Author: gabtorar
•11:43
Romanos 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

Digámoslo con toda franqueza: damos muy poco y esperamos demasiado a cambio.

Creo que esto encaja tan bien con lo que Dios dice sobre no tener un concepto más alto de uno mismo.

Dios nos advierte que debemos pensar con cordura de nosotros mismos. Oigo a tantas personas que sienten que la vida, la gente, la sociedad, el mundo o incluso Dios mismo, les deben algo.

Personas sinceras que no se dan cuenta que su vivir no es ninguna maravilla, que esperan mucho de los demás pero que no entregan a los demás en similar medida.

Esto es muy común con las personas creyentes que prácticamente sienten que Dios les debe algo. Permítame decir con firmeza que Dios no es deudor de nadie.

Cualquier cosa que hayamos hecho en Él o para Él, será devuelta con creces, porque la naturaleza de Dios es así. Él es magnánimo. Él nunca queda corto. Siendo un Dios tan Glorioso, Él nunca se arriesgaría a poner su estatus en tela de juicio, mucho menos conociendo nuestra naturaleza murmuradora.

El problema en realidad es que nosotros tenemos conceptos muy desvirtuados.

Damos la espalda a Dios pero en la aflicción, (la que usualmente no es más que una consecuencia de nuestra desobediencia a Él) queremos que Él corra a prestarnos la ayuda que necesitamos. Qué alto concepto de uno mismo ¿no te parece?

Pensar que uno puede vivir (por tiempo) absolutamente ajeno a todo lo que Él desea (es decir, en rebelión con Él) y luego esperar que Él corra por nosotros cuando nos toca encarar las consecuencias de nuestras malas decisiones. Eso es tener un concepto demasiado alto de uno mismo.

Deberíamos sentirnos afortunados que Dios nos de aun la oportunidad de escucharnos después de haber vivido ajenos a Él o a Su palabra, pero muchos sienten que la obligación de Dios ayudarles. ¡¡Qué idea más descabellada!!
Esa es la naturaleza que condena el alma del hombre.

Personas que tienen aflicciones de distinta índole y que esperan que Dios corra a socorrerlos, pero que en sus buenos tiempos ignoraron completamente al Señor.

Se de personas que en aflicción (económica, de salud, familiar) exigen a Dios que haga algo. Ni siquiera se acercan a Él con humildad, vienen a Dios exigiendo que Él haga algo.

Esa es la raíz misma del humanismo. El egoísmo. Gente que no ve a Dios como lo que es, sino como un medio, de satisfacción personal, de ayuda en tiempos de aflicción.

Dios desea ser nuestro Señor. Él quiere que tengamos una relación con Él, contrario al pensamiento de muchos que desean que Dios sea solo su salvador. Pero la dinámica del Señor no funciona de ese modo.

Haríamos mucho bien en mirar nuestro interior y considerar cuidadosamente si hemos estado andando con el Señor como Él manda.

He aprendido que cuando andamos con Él, cuando vivimos en Su temor, cosas milagrosas ocurren, porque incluso a nuestros enemigos los hace estar en paz con nosotros.

Las leyes que Él ha establecido dicen claramente que uno cosechará de acuerdo a lo que haya sembrado. Y si bien por algún tiempo quedamos impunes, no hay que olvidar que todo tiene su hora, y a la hora de la cosecha, es cuando el mundo se nos viene encima.

En ese momento es cuando cuenta haber cultivado una relación cotidiana de amor y obediencia al Señor.

Que Dios nos sirve de muchas cosas es una verdad, pero no debemos confundirnos. Que Él nos sirva, no quiere decir que tenga la obligación de hacerlo.

Nosotros fuimos creados para servirlo a Él. ¿Lo estás haciendo?
|
This entry was posted on 11:43 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.