obviamente no nos damos cuenta que si hay algo que Dios está haciendo es colaborar con nosotros, solo que no de la forma en que pensábamos.

He descubierto que las veces que Dios me obstruyó de entrar por una puerta en particular no fue por no querer colaborar conmigo o por no querer ayudarme, ¡¡todo lo contrario!! Él estaba ayudándome, librándome de pesares, de dolores y consecuencias que no eran parte mi proyecto. Que yo no podía ver.

¡¡Cuan cierta es la escritura que dice que “a quienes amamos a Dios, a los que CONFORME A SU PROPÓSITO hemos sido llamados, TODAS LAS COSAS nos ayudan para bien”!!

Hay tantas cosas que uno es incapaz de ver o entender. Qué bueno es tenerlo a Él que todo lo ve, que todo lo sabe, para ayudarnos incluso cuando esa ayuda se traduzca en impedirnos avanzar por esos caminos que no nos convienen.

Sinn embargo, es bien cierto que el entendimiento no viene de inmediato.

La mayoría de las veces debe pasar un tiempo razonable ANTES que podamos comprender y darla a Dios las gracias (en lugar de enojarnos con Él) por no habernos ayudado a tener éxito en lo que no nos convenía.

Aprendí hace muchos años que uno nunca entiende todo lo que debe entender cuando está viviendo los procesos.

Que aunque hay aprendizajes inmediatos, hay otros que toman mucho tiempo de análisis, meditación y reflexión antes de llegar a internalizarlos.

Aprendí que uno no saca ningún provecho en limpiar algo cuando el polvo esta aun en suspensión.

Aquello que subió, tendrá que bajar y volverá a ensuciar lo que tú te esmeraste por limpiar.

El tiempo en ese sentido es muy necesario, muy útil, indispensable.

Hay que aprender el arte de actuar cuando es oportuno. Hay cirugías, por ejemplo, que pueden salvarle la vida a una persona, siempre y cuando sean realizadas en el tiempo oportuno. Intervenir cuando ya no es prudente solo puede acelerar el desarrollo de la enfermedad y traer el efecto contrario.

He aprendido que Dios siempre tiene buenas razones para hacer lo que hace y que siempre tiene buenas razones para no hacer lo que uno quiere que Él haga.

He aprendido que no es una cuestión de mala voluntad de parte del Señor, sino que, precisamente por Su buena voluntad, Él decide no apoyar aquello que terminaría resultando ser dañino para nosotros.

Es definitivo: Dios siempre tiene buenas razones para todo.

Es una lástima que no seamos capaces de entenderlo, especialmente cuando más útil nos sería ese entendimiento, pero ¿qué se le puede hacer? Los seres humanos somos así, irascibles, obstinados, testarudos…

De cualquier modo, sé que Dios seguirá actuado en consecuencia con Su carácter, con Su plan y no en función de nuestros berrinches y niñerías. Eso nos librará ahora de muchos dolores.

Jesús sabía que hay cosas que no entendemos en un momento dado, pero Él tiene la responsabilidad de hacerlas de todas formas.

¿Y qué del entendimiento?

De eso no te preocupes. El entendimiento, como Él mismo dijo, vendrá después.
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