Author: gabtorar
•14:09
Mateo 4:10 “Entonces Jesús le dijo: vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a Él solo servirás”

Las personas somos siempre movidas por alguien. Ya sea por Dios para lo bueno o por el diablo para lo malo, no estamos ajenos a ser influenciados por alguno de estos dos poderes.

Dios desea llevarnos a lo correcto porque sabe que hay leyes gobernando la existencia de los hombres. La ley de la siembra y al cosecha, por ejemplo, es ineludible.

Dios sabe que tarde o temprano, segaremos de acuerdo a lo que hayamos sembrado, y en ese sentido Él quiere guiarnos a depositar buenas siembras en la vida que llevamos, para que podamos obtener buenas cosechas.

Contrariamente, el maligno nos incita a desobedecer a Dios, a vivir de acuerdo a nuestras pasiones.

¿Sabías que nuestras pasiones desordenadas son la raíz de la mayoría (sino de todos) nuestros problemas?

Embarazos adolescentes, hijos no deseados, asesinatos, violencia injustificada, robos, delincuencia, vicios, adicciones, y otros, son el producto de pasiones desordenadas, deseos a los cuales nos rendimos y que buscamos satisfacer.

Indudablemente nos agrada pensar que podemos determinar qué haremos con nuestra existencia.
Es emocionante pensar que podemos ser amos y señores de nuestro destino. Pero ¿será así?

Me temo que no. La verdad (dura para muchos) es que estamos confinados a servir a uno u otro. A Dios, para hacer lo bueno, o al diablo para lo malo.

Detrás de lo que creemos es nuestra voluntad actúan la influencia del Señor o la del enemigo del Señor

Día a día estamos volviéndonos de alguna como aquel a quien nos sujetamos. De algún modo el carácter de Cristo está siendo formado en nuestro ser o el carácter del anticristo, pero lo cierto es que no tenemos escapatoria.

Jesús no trepidó en decir que no hay punto medio: somos con Él o contra Él, no hay otra posibilidad.

De allí que debemos reflexionar sobre quien está manejando nuestra vida tras bambalinas, porque sobre el escenario, parece que nosotros tuviéramos el control, pero dentro de nosotros, en nuestro corazón, donde Jesús dijo que se originaban los malos (y supongo que también los buenos) pensamientos hay alguno que está llevándonos en alguna dirección y es vital que seamos capaces de identificar de quien se trata.

Una vida gobernada por el Señor tendrá sus propias marcas. De alguna forma aquellas virtudes de Cristo ese dejarán ver en alguien cuyo motor o influencia es Cristo.

Del mismo modo, el carácter destructivo o autodestructivo del maligno, irá haciendo surcos, dejando huellas en la vida que le tiene a él por motor principal.

¿Quién me gobierna? Es una interrogante que bien vale la pena despejar, especialmente después de saber que mi vida será, sí o sí, una plataforma para exhibir la justicia de Dios o la iniquidad del mal.
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